domingo, 1 de abril de 2012

HISTORIA DEL CÍRCULO ITALIANO DE VILLA REGINA.



En sus comienzos empezó como la F.A.I.,Forza, Amore e lntelletto, el 5 de diciembre de 1926. En agosto de 1939 los socios decidieron llamar a la Institución “Círculo Italiano”.

El 5 de diciembre de 1926 surge LA F.A.I. “FORZA, AMORE E INTELLETTO” con el fin de atender tres aspectos de la incipiente Colonia Regina como son: lo mutual, lo social y lo cultural.
Las primeras reuniones se efectuaron en un galpón de la C.I.A.C. (Compañía Italo Argentina de Colonización).

Fueron las primeras autoridades de LA F.A.I.
Presidente: Ing. Felipe Bonoli; Vice Presidente: Ing. Mario Bicchi; Secretario: Emilio Bignami; Secretario-Tesorero: Ferdinando Ferravante; Vocales: Héctor Grifoni, José Caporalini, Antonio Malnis, Rufino Gregori y Alejandro Fasulo. El Primer Cobrador de LA F.A.I. fue Francisco Vertúa.

“Era costumbre de los parroquianos reunirse después del trabajo para pasar un momento de solaz junto a los amigos, allí se conversaba, se jugaba a las cartas o a las bochas. Por eso el lugar se llamó “Dopolavoro” a partir de 1930, significando que se reunían después del trabajo. En agosto de 1939 los socios decidieron llamar a la Institución “Círculo Italiano”, desde entonces se comenzó a tramitar la Personería Jurídica.”
(página web Teatro Círculo Italiano).

HISTORIA DEL CÍRCULO ITALIANO DE VILLA REGINA.


EL REGINENSE  PROF. CARLOS SCHULMAISTER FUE ENTREVISTADO POR GUSTAVO F. FAGOTTI A COMIENZOS DE 2011.


“Quiero hablar de mis impresiones acerca del Círculo Italiano, en las décadas del 50 y del 60, pero sobre todo en la primera de éstas. Justamente el edificio del Círculo Italiano tenía muy pocos años de vida, los niños de los años 50 ignorábamos eso, “EL CINE” sólo nos pedía que entráramos cuando había función. Para los niños y adolescentes era el cine y el salón donde eventualmente se hicieran los bailes. Y para los mayores era la institución que los contenía y los representaba, surgida de la solidaridad y la comunidad de origen italiano, y era el regalo que le habían hecho a la ciudad y que se habían hecho a si mismos, encolumnados tras don Francisco Pietrini.
Fijáte la diferencia de las percepciones y las representaciones de cada sector etario. De modo que a lo largo del tiempo cada generación va creando sentidos nuevos, diversos, a veces sin conexión con los de los sucesivos pasados. Eso es normal, sucede así siempre, en todas partes. En todo caso, lo que yo evoco y siento en esta charla es posible que sea compartido con las personas de mi generación que vivieron en Villa Regina en aquellas décadas.

G. F: ¿Cuál fue para vos la importancia del Círculo Italiano por entonces?
El Círculo Italiano era el centro del centro de Villa Regina. Si bien el otro cine, el de don Luis Allemanni, funcionó todavía en la primera mitad de la década del 50, el cine por antonomasia era el del Círculo Italiano.
El conocimiento de lo universal llegaba a los habitantes, y especialmente a los niños y jóvenes, mediante la educación escolar, los libros, la radio y el cine. En aquel tiempo al cine iba todo el mundo, ricos y pobres, sobre todo los días sábado a la noche y el domingo. Muchas veces se daban tres funciones seguidas y gran parte de la población había ido al cine ese día. Los pibes nos conocíamos de la escuela, pero con los de las otras escuelas nos conocíamos en el cine, sobre todo con las pibas; allí averiguábamos sus nombres y apellidos y nos esmerábamos en echarles una mirada que fuera correspondida en su mensaje.
De modo que el cine, sobre todo la matinée, era recreación y zona de exploración vincular entre los adolescentes de ambos sexos. Ciertamente mucho más que lo que lo era la misa dominical de once en la iglesia parroquial con su clásica “vuelta del perro” posterior.
La Biblioteca Mariano Moreno era otra zona de contacto con el mundo, pero no era tan accesible, no iba allí todo el mundo ni mucho menos. En cambio, el cine brindaba recreación, diversión, paseos, desarrollaba nuestra imaginación, nuestras fantasías, las ilusiones para la vida pues la vida venía después… “cuando uno fuera grande”.
Entonces, muchos pibes y muchachos íbamos a ambos lugares y nos reconocíamos con vernos simplemente. Recuerdo que yo no me perdí nunca una matinée desde los 7 años, que fue cuando me dejaron ir solo o con los compañeros de mi barrio. Quizá me perdí un domingo, a lo mejor algún día en que me pusieron en penitencia, un domingo en diez años habrá sido… Es que el domingo era sagrado, los papás te daban las monedas para la entrada y para alguna golosina o un helado a la salida, y uno se ponía de pinta, salía, disfrutaba, ¡qué más se podía pedir!

