viernes, 16 de agosto de 2013

Mis Memorias de Ver los Primeros Pasos del Hombre en la Luna - Recuerdos del Reginense Miguel San Martin.

BUENO.... QUIEN ENCUENTRA "UNA PERLA" SE ADUEÑA....
ME "ADUEÑO" DE ESTAS MEMORIAS DEL APRECIADO Y QUERIDO MIGUELITO SAN MARTIN REGINENSE Y LO COMPARTO CON LOS LECTORES DE ¡BIEN DE REGINA!
Me acuerdo que era de noche, muy tarde, cuando Mamá, Papá, mi hermana Cristina y yo nos sentamos frente al televisor, en el departamento de mi familia en Buenos Aires en la calle Arenales, para ver a la humanidad hacer historia. Era el 20 de Julio de 1969, yo tenía 10 años, y en pocos minutos íbamos a ver a Neil Armstrong y a Buzz Aldrin caminar en la Luna.
Footprint
Credit: NASA
La transmisión del evento en sí misma era un milagro de la tecnología moderna, y no me estoy refiriendo sólo a la transmisión desde la Luna sino también a la transmisión desde los Estados Unidos. Hoy es rutina, pero en esos días la frase “Vía Satélite” era exaltada en la pantalla del televisor y el efecto te hacía palpitar el corazoncito un poco más a medida que se te achicaba el mundo y se te abría al mismo tiempo. Los grandes acontecimientos mundiales eran transmitidos en vivo gracias a esa tecnología que nos traía la nueva era espacial. El problema es que el enlace televisivo no siempre funcionaba y más de una vez te quedabas sin poder participar del gran evento global.  Esa noche la transmisión sería una de las tantas variables en juego, que por suerte cooperó exitosamente para brindarnos uno de los momentos más inolvidables en nuestras vidas.
Los contrastes presentes en ese comedor de diario eran típicos de lo que vivíamos en el medio de ese siglo vertiginoso que fuera el siglo 20. Mi padre, nacido en el año 1911, había seguido en 1923 la pelea de Firpo vs. Dempsey en New York, por medio de una radio a galena (una radio muy primitiva que usaba un cristal y un filamento como diodo demodulador:http://es.wikipedia.org/wiki/Radio_a_galena ) que él mismo había construido con su hermano; en ese momento la única radio en su barrio en Lima, provincia de Buenos Aires! Las llamadas telefónicas a larga distancia se tenían que pedir por anticipado y luego de decirte “la demora,” la operadora te llamaba varias horas después para establecer la comunicación. Mi madre no hacía mucho que cocinaba en el horno a kerosén en la chacra que tenía la familia en Río Negro. Pero el futuro se nos venía encima, y para jóvenes de todo el mundo se nos abría un mundo de posibilidades, aspiraciones, y esperanzas.  
Las imágenes en blanco y negro (si hubieran sido en color igual no hubiera importado, porque la televisión en color no llegaría a la Argentina hasta el mundial de 1978) en la TV no eran muy nítidas, algo no muy sorprendente dada su procedencia. Pero en ellas podíamos distinguir la escalerilla por la cual un miembro de nuestra especie estaba por desembarcar en un nuevo mundo. Me acuerdo haberme preguntado como habían logrado poner una cámara de televisión con esa perspectiva. Me enteré luego de que la cámara estaba montada en el exterior del Módulo Lunar, en un compartimiento desplegable que Neil Armstrong abrió desde el porche del vehículo con el tirar de una manija (http://www.hq.nasa.gov/office/pao/History/alsj/a11/ap11-S69-31575.jpg  http://www.myspacemuseum.com/mesa.htm). Por suerte la NASA tenía muy claro que un momento come ése merecía ser documentado para la posteridad lo mejor posible (los “Apollo nerds” como yo pueden leer más detalles sobre las cámaras de TV que se utilizaron en:http://www.hq.nasa.gov/alsj/ApolloTV-Acrobat7.pdf ).
Con nuestras narices pegadas al televisor y el corazón en la boca finalmente pudimos discernir la silueta de Neil bajando la escalerilla. La verdad es que no me acuerdo los detalles del audio que acompañaba las imágenes. Si sólo era la comunicación entre Neil y Houston Control entonces seguro que no entendía nada, porque mi cerebro todavía estaba peleado con la lengua inglesa, la cual me llevaría años conquistar.
