VILLA REGINA: "LA PRIMERA DE LAS CIUDADES DEL DUCE"
por PANTALEONE SERGI(*)
En 1930, durante
una conferencia sobre los italianos en la Argentina , celebrada en Potenza (Basilicata),
donde fue como Prefecto, el periodista Ottavio Dinale, un ex sindicalista
revolucionario amigo, místico de la revolución fascista y viejo camarada de
Benito Mussolini, reivindicó ser uno de los fundadores de la colonia agrícola y
de la ciudad de Villa Regina, y se atribuyó el haber completado una «difícil
misión» que le confiara el gobierno, gracias «a los fuertes corazones y rígidos
músculos italianos que han hecho muy fértil la que fuera una inmensa y
abandonada pampa». En esa ocasión, para
ratificar sus palabras, el Prefecto hizo proyectar una película para celebrar
«los logros de la mano de obra italiana».
Lo cierto –sobre
la base de documentos hasta ahora inéditos encontrados en el “Fondo Dinale” del
Archivo de la Fundación
Ugo Spirito en Roma– es que Dinale desempeñó un rol,
documentado, activo y decisivo, ya sea en el desarrollo del llamado «Proyecto
Río Negro» junto con el Ing. Filippo Bonoli, como en los proyectos preliminares
italianos que condujeron a la
Constitución de la
CIAC y, en consecuencia, a la fundación de la Colonia Regina
Pacini de Alvear. Dinale implicó a Mussolini y a su gobierno en el
emprendimiento y colaboró, sobre todo en la provincia de Treviso, también en el
reclutamiento de familias de colonos que se trasladaron a la Patagonia y que fueron
beneficiados con un terreno para poder trabajar, del cual se convertirían en
propietarios luego de tribulaciones, sacrificios, diversas dificultades y
grandes batallas.
Si Felipe Bonoli
fue considerado el «demiurgo genial» de la fundación de la colonia, «única por
sus resultados en el país», como lo sostuvo la legisladora Olga Ena Massaccesi
en su discurso en el parlamento de la Provincia de Río Negro en la Sesión Ordinaria
del 2 de noviembre de 1993, Dinale puede ser ciertamente señalado como el
co-fundador, el «organizador oculto» (pero no tanto) que se esmeró para hacer
factible el asentamiento, mediante respaldos financieros y una emigración
planificada.
¿Cómo y por qué
Dinale eligió el Alto Valle del Río Negro para instalar colonias de inmigrantes
italianos? En octubre de 1922, pocos días antes de la Marcha sobre Roma, había
partido rumbo a América del Sur como delegado del Partido Nacional Fascista y,
como él mismo escribió, también «en busca de fortuna». Una vez que Mussolini se
convirtió en primer ministro, Dinale no se limitó a hacer una «limpieza» entre
los fascistas de Buenos Aires. Previendo un beneficio personal, dedicó mucho
tiempo para desarrollar diferentes programas de colonización «planificada».
Especulaciones y política, por otra parte, no eran términos conflictivos
durante el primer período de Mussolini en el poder. Dinale, en efecto, viajó a
lo largo y a lo ancho de las provincias argentinas y sostuvo que el fenómeno de
la emigración debería haber sido «regulado y tratado con normas organizativas,
capitalistas e industriales» de manera opuesta a la que hasta entonces se había
registrado en Italia.
Como documenta
una investigación histórica realizada por quien escribe y titulada “Un modelo
fascista de emigración italiana en Argentina. Así nació Villa Regina, en Alto
Valle de Río Negro”, en el último número de la revista académica “Estudios
Migratorios Latinoamericanos” de Buenos Aires dirigida por Roberto Benencia y
Alejandro Fernández, la
Colonia Regina fue, en efecto, la primera colonización
italiana artificial, además «la página más hermosa de colonización» para
alguien que, en ese alejado valle «a 7000 millas de la Madre Italia », veía
las más fértiles tierras italianas. Ese alguien era Dinale, que en algunos
reportajes sobre el Valle superior del Río Negro publicados en el «Popolo
d'Italia», el diario fundado por Benito Mussolini y entonces dirigido por su
hermano Arnaldo, estuvo encantado por esta región que le pareció «con la
emocionante perspectiva del paisaje italiano», una tierra «maravillosa» que
tenía en el agua «el secreto de la fertilidad».
Cuatro meses
después de su llegada a Argentina, Dinale envió un informe al gobierno de Roma
sobre las condiciones que presentaba el suelo argentino para las corrientes
migratorias italianas, de lo que le dio una copia al Ing. Bonoli, a quien había
encontrado en circunstancias fortuitas y que, «por su fe e idoneidad», se
convertiría en su socio en la empresa. El acuerdo entre los dos fue inmediato.
Se necesitaban mutuamente. Bonoli no escatimó ni en alabanzas ni en elogios
hacia Dinale. El entusiasmo demostrado por Dinale se fortaleció con la
concreción técnico-económica de Bonoli que ya proyectaba colonias en el norte
de la Patagonia. Los
dos estuvieron «totalmente de acuerdo en que el lugar ideal en donde encaminar
una intensa colonización italiana es por el momento, el valle del Río Negro,
para luego seguir los cursos de los ríos Limay y Neuquén, hasta llegar a la Suiza Argentina ,
los hermosos lagos que señalan el límite con Chile». Esas tierras habían sido
valorizadas por una vasta obra de regulación de las aguas de diferentes ríos,
con un proyecto hidráulico desarrollado del suegro de Bonoli, el ingeniero
italiano César Cipolletti, por encargo del gobierno argentino.