G. F: ¿Era una actividad social?
Claro, de la clase más linda de actividad social, la que tiene que ver con lo más profundo de cada uno. Por ejemplo, con el deseo de saber cómo era el mundo. El cine reforzaba lo que uno leía en la Biblioteca Pública, las fantasías de las novelas, porque los pibes leíamos novelas… Desde los siete años yo leía una novela por semana, de esas grandes llamadas “universales”. Pero aquél que no leía novelas tenía en el cine la mejor vinculación con el mundo, porque el cine te daba imágenes que uno jamás podría haber imaginado, y uno buscaba secretamente que el mundo de las imágenes de fantasía estuviera representado en la vida real un poquitito. Era una manera de luchar contra aquella condena que pesaba especialmente a los que éramos hijos de trabajadores, y que tan dolorosamente nos recordaba el título de un libro del brasileño Erico Veríssimo: El mundo es ancho y ajeno.
El cine y los libros nos permitían soñar con libertad, evadiéndonos por un tiempo de la realidad. De modo que el momento de mayor felicidad de uno era ir al cine el domingo, y ya adolescente el sábado a la noche. Recuerdo haber venido en bicicleta desde el vivero de Rosauer, allá en la costa del Río, donde vivíamos por entonces cuando tenía diez años de edad, un día martes por la tarde, para ir a ver por la noche “Viaje al centro de la Tierra”, quedándome a dormir en lo de una tía. ¡Es que había leído la novela de Julio Verne! ¡Qué suerte que mis padres me lo permitieran, no?

G. F: ¿La habías leído antes y te la imaginabas así?
Había leído el libro sí. Pero no me la imaginaba así la película. ¡Pero fue sensacional! En esos años grandes novelas se llevaron al cine.
Otra veta que tuvo el Círculo Italiano fueron las obras de teatro y las estudiantinas que allí se realizaron. Recuerdo haber participado… creo que en el año 59… de una obra de teatro que hacía la escuela 52 y que se hizo en el cine. Recuerdo que era un leñador, tenía barba, me había hecho yo mismo el hacha, y llevaba un… un bigote grueso, tipo mostacho, y tenía que comer un sándwich de queso, y resulta que me iba comiendo el bigote junto con el sándwich mientras el público se moría de risa.
Me acuerdo… por los años 60, 61, haber visto una obra de teatro en la que participó Rudi Tonini, no se si él les ha contado, teñido el cabello de rubio, en fin… En esos años el salón siempre se llenaba. Hoy llenar el salón ya no tiene el… no representa un desafío, hoy un cine de cualquier ciudad se llena sin dificultad. En aquellas épocas, en cambio, el cine era altamente convocante, la cantidad de gente que iba a todos los espectáculos era impresionante. Y bueno, la vida para los chicos en la década del 50 era el transcurso entre un domingo y otro domingo, eso era la vida. El fin de semana no era el ocio, sino poder ir a ver las películas. ¡Había pibes que vivían en la zona céntrica y que uno hasta les tenía envidia porque podían ir a ver películas los días de semana! ¡Yo nunca jamás!, salvo que alguna vez fuéramos con papá y mamá, pero días de semana con la familia, no… era muy difícil. Y bueno, lo importante de la vida era la cuadra del Círculo Italiano, el cine, la confitería, el kiosco que estaba en el hall, que estuvo durante muchos años, durante muchas décadas lo tuvo la misma persona, un señor bajito, no recuerdo me parece que se llamaba Menconi, era todo una institución, lo mismo que si dijéramos en Villa Regina la figura de Pablo Melita, ese señor tan conocido que vendía lotería en las calles.
Además el cine era ediliciamente hermoso, se veía hermoso, los palcos, el poder visitarlos y mirar desde arriba, todo eso era accesible, uno podía ir a los palcos cuando era pibe. Generalmente, en cualquier otro lugar uno quiere ver algo, y no puede porque está cerrado. Pero uno sí podía recorrer los palcos y disfrutar y era una cosa extraordinaria. El cine del Círculo Italiano era muy importante, y el kiosco…