De lo que sí me acuerdo es de mi terror cuando claramente noté que Neil tuvo que pegar un salto enorme desde el último escalón de la escalerilla al suelo lunar (en realidad sobre la plataforma circular en la pata del Modular Lunar). Mi terror instintivo se basaba en la incógnita de si Niel iba a poder treparse a la escalera nuevamente con un primer escalón tan alto y trajes espaciales que impedían mucha agilidad. Quién diseñó ésto? Qué ridículo sería si fallaban en un detalle tan simple! Por supuesto estos pensamientos eran más que nada sensaciones instantáneas que rápidamente fueron calmadas cuando Neil, preocupado por lo mismo, decidió pegar un gran salto para treparse exitosamente de nuevo a la escalerilla y así probar que no iba a ser turista permanente de la Luna. Qué alivio!
Mi instinto de ingeniero grabó en mi memoria ese pequeño detalle de la primeros pasos del hombre en la Luna. Luego me enteré de que los pormenores de lo acontecido estaban claramente presentes en el diálogo de Neil con Houston Control, que se puede revivir en:http://www.youtube.com/watch?v=CtwSgvstl8c. Horas antes, el alunizaje había sido tan suave que los amortiguadores en las patas del Módulo Lunar se comprimieron mucho menos que lo esperado, dejando así una distancia de más de un metro de alto entre el último escalón y el suelo lunar! En el video, después de comprobar que podía retornar de donde vino, se puede escuchar a Neil describir calmadamente la situación con la escalerilla como “adecuada”! (Esta frialdad y control del primer hombre en la luna fue una constante en su legendaria carrera, lo cual seguramente influenció su selección para tan importante misión).
Minutos después, Neil finalmente daría su primer paso sobre el suelo lunar propio pronunciando la famosa frase: “Un pequeño paso para un hombre, un paso gigante para la humanidad”.  El silencio esa noche en ese comedor de diario era casi absoluto; una mezcla de alegría y emoción ataba un nudo en nuestras gargantas.
Posteriormente, seguimos atentamente primero a Buzz Aldrin bajar por la escalerilla y hacer pie en suelo lunar, luego a los astronautas izar la bandera de los Estados Unidos y juntar muestras lunares para traer a la Tierra. Como en una escena de ciencia ficción se veían las siluetas casi fantasma de los astronautas moverse con gran facilidad de un lado al otro. La sensación de que lo que estábamos presenciando en esa pantalla estaba siendo visto por millones de personas de todas las culturas y credos, y de todos los rincones del mundo, se hacía presente en cada instante y nos unía, al menos por un breve lapso de tiempo, en una sola humanidad, y nos daba infinitas esperanzas.
Lamentablemente no pude encontrar ninguna grabación de la televisión argentina de esa noche.  Pero si encontré estas escenas del documental “For All Mankind”que muestra lo que aconteció esa noche con gran detalle: http://www.youtube.com/watch?v=QMSJI45xE6g
Ya terminada la transmisión en la madrugada del lunes 21 de Julio, nos fuimos a dormir cada uno cambiado un poquito en forma diferente por lo que acabábamos de ser testigos. Para mis padres, lo acontecido tal vez representaba aún otro de los eventos y avances dramáticos del siglo 20 que ya les había tocado presenciar entre guerras mundiales, avances en las comunicaciones, medicina, y transporte.
Para mí, lo vivido en las horas previas encendió una llamita, que ardería aún más fuerte con la llegada a Marte del Viking en el 1976, y que a la larga me llevaría a otras tierras en el intento de ser parte de ese futuro y de esa promesa que el Apollo puso a nuestro alcance.
Foto en el histórico Centro de Control del Apollo en Houston.

1 comentario:

  1. Edith Bruck de San Martin16 de agosto de 2013, 16:21

    Gracias Guillermo por publicarlo, sabia de antemano que esta "perlita" seria mas que apreciada y valorada.
    Se lo reenvio a Miguel, que ya esta lagrimeando de emoción de solo pensar que pisara su querida Villa Regina cuando se asomen las flores de los durazneros.

    Un abrazo
    Edith Bruck de San Martin

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