El kiosco más antiguo de Villa Regina bajó sus persianas.
El tradicional comercio cerró sus puertas los últimos días del 2018. Ubicado en pleno centro de la ciudad, por 60 años, fue un lugar de encuentro de vecinos y amigos, más que un simple local.
El tradicional comercio cerró sus puertas los últimos días del 2018. Ubicado en pleno centro de la ciudad, por 60 años, fue un lugar de encuentro de vecinos y amigos, más que un simple local.
Tras 60 años de vida comercial, el tradicional kiosco Rivadavia ubicado en pleno centro de Regina bajó sus persianas en los últimos días de 2018, cerrando un ciclo en el que estuvo ligado a la vida de los vecinos de la ciudad.
El local ubicado en una posición estratégica fue para los vecinos el lugar para ir a la búsqueda de los diarios de la región y del país, y para quienes visitaban esta ciudad, el sitio para encontrar un recuerdo que marque su paso por Regina.
La situación económica actual fue una de las causales que llevaron al cierre del negocio, aunque el principal motivo fue el fallecimiento de Celestino Salas quien durante 41 años estuvo al frente del local comercial. Si bien durante los últimos años ya se encontraba jubilado y el negocio era administrado por uno de sus hijos, “el Tino” como todos lo conocían, nunca dejó de faltar al kiosco para entablar el diálogo con clientes que durante años fueron fieles a la hora de comprar.
Aunque el local siempre tuvo el mismo nombre se lo conocía como el kiosco de Gómez que fue su primer dueño, o el kiosco de Salas, que durante 41 años supo ganarse la amistad de muchos de sus clientes, teniendo siempre una frase ingeniosa para sacar una sonrisa a quienes llegaban a comprar diarios, revistas, cigarrillos o golosinas.
“Mi viejo agarró este negocio en 1977”, recordó Jorge Salas hijo de Celestino, quien agregó que “hasta el 2008 estuvo él al frente del negocio y a partir de ese año, si bien siempre estuvo presente, ya me hice cargo yo”, del kiosco que estaba ubicado sobre la avenida Rivadavia, frente al edificio histórico del Consorcio de Riego y de uno de los primeros comercios de ramos generales de la ciudad, el Almacén Viero, y en pleno corazón de la zona bancaria.
Agregó que “el negocio se mantuvo abierto mientras él estuvo con vida, porque este era su santuario de alguna manera. Falleció hace semanas atrás y ya teníamos la decisión cerrar. Muchos podrán pensar que es por la situación económica, pero si bien en algo incidió, no es la razón principal”, comentó Jorge.
“Es cierto la situación económica no es la misma de hace años atrás, donde no había tantos kioscos, y por eso mucha gente, no solo de Regina, sino de otras localidades de nuestra zona venían porque sabían que acá encontraban los diarios de Buenos Aires o las revistas de moda. El último día que tuvimos el negocio abierto, nos despedimos con una familia que vive en Valle Azul y que desde hace décadas fue cliente del kiosco”, apuntó Jorge.
Remarcó que “más que una relación de clientes, se hizo una relación de amistad y eso lo vimos tras el fallecimiento de mi viejo, con muchas personas que vinieron a dejarnos sus condolencias y recordarlo con mucho cariño; el mismo que él le tenía a este negocio”.
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