G. F: ¿Donde estaba el kiosco?
¿Viste donde está la confitería ahora?, ahí, hacia ese lado estaba el kiosquito, muy chiquitito. La boletería creo que sigue estando en el mismo lugar. El hall siempre iluminado, era una belleza.

G. F: ¿En que momento deja de ser tan convocante el cine?
Bueno, yo también viví la década del ´60 acá en Regina hasta que en el 68 me fui a La Plata, y prácticamente era lo mismo, los adolescentes iban al cine porque iban las chicas. Eso todavía seguía en la década del 60, a la mañana, la vuelta del perro en la plaza porque casi todos los de mi generación íbamos a misa ya que habíamos sido criados en el catolicismo. Y a la tarde el lugar de cita era el cine y eventualmente la confitería del Círculo, que estaba al lado del cine, donde ahora hay un Banco. Creo que no hubo muchos cambios en la década del 60, creo que las cosas deben haber cambiado en los 70.

G. F: Cuando volviste… ¿notaste cambios?
Sí, pero ahí se me pierden los recuerdos porque había tenido otras experiencias. Yo venía dos veces al año acá, no más. No sé… probablemente porque las percepciones son subjetivas quienes continuaron acá tal vez no registren variaciones. Uno –digamos-tiende a una visión sintetizadora, digamos. Pero te digo, toda la institución era importantísima. Para colmo Regina no tenía, aparte del Club Regina y del Círculo, otras instituciones que abrieran el abanico del consumo. Sí las tenía General Roca, donde se podía ir a lugares bailables, por ejemplo, porque era una ciudad un poco más grande que Regina por entonces, pero con mucha actividad comercial.

G. F: ¿Te acordás de los bailes de fin de año?
Sí, en la década del 60, los bailes de carnaval. Sí, en el Museo Comunitario recopilé información y recuperé fotografías de los años 40 y 50 de aquellos bailes. En muchos relatos aparece que las orquestas salían de un Club y se pasaba al otro a cierta hora en los bailes de carnaval y en las fiestas de fin de año. Yo alcancé a ver en los 60 bailes de carnaval llenos de familias, cada una junto a su respectiva mesa, todos bailando y tirando serpentinas.

G. F: ¿Eran más frecuentes los bailes en el Club Regina que en el Círculo?
Yo creo que sí, ¡ojo…!, los bailes en el Círculo ya se hacían en las décadas del 30 y del 40 cuando no estaba el cine actual pero sí se pasaban películas, y bailes hacían los dos clubes prácticamente. Recuerdo que en el Club Regina en los años 64, 65 había unos bailes tremendos con unas orquestas buenísimas. Los bailes en esos años estaban asociados a las orquestas, fundamentalmente a la de Perego, que era una orquesta de estilo internacional, se llamaba Los Ángeles de Perego, que llegó a tener un animador al estilo de… había uno que imitaba a Jerry Louis, estoy hablando del año 1965.

G. F: Vos mencionaste que en la FAI hubo un tipo de actividades sociales parecidas a las del Círculo…
Sí, pero con anterioridad, en las décadas del 20, del 30 y del 40, sobre todo había reuniones, debe haber sido en la misma parte donde se pasaba cine, reuniones de chacareros, problemas.

