domingo, 20 de enero de 2013

VILLA REGINA: "LA PRIMERA DE LAS CIUDADES DEL DUCE" por PANTALEONE SERGI.


VILLA REGINA: "LA PRIMERA DE LAS CIUDADES DEL DUCE"
por PANTALEONE SERGI(*)


En 1930, durante una conferencia sobre los italianos en la Argentina, celebrada en Potenza (Basilicata), donde fue como Prefecto, el periodista Ottavio Dinale, un ex sindicalista revolucionario amigo, místico de la revolución fascista y viejo camarada de Benito Mussolini, reivindicó ser uno de los fundadores de la colonia agrícola y de la ciudad de Villa Regina, y se atribuyó el haber completado una «difícil misión» que le confiara el gobierno, gracias «a los fuertes corazones y rígidos músculos italianos que han hecho muy fértil la que fuera una inmensa y abandonada pampa».  En esa ocasión, para ratificar sus palabras, el Prefecto hizo proyectar una película para celebrar «los logros de la mano de obra italiana».

Lo cierto –sobre la base de documentos hasta ahora inéditos encontrados en el “Fondo Dinale” del Archivo de la Fundación Ugo Spirito en Roma– es que Dinale desempeñó un rol, documentado, activo y decisivo, ya sea en el desarrollo del llamado «Proyecto Río Negro» junto con el Ing. Filippo Bonoli, como en los proyectos preliminares italianos que condujeron a la Constitución de la CIAC y, en consecuencia, a la fundación de la Colonia Regina Pacini de Alvear. Dinale implicó a Mussolini y a su gobierno en el emprendimiento y colaboró, sobre todo en la provincia de Treviso, también en el reclutamiento de familias de colonos que se trasladaron a la Patagonia y que fueron beneficiados con un terreno para poder trabajar, del cual se convertirían en propietarios luego de tribulaciones, sacrificios, diversas dificultades y grandes batallas.

Si Felipe Bonoli fue considerado el «demiurgo genial» de la fundación de la colonia, «única por sus resultados en el país», como lo sostuvo la legisladora Olga Ena Massaccesi en su discurso en el parlamento de la Provincia de Río Negro en la Sesión Ordinaria del 2 de noviembre de 1993, Dinale puede ser ciertamente señalado como el co-fundador, el «organizador oculto» (pero no tanto) que se esmeró para hacer factible el asentamiento, mediante respaldos financieros y una emigración planificada.

¿Cómo y por qué Dinale eligió el Alto Valle del Río Negro para instalar colonias de inmigrantes italianos? En octubre de 1922, pocos días antes de la Marcha sobre Roma, había partido rumbo a América del Sur como delegado del Partido Nacional Fascista y, como él mismo escribió, también «en busca de fortuna». Una vez que Mussolini se convirtió en primer ministro, Dinale no se limitó a hacer una «limpieza» entre los fascistas de Buenos Aires. Previendo un beneficio personal, dedicó mucho tiempo para desarrollar diferentes programas de colonización «planificada». Especulaciones y política, por otra parte, no eran términos conflictivos durante el primer período de Mussolini en el poder. Dinale, en efecto, viajó a lo largo y a lo ancho de las provincias argentinas y sostuvo que el fenómeno de la emigración debería haber sido «regulado y tratado con normas organizativas, capitalistas e industriales» de manera opuesta a la que hasta entonces se había registrado en Italia.

Como documenta una investigación histórica realizada por quien escribe y titulada “Un modelo fascista de emigración italiana en Argentina. Así nació Villa Regina, en Alto Valle de Río Negro”, en el último número de la revista académica “Estudios Migratorios Latinoamericanos” de Buenos Aires dirigida por Roberto Benencia y Alejandro Fernández, la Colonia Regina fue, en efecto, la primera colonización italiana artificial, además «la página más hermosa de colonización» para alguien que, en ese alejado valle «a 7000 millas de la Madre Italia», veía las más fértiles tierras italianas. Ese alguien era Dinale, que en algunos reportajes sobre el Valle superior del Río Negro publicados en el «Popolo d'Italia», el diario fundado por Benito Mussolini y entonces dirigido por su hermano Arnaldo, estuvo encantado por esta región que le pareció «con la emocionante perspectiva del paisaje italiano», una tierra «maravillosa» que tenía en el agua «el secreto de la fertilidad».


Cuatro meses después de su llegada a Argentina, Dinale envió un informe al gobierno de Roma sobre las condiciones que presentaba el suelo argentino para las corrientes migratorias italianas, de lo que le dio una copia al Ing. Bonoli, a quien había encontrado en circunstancias fortuitas y que, «por su fe e idoneidad», se convertiría en su socio en la empresa. El acuerdo entre los dos fue inmediato. Se necesitaban mutuamente. Bonoli no escatimó ni en alabanzas ni en elogios hacia Dinale. El entusiasmo demostrado por Dinale se fortaleció con la concreción técnico-económica de Bonoli que ya proyectaba colonias en el norte de la Patagonia. Los dos estuvieron «totalmente de acuerdo en que el lugar ideal en donde encaminar una intensa colonización italiana es por el momento, el valle del Río Negro, para luego seguir los cursos de los ríos Limay y Neuquén, hasta llegar a la Suiza Argentina, los hermosos lagos que señalan el límite con Chile». Esas tierras habían sido valorizadas por una vasta obra de regulación de las aguas de diferentes ríos, con un proyecto hidráulico desarrollado del suegro de Bonoli, el ingeniero italiano César Cipolletti, por encargo del gobierno argentino.