Con el primer
regreso de Dinale a Italia, en mayo de 1923, el experimento de emigración
organizada se perfila en sus principios básicos, que han hecho del mismo un
caso digno de atención ya desde la inmediatez de su aplicación. Una vez en
Italia, tuvo reuniones y contactos al más alto nivel con el fin de llevar a
cabo el proyecto. A principios del verano italiano fue recibido por Mussolini y
en aquella ocasión Dinale se detuvo en los proyectos de migración organizada,
en los cuales el mismo Mussolini estaba interesado. Discutieron sobre el
proyecto de emigración y Mussolini, teniendo en cuenta que era «el primer
experimento de una colonización organizada con criterios sociales modernos»,
aseguró que el gobierno se haría cargo de que el ejemplo fuese «seguido en
otras realizaciones», y que se habría ocupado de eso él personalmente.
Obtenido el
apoyo del Jefe de Gobierno italiano, Dinale trabajó realmente «con fe y
perseverancia» con el objetivo final de plantar «la bandera de la gran Patria
Italiana» en la nueva colonia pensada en el Alto Valle del Río Negro. A través
de los documentos conservados, se revela evidente su gran esfuerzo para hacer
de modo que el proyecto fuese apoyado oficialmente por el gobierno fascista, y
así encontrar los medios financieros para llevarlo a buen término. «Ya, mi gran
amigo, el primer ministro –escribió Dinale al Director del INCILE, el Instituto
Italiano para la Colonización
y las empresas de trabajo en el extranjero, usando el nombre de Mussolini como
llave maestra– se ha interesado en este proyecto y también en presencia del
Excmo. De Michelis me declaró su firme voluntad para que este proyecto se lleve
a cabo tan pronto como sea posible, porque como ya he tenido que repetir a Su
Excelencia el Presidente, será muy positivo para el Gobierno Nacional haber
impulsado eficazmente la solución al problema de la inmigración en la Argentina ». Nació el
ICLE, fue modelado para responder al menos en lo inmediato, a las necesidades
del «Proyecto Río Negro», que favoreció las inversiones italianas en el
extranjero. Y, con operación financiera evidentemente manejada desde Italia por
la Banca Comerciale
Italiana, se formó el consorcio bancario que, junto a empresas navieras y «destacados» comerciantes e industriales de
la comunidad italiana en la
Argentina , fue fundada la CIAC. El primer experimento italiano de
inmigración artificial estaba en marcha como Dinale lo había diseñado, construido
y apoyado también con el Duce.
El resto se
conoce. Villa Regina, por ende, fue una ciudad italiana. La estructura de
«ciudad de fundación», la construcción de los edificios y el crecimiento del
centro urbano se produjeron con características típicamente italianas como
habían imaginado Dinale y Bonoli.
La colonia
querida por el propio Mussolini,
representó el primer experimento fascista de «emigración planificada», un
modelo que posteriormente, por las cambiantes condiciones políticas internacionales
y las opciones del gobierno fascista en términos de emigración tendiente a
utilizar hasta el último metro cuadrado del territorio nacional, se exportaría
a las colonias italianas de Tripolitania, Cirenaica y de África Oriental, donde
surgieron 25 nuevos pueblos compuestos por familias de colonos italianos, y a
las nuevas ciudades fundadas en Italia por voluntad de Mussolini. En este
sentido, Villa Regina se puede considerar la primera de las «Ciudades del
Duce».
(*)PANTALEONE
SERGI, durante muchos años enviado especial del diario italiano "La Repubblica ",
docente de “Historia del periodismo” en la Universidad de
Calabria donde preside el ICSAIC-Centro de Investigación sobre Migraciones, se
ocupa de historia de la migración italiana en America del Sur. Escribió, entre
otras, Stampa migrante (2010), Destino Uruguay (2011) y, recién, "Patria
di carta", patria de papel, sobre el más grande diario colonial y el
periodismo italiano en Argentina.
Fuente de información: Artículo publicado en el Suplemento 88° Aniversario de Villa Regina del periódico "LA COMUNA DE VILLA REGINA", edición Nro 467 que corresponde a la semana del 7 al 13 de noviembre de 2012, páginas 4 y 5.
¡BIEN DE REGINA! AGRADECE AL DIRECTOR-EDITOR DE "LA COMUNA DE VILLA REGINA": NICOLÁS MUÑOZ Y WALTER VENTURA DEL CÍRCULO ITALIANO DE VILLA REGINA POR SU APORTE VALIOSO QUE HICIERON POSIBLE LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO DE PATALEONI SERGI.
Fuente de información: Artículo publicado en el Suplemento 88° Aniversario de Villa Regina del periódico "LA COMUNA DE VILLA REGINA", edición Nro 467 que corresponde a la semana del 7 al 13 de noviembre de 2012, páginas 4 y 5.
¡BIEN DE REGINA! AGRADECE AL DIRECTOR-EDITOR DE "LA COMUNA DE VILLA REGINA": NICOLÁS MUÑOZ Y WALTER VENTURA DEL CÍRCULO ITALIANO DE VILLA REGINA POR SU APORTE VALIOSO QUE HICIERON POSIBLE LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO DE PATALEONI SERGI.
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