G. F: ¿Vos creés que los valores que existieron en aquel momento, en la F.A.I. y la función que cumplió la F.A.I. después se proyectaron a lo que es la sede nueva del Círculo?
Sí, por supuesto!, el Círculo Italiano nace como prolongación de aquel viejo espíritu de cooperativismo y de asociativismo que tuvieron los italianos. El nexo ahí fue don Francisco Pietrini y por supuesto, en otras épocas… Yo leí unos trabajos de historia de la fruticultura donde digamos que hay como una bisagra en la parte productiva que seguro trae consecuencias, alrededor de 1966, con el tema del transporte de la fruta, que pasa del ferrocarril, que deja de ser hegemónico para pasar al transporte automotor. Esto implica, seguramente, segunda mitad de la década del 60, problemas demográficos, transformaciones, nueva gente, nuevas costumbres, migraciones internas…
Fijáte, el hecho de que aparezcan nuevas instituciones educativas, por ejemplo va a aparecer el magisterio en Villa Regina en el año 1965, cuando hasta entonces la única manera de estudiar para maestro era irse a General Roca.
Todavía a final de la década del 60 había acuerdo en reconocer que Regina era una sociedad con una fuerte impronta italiana. Hoy ya no podemos decir eso, hoy es un recuerdo la italianidad y su importancia, pero la mayoría de las personas desde la década del 80, lo he observado y lo he escrito en un artículo acerca de la cuestión demográfica que hace que ese conocimiento y esa impronta se pierda en Regina, sobre todo por el tema de los docentes que vinieron desde otras regiones a trabajar.

F: ¿Y ese cambio a partir de cuando lo notás?
Yo creo que se empieza a producir en los años ´70. Y en los 80´ ya está, ya no queda mucho de aquel espíritu. Quiero decir que no era hegemónico, porque yo no tomo como cosa muy determinante que queden personas vivas de los viejos inmigrantes, no me parece que sea tan determinante.
¿Sabés cuál es el tema? Que en los pueblos agrarios de cualquier lugar la gente que vive en las zonas urbanas de esos pueblos agrarios conoce muy bien el ciclo de la actividad productiva. En Argentina, en cualquier pueblo de la provincia de Buenos Aires dedicado al trigo cualquier persona, cualquiera sea su trabajo, sabe en qué momento se hace la cosecha, la siembra, la arada. En cambio aquí existe un divorcio cultural entre ambas zonas: la zona rural y el centro. Yo, como docente, lo he comprobado.
Tengo un trabajito publicado en una revista de España, de entrevistas de historia oral, donde planteo cómo se en estos pueblos se cosifica el recuerdo de lo que debería ser el alma de un pueblo, y queda congelado en el tiempo.
Yo no acepto, no comparto que cuando hablamos de la historia de Villa Regina tengamos que hablar constantemente de los italianos; primero, porque se comete una injusticia, ya que al comienzo no sólo hubo italianos, también hubo criollos y chilenos en abundancia; segundo, porque cuando uno festeja el cumpleaños de una sociedad está festejando ese momento, el de la fiesta de cumpleaños, que hoy vos cuando la familia festejó los diez años de vida del nene piensa qué lindo que está el nene, qué grande que está, ya no se rememora el pasado, la felicidad te la brinda el día del último cumpleaños y esa alma situada en el presente es la manera de que sea democrático el sentido, que sea accesible, democráticamente accesible la pertenencia al espacio cultural en el que uno vive, porque sino hemos…
Yo tuve una discusión una vez con una señora que me dice:
— “¿Y a Ud. porque se le dio por estudiar sobre estas cosas de Regina y hacer el Museo?
— Es que prácticamente nací acá, me concibieron acá, me llevaron a nacer a lo de una tía en la provincia de Buenos Aires y al mes estaba de vuelta, y aparte mi papá vino acá hace mucho tiempo.
— Pero ¿cuando vino su papá?
— Después de haber hecho el servicio militar, en el 42 o 43.
— ¡Aaaah… pero eso es muy tarde! ¡Los verdaderos somos nosotros!
Asombrado, pero siguiendo el juego a su pensamiento para mi gusto muy elitista le pregunté hasta qué fecha se consideraban “los verdaderos”.
— ¡Y… como máximo hasta el 35!”
¡Estábamos en 1996, y aquella dama aún vive! Ella es verdadera, yo soy falso. Ella pertenece a “los principales” (eso quiere decir implícitamente), yo a los “secundarios” o “terciarios”, o menos aún.
Fijáte que los historiadores se la pasan reciclando viejas memorias del pasado en lugar de avanzar hacia el presente. Hoy, esto ya no es más un lugar de italianidad. Esto es un lugar casi cosmopolita, pues no podemos decir que la italianidad es como el ser nacional de Villa Regina. Digamos que uno de los riesgos cuando se investiga algo es que nos dediquemos solamente a los orígenes y a congelarlo en el tiempo.
Hoy estamos en otro mundo, un mundo de globalización, en cambio antes uno se sentía local, además eras de Villa Regina no de la ciudad de Buenos Aires, en consecuencia el mundo era inaccesible prácticamente. Hoy no es así.