Con el primer regreso de Dinale a Italia, en mayo de 1923, el experimento de emigración organizada se perfila en sus principios básicos, que han hecho del mismo un caso digno de atención ya desde la inmediatez de su aplicación. Una vez en Italia, tuvo reuniones y contactos al más alto nivel con el fin de llevar a cabo el proyecto. A principios del verano italiano fue recibido por Mussolini y en aquella ocasión Dinale se detuvo en los proyectos de migración organizada, en los cuales el mismo Mussolini estaba interesado. Discutieron sobre el proyecto de emigración y Mussolini, teniendo en cuenta que era «el primer experimento de una colonización organizada con criterios sociales modernos», aseguró que el gobierno se haría cargo de que el ejemplo fuese «seguido en otras realizaciones», y que se habría ocupado de eso él personalmente.


Obtenido el apoyo del Jefe de Gobierno italiano, Dinale trabajó realmente «con fe y perseverancia» con el objetivo final de plantar «la bandera de la gran Patria Italiana» en la nueva colonia pensada en el Alto Valle del Río Negro. A través de los documentos conservados, se revela evidente su gran esfuerzo para hacer de modo que el proyecto fuese apoyado oficialmente por el gobierno fascista, y así encontrar los medios financieros para llevarlo a buen término. «Ya, mi gran amigo, el primer ministro –escribió Dinale al Director del INCILE, el Instituto Italiano para la Colonización y las empresas de trabajo en el extranjero, usando el nombre de Mussolini como llave maestra– se ha interesado en este proyecto y también en presencia del Excmo. De Michelis me declaró su firme voluntad para que este proyecto se lleve a cabo tan pronto como sea posible, porque como ya he tenido que repetir a Su Excelencia el Presidente, será muy positivo para el Gobierno Nacional haber impulsado eficazmente la solución al problema de la inmigración en la Argentina». Nació el ICLE, fue modelado para responder al menos en lo inmediato, a las necesidades del «Proyecto Río Negro», que favoreció las inversiones italianas en el extranjero. Y, con operación financiera evidentemente manejada desde Italia por la Banca Comerciale Italiana, se formó el consorcio bancario que, junto a empresas navieras  y «destacados» comerciantes e industriales de la comunidad italiana en la Argentina, fue fundada la CIAC. El primer experimento italiano de inmigración artificial estaba en marcha como Dinale lo había diseñado, construido y apoyado también con el Duce.

El resto se conoce. Villa Regina, por ende, fue una ciudad italiana. La estructura de «ciudad de fundación», la construcción de los edificios y el crecimiento del centro urbano se produjeron con características típicamente italianas como habían imaginado Dinale y Bonoli.

La colonia querida por el propio  Mussolini, representó el primer experimento fascista de «emigración planificada», un modelo que posteriormente, por las cambiantes condiciones políticas internacionales y las opciones del gobierno fascista en términos de emigración tendiente a utilizar hasta el último metro cuadrado del territorio nacional, se exportaría a las colonias italianas de Tripolitania, Cirenaica y de África Oriental, donde surgieron 25 nuevos pueblos compuestos por familias de colonos italianos, y a las nuevas ciudades fundadas en Italia por voluntad de Mussolini. En este sentido, Villa Regina se puede considerar la primera de las «Ciudades del Duce».


(*)PANTALEONE SERGI, durante muchos años enviado especial del diario italiano "La Repubblica", docente de “Historia del periodismo” en la Universidad de Calabria donde preside el ICSAIC-Centro de Investigación sobre Migraciones, se ocupa de historia de la migración italiana en America del Sur. Escribió, entre otras, Stampa migrante (2010), Destino Uruguay (2011) y, recién, "Patria di carta", patria de papel, sobre el más grande diario colonial y el periodismo italiano en Argentina.

Fuente de información: Artículo publicado en el Suplemento 88° Aniversario de Villa Regina del periódico "LA COMUNA DE VILLA REGINA", edición Nro 467 que corresponde a la semana del 7 al 13 de noviembre de 2012, páginas 4 y 5.

¡BIEN DE REGINA! AGRADECE AL DIRECTOR-EDITOR DE "LA COMUNA DE VILLA REGINA": NICOLÁS MUÑOZ Y WALTER VENTURA DEL CÍRCULO ITALIANO DE VILLA REGINA POR SU APORTE VALIOSO QUE HICIERON POSIBLE LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO DE PATALEONI SERGI.

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