G. F: El hecho de que la Compañía Ítalo-Argentina de Colonización haya construido Villa Regina… ¿creés que la idea de los primeros privilegiados venga de ahí?
No, porque ella vino en el 24, a partir de una familia muy conocida. No… yo creo que… primero todos los pueblos de inmigrantes -sobre todo los latinos- han tenido… (los Españoles la han hecho sobre todo en 1810 pero los italianos los hicieron a fines del siglo 19), toda la inmigración italiana sea en cualquier lugar; Estados Unidos, New York o en Río de Janeiro, donde hay colonias de italianos, los que estuvieron en Chile, los que vinieron al Brasil, todos pueblos de italianos, tienen más o menos, por haber venido de sectores sociales que tenían una sola actividad, que era la actividad campesina, todos los folklores son prácticamente iguales y su manera de inserción y de mantenimiento de… digamos, su subcultura italiana dentro de la cultura que los contiene es prácticamente igual en todas partes.
Entonces, yo creo que tiene que ver con un montón de cosas, con el tipo de status social que tiene el inmigrante, con el tipo de formación religiosa, con los valores de las épocas. Por ejemplo, la nieta de Don Felipe Bonoli, la historiadora que vino acá a ver el Museo, allá por el 92, me decía “pero ustedes tienen una imagen, de la vida actual en Italia que ya no existe, ese espíritu de ayuda que se revela en los primeros inmigrantes en Argentina, eso ya no existe allá, hoy es muy individualista el italiano”, y me decía “acá hay muchas veces que van los familiares: nieto, bisnietos que van a ver o a conocer a sus parientes, pero nosotros allá estamos trabajando todo el día, les decimos, toma las llaves del auto, hace lo que quieras pero no le damos bolilla, solo el fin de semana nos podemos poner a charlar”.
Nosotros seguimos porque como criollos, y como latinos también nos hemos quedado anclados en nuestro sentimentalismo, que es un poco mezcla. El criollo tenía ese sentimentalismo, el criollo no era extrovertido, el Martín Fierro revela un hombre que se mira para adentro, que siente mucho, que sufre, en cambio el italiano es expansivo, extrovertido. Entonces se generó una mezcla más sentimental que es muy grata por motivos de felicidad, pero muy dolorosa cuando es motivo de infelicidad. Pero, esto ya se ha transformado.
Entonces, una cuestión importante a esclarecer de entrada es si estamos evocando los primeros tiempos del Círculo Italiano o abrimos un camino y proyectamos esta institución a una sociedad diferente que nos aguarda como desafío. Esto sería un punto de vista que no nos deje congelados en lo clásico, porque fijáte que lo que se hace es lo mismo de siempre, lo que se hace es reciclar información….
A mí me parece que se tendría que registrar y difundir lo actual. Hoy el Círculo Italiano es promotor de muchas actividades: cursos de italiano, viajes, contactos con la Madre Patria. Todo esto es lo moderno que me parece que también lo tienen que ver, no? Porque hay que festejar lo rozagante que está el Círculo hoy, y si lo querés ver como una criatura velo, lo que te debe hacer pensar que tiene un gran futuro por delante, pero velo hoy como está. Lo actual, más allá de los problemas que hubieran existido, está representando que se mantuvo a flote la institución y sobre todo, me parece a mi, lo más interesante de cualquier institución en este mundo actual es que sea cada vez más accesible, que no sea de una colectividad cerrada, exclusiva o elitista, cosa que por cierto, jamás lo fue.

G. F: El hecho de la denominación de Círculo ¿No es como una cuestión de exclusividad?
No, es lo mismo que decir la Alianza Francesa. Es así como se formaron, es la designación que históricamente se le dio al asociativismo de los inmigrantes. Un círculo es lo mismo que decir un grupo, una comunidad de italianos me parece que no encierra connotaciones sectarias; me parece que es una manera de decir la sociedad italiana o algo así.

G. F: Pero el hecho que vos le das de sociedad italiana…
Si pero por la historia, porque todo fue promovido para traer esto, llega acá pero los círculos italianos ya estaban en todas partes del mundo, a eso voy, no encierra para mí un objeto de discusión eso, no, ¡para nada!, me parece buenísimo mantener esa designación que recuerda las raíces.
No, si bien círculo es una cosa que marca un interior y un exterior, no encierra connotaciones de exclusividad ni de exclusión.

G. F: Vos mencionabas que la sociedad de Regina había cambiado y que por distintas razones no había o no hay sólo italianos, ¿la diversidad en el componente social es la que genera un problema en la capacidad del círculo para convocar gente?
Primero, no tengo conocimiento de que la institución está subutilizada, subdisfrutada digamos, tampoco creo que así sea. Puede haber, seguramente las hay, razones de tipo financiero, pero esto es un problema propio de la mayoría de las instituciones y de la gestión institucional.
No creo que tenga que ver con la institución como institución italiana o de origen italiano, no creo que sea por eso, para nada. Es común a todas las instituciones, pero también quiero decir que los problemas de las instituciones no son nunca problemas sólo de los que dirigen la institución. Una institución está en una sociedad y la sociedad tiene estímulos y acciones e inducciones de… muchas fuerzas motrices de la sociedad, como pueden ser el empresariado, el gobierno, el estado, la propia demanda de la población, entonces todo es muy dinámico.
Ahora bien, ¿por qué suele decirse que está subutilizada una institución? Y, puede ser porque ha tenido días de gloria, entonces uno recuerda y compara; mira lo que era antes y lo que es hoy y está medio parado, medio frenado, (¡ojo, estoy haciendo suposiciones porque no conozco la situación!), o porque dicen ¡mirá qué tremendo edificio, las cosas que se podrían hacer allí!
Claro, si vas a Manaos (Brasil) donde en plena selva se hizo en 1860 un teatro como los que había en Europa y ves hoy cómo está Manaos ves que ha crecido, pero no tiene el boato que tuvo en el siglo 19. Entonces, cuando vos decís mirá, tenemos el mejor salón, con una acústica impresionante acá y por eso han venido grandes artistas!
¡Qué le vamos a hacer al pasado! ¿Culparlo por sus buenos momentos? ¡No! Todas las cosas que nacen con una identificación local confluyen después a lo total y nosotros debemos pensar que hoy el Círculo Italiano ya no es propiedad de los italianos, es propiedad de los argentinos, es propiedad de todo el mundo.
Si uno está planteando la superación de los nacionalismos estúpidos y las fronteras incomprensibles, y la accesibilidad universal a todos los gozos y derechos, bueno, tenemos que pensar, todos debemos estar comprometidos en salvar las instituciones o ayudar a esos propósitos para que las instituciones se puedan dedicar a la gestión cultural a nivel provincial, nacional y hasta internacional.
Es muy importante estudiar las causas de las indiferencias o los rechazos, a veces existe el rechazo. Hay quienes no quieren tal expresión artística porque suponen que es expresión burguesa y dicen “acá no hace falta”. Hoy todo se puede estudiar y es útil. En los años 90 los estudios culturales han permitido descubrir maneras de llegar a los diversos públicos aun existiendo dificultades y obstáculos.
Yo no creo en… yo no creo que a la institución Círculo Italiano la podemos responsabilizar de ningún tipo de rémora en lo sociocultural. Antes bien, ¡todo lo contrario! Ni que podamos responsabilizar a determinada camada dirigencial, o al hecho de que estuvieran Fulano, Mengano, Zutano o Perengano de Presidentes de la Comisión Directiva, porque en la vida las personas no hacen lo que quieren sino lo que pueden, y las sociedades marchan no de acuerdo a lo que quieren sino a lo que pueden.
Entonces, me parece que siempre hay que rescatar lo positivo y proyectar siempre, siempre mirar para adelante, no quedarnos congelados en la acción benefactora de doña Benedetta Cipolletti, la creadora de la F.A.I., al margen de lo importante que fuera esta bella mujer. Pero lo importante no son los hombres que han vivido, importantes son los hombres que están vivos. Cualquiera de los que estén vivos hoy es más importante que los que ya han muerto, tan sólo porque está viviendo, porque es protagonista y testigo de la vida.

G. F: ¿Porque construyeron un teatro así?
¡Vaya uno a saber! En 1926 los italianos ya representaban obras de teatro; luego lo siguieron haciendo en la FAI, generalmente la llamada comedia ligera, muy del gusto de los italianos. Pero concretamente, ¿por qué semejante obra, no? Tiene mucho que ver el espíritu de aquellos italianos de Villa Regina, especialmente la personalidad y el espíritu de don Francisco Pietrini.

G. F: La funcionalidad de la agencia consular, la escuela Dante Alighieri… ¿Crees que marcaron una diferencia respecto de otras instituciones?
No te sabría decir porque desconozco, no estuve, nunca fui hombre de Club, pero yo creo que… vos me estás hablando desde la F.A.I. en adelante o desde que se inaugura el Círculo?

G. F: Desde que está la sede nueva.
En una mirada retrospectiva creo que la institución tiene aún una fuerte relación con los hijos y nietos de italianos, que sin embargo se va diluyendo de a poco porque hoy ya se encuentra una cuarta generación de descendientes de italianos y éstos ya ni siquiera hacen trabajos de chacareros, se dedican a otras cosas. Yo me acuerdo que en la década del 70 estaban los alpinos; bueno, claro los alpinos eran un grupo que los días domingos tenían una bandita y se ponían sus trajes y sus sombreritos, años 62, 63. Los alpinos tenían que ver con los recuerdos del norte de Italia y todavía existía una cierta cercanía con la Segunda Guerra Mundial, vos te encontrabas con personas que habían vivido la guerra y existía un espíritu de confraternidad en las personas, aunque más no sea en la evocación de los orígenes, sin embargo la organización de las colectividades es algo que vino después, en la década del 80.
A lo mejor… lo que la institución ha hecho es lo que naturalmente se esperaba de ella, los que estaban iban en definitiva a gestionar. El Club Regina, por ejemplo, yo sé que los criollos iban más al Club Regina, ahora es natural, porque en general todos han venido de abajo, acá no venían ingenieros recibidos en Italia, todos vinieron de abajo y algunos tuvieron más suerte y algunos tuvieron menos escrúpulos y se formó una jerarquía social. Esta jerarquía social –si existen quienes crean que la integran- lo que tiene de lamentable es que –aclaro que no tiene nada que ver con la institución Círculo Italiano- no tenga memoria, porque cuando ellos llegaron, todos vinieron con una mano adelante y otra atrás, igual que los chilenos que estaban acá trabajando en las cuadrillas para abrir canales y los italianos que habían sido campesinos allá, sin ser propietarios, en el lapso del 25 que fue la entrega del agua acá, al 31, pero en 6 años ya se había formado una pequeña burguesía de italianos que se imponía sobre el resto de los italianos y productores, al punto que algunos de ellos no se portaron muy bien con sus paisanos… se habían convertido en una pequeña burguesía bastante sólida en el tiempo, pero y fijáte vos, los descendientes de aquellos que fueron peones de chacra o los chilenos que trabajaron con la CIAC lo más que pasaron a ser, no se convirtieron en burguesía como ciertas familias italianas; a lo sumo fueron pequeña burguesía de empleados municipales, docentes, pequeños comerciantes provenientes de la colectividad chilena.

G. F: Fue escasa la movilidad social de ese momento…
Claro… seguramente, es lo que pasa, las cuestiones económicas, es decir el nivel económico de la sociedad determina la conciencia según dicen los marxistas… Pareciera ser que el pensamiento cambia y las fundamentaciones culturales cambian en la medida que te vaya económicamente bien… por eso a mi me parece, si vos me dijeras que los que llegaron a Regina trajeron capital, pero no, todo lo han hecho desde abajo, transpirando la camiseta, me parece muy honroso, todo lo hicieron con trabajo extraordinario. Con gran solidaridad, que más tarde se pierde.
Entonces, lo que uno puede lamentar o quizá reprochar, pero no por ser nativo, sino con valor para cualquier sociedad de inmigrantes es que se pierda la memoria, una cosa es que te vaya bien y prosperen y me parece muy bien, pero a mi me parece que lo que no existió aquí es una integración a lo argentino en gran medida, que se veía en la resistencia a nacionalizarse, algunos viejos italianos te decían “mi Patria” refiriéndose a Italia, otros decían “no, ésta es mi segunda Patria”, como que la miraban de afuera y ellos hablaban sobre los problemas de Argentina, que eran bastantes. Son los problemas de Argentina bastante pesados, porque Argentina es como aquella persona que se va a confesar todos los domingos y ha caído siempre en el mismo pozo y el italiano lo mira de afuera y el descendiente de italiano y el que prospera lo mira desde afuera.
Es casi como decir “yo he prosperado por mi mismo y no le debo nada a los demás” y más allá del esfuerzo o de la suerte que pueda tener cada uno en forma individual, nadie se realiza en una sociedad que no se realiza en conjunto. Entonces cuando yo hice el Museo Comunitario dije “el museo es de todos” e intenté hablar con los españoles, pero ellos no tenían colectividad organizada. Con los chilenos también hablé mucho tiempo, hablé bastante, me acuerdo lo que me dijo un asesor de cultura chileno que vino a Regina: “lo que pasa es que mis compatriotas tienen muy poca autoestima” y bueno efectivamente el argentino es arrogante en cualquier lugar del mundo donde vaya, pero nosotros debemos tratar de que la vida institucional, la vida pública, más allá de que el individualismo existe y existirá y que hasta cierto grado creo que es necesario una dosis de individualismo, no creo en el colectivismo matando al individuo, pero debemos tender a la integración.
Las instituciones tienen que dejar de tener el corazón puesto en el pasado, las instituciones representan potencialmente las mejores sinergias de una sociedad, hay instituciones jodidas como las de los milicos, esas cosas de los grupos sectarios, pero las instituciones deben ser incluyentes y mirar hacia adelante.
Tenemos una pasado que nos desafía no a rendirle homenajes ni culto, ni a crear un esencialismo, lo mismo que sucede con el tema de la Patria… la Patria no es ni el territorio, ni las vacas, ni la bandera, la patria es el prójimo, son los que nos rodean hoy, ¡cómo vas a amar a la patria y vas a dejar que se mueran de hambre tus compatriotas!
Entonces, lo que a mi me parece que hay que hacer con las instituciones es potenciarlas incluso instituciones que están podridas y corrompidas a nivel nacional no hay que cerrarlas, hay que regenerarlas porque la institución tiene sinergias acumuladas, entonces, es lo mismo que… vos no podés ampliar la torta de la producción si destruís el capital, porque el estado se tiene que convertir en capitalista estatal y sabés cómo le ha ido, este… me parece que hay que apoyar a las instituciones y hay que pensar y saber hacer una lectura de las necesidades sociales de cada momento, por eso los que están en las instituciones del sector cultural deben anticiparse al futuro, el gestor cultural es un tipo que desarrolla su gestión hacia delante.

G. F: tiene que ver con una idea de difusión y de comunicación a futuro…
Claro que sí, a mí me parece muy bien, es muy interesante, al mismo tiempo habrá algún propósito adicional para los que están movilizando esto que es fortalecer a la misma institución de la que estamos haciéndole la radiografía, pero la cuestión es proyectarla, a mí me parece muy bien. Yo te digo… balancearía todos los momentos desde que se forma la asociación, porque incluso la existencia del mismo edificio del Círculo, es un momento más desde la formación de la FAI, está en una trayectoria, en un proceso.

G. F: es la relación que encontramos…
Sí, por supuesto, ésas son las raíces y para disfrutar los frutos del presente a nosotros nos toca la posibilidad de la participación, el derecho y la obligación moral de la participación de las sociedades, pero también es el hecho de sembrar para el futuro, lo que planteamos es la sustentabilidad de las instituciones. Más allá de la idea de creación de contenidos culturales es importante fortalecer esta institución.”

Publicado en EL ANSIA PERPETUA EL BLOG DE CARLOS SCHULMAISTER, 7-I-2012.

* Carlos Schulmaister: Prof. de historia. Director Normalizador en Instituto de Formación Docente Continua de Villa Regina. desde el 9 de agosto de 1989 al 26 de marzo de 1990; Director fundador del Museo Comunitario de Villa Regina, desde marzo de 1992 a diciembre de 2000; Director Municipal de Cultura, desde dic. 1987 a dic. 1990; Secretario de Planificación Docente de la Escuela de Cinematografía. Escuela de Bellas Artes (UNLP). Año 1973-1974.

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