Ponencia de Silvia Zanini. RECONSTRUYENDO DELITOS: MEMORIA
POPULAR, CRISTALIZACIÓN Y LEGITIMIDAD.
La siguiente es una copia de la ponencia de la historiadora
reginense Silvia Laura Zanini donde se tratan temas atinentes a la violencia y
la Memoria Popular en la Antigüa Colonia Regina que se títula:
RECONSTRUYENDO DELITOS: MEMORIA POPULAR, CRISTALIZACION Y
LEGITIMIDAD.
SILVIA L. ZANINI UNCo.
El espacio de estudio de la presente ponencia es una colonia
con sugestivas particularidades: relativa contemporaneidad (fundada en 1924),
ausencia de una sociedad receptora, puesto que es un caso de colonización
artificial sobre un territorio desierto, homogeneidad étnica, ya que el 95 % de
los colonos son inmigrantes italianos[1]; estos elementos, entre otros, otorgan
especial significación a la reconstrucción histórica a través de las técnicas
propias de la historia oral.
La carencia de archivos judiciales y/o policiales consolidan
aún más esta alternativa de investigación. Se puede analizar así cómo la
tradición oral, el tiempo y las perspectivas individuales van modificando los
hechos delictivos y los van proveyendo de un aura romántico dramática,
necesaria para hacer de la identidad local algo diferente y peculiar. A través
de los testimonios orales es posible ir rescatando los casos puntuales y sobre
todo observar el proceso de cristalización de la memoria popular entre ellos.
El recuerdo de acontecimientos puntuales que exceden los
límites de la experiencia individual para componer relatos que comprenden a
toda la comunidad se va convirtiendo en memoria popular con el aditivo de que
cada individuo, partiendo del suceso delictivo lo provee de elementos
diferentes en los que valen el concepto de criterio personal y las valoraciones
subjetivas. En este sentido acordamos con Thompson cuando señala:
“El historiador debe esforzarse en abandonar la creencia
inicial en la transparencia del discurso y ser consciente de los mecanismos de
censura y ruptura que existen en todo individuo.”[2]
Se descubren en las entrevistas diferentes perspectivas
frente a un mismo hecho y cada una de ellas contiene una parte de verdad en el
proceso de reconstrucción, aunque no siempre puedan ser verificables.
EL ESCENARIO.
En los primeros años de la colonización podemos observar dos
paisajes: la villa, urbana, y la colonia, rural.
“Al llegar se encuentra con esta desolación, teniendo que
dormir las primeras noches debajo de los arbustos hasta que comenzó a trabajar
en la CIAC donde le dieron lugar para vivir.” (Angélica)
La villa estaba compuesta por un limitado caserío: tres o
cuatro comercios básicos: proveeduría de la CIAC[3], talabartería, tienda, la
fonda; la escuela y la oficina y vivienda del gerente de la CIAC y media docena
de casas calónicas[4], la estación de ferrocarril y el edificio de la sociedad
de socorros mutuos FAI[5] serían construidos en los primeros años.
“Estaba el pueblo... todo alambrado (...)¡Pelado!...No había
ni una casa, nada, todo pelado... manzana por manzana, alambradas, al verlas
así parecían corrales para poner animales, vacunos.” (José Luis)
“En el 26 había cuatro o cinco casas, estaba el negocio de
Biggi, una especie de bar, estaba la carpintería de Pagani, la carnicería de un
tal Molín... La casa del gerente de la Compañía... la administración... estaba
la casa de Bonoli.” (Augusto)
La colonia era, en principio, una vasta planicie limitada
por la costa del Río Negro y un arroyo, el Salado, brazo del anterior que
separaba la zona rural de la urbana. Desmontada en 1924 era conocida como la I
Zona albergaba a unas 150 familias y se iría ampliando con la llegada de nuevos
contingentes de italianos en el transcurso de esos primeros años (1924-1929)
con la II y III Zona[6].
Las parcelas, debidamente alambradas iban siendo
incorporadas al sistema de riego por canales y poco a poco los árboles frutales
y alamedas fueron modificando el desértico paisaje.
“Estaba todo desierto... mucha jarilla... montes de arena.”
(Oliva V.)
“No había nada, era todo monte y la casita en el medio, de
ladrillo pero asentada en barro.” (Rómula).
La población la componían los colonos, italianos[7], los
empleados de la CIAC, y los peones de las cuadrillas de desmonte y
canalización, en su mayoría criollos y chilenos que vivían en campamentos y se
trasladaban de un lugar a otro.
“Cuando llegué aquí sí había chilenos (...) había una mitad,
mezclados con los italianos, dedicados al desmonte del desierto y luego todos
esos pasaron a trabajar en la nivelación de los caminos.” (José Luis).
LA POLICIA LOCAL.
Para esta naciente colonia el gobierno del Territorio envió
una delegación de tres policías encargados de la seguridad.
“El policía era un tal Martínez que estaba allá en una
chacra de Urán, en una casa vacía que había que era un puesto.” (Atilio)
“La comisaría había un vagón de tren. había decado un vagón
para el servicio de la policía (...) y... había do tre policía y atendía lo
servicio que había que atender (...) yo esto le digo en el veintinueve trenta
que estaba así toda la comisaría y funcionaba ayí en la entrada de la estación,
la tranquera...” (Francisco)[8]
Es probable que el vagón funcionase como Comisaría por un
par de años, luego esta fue trasladada a una casa ubicada en el predio lindante
al edificio actual.
“Nosotros vivíamos acá cerca de la comisaría que era una
casa calónica, toda podrida, con una ventanita con rejas que calculo se podrían
sacar con un empujoncito... Los presos no quedaban acá, no era posible, sino
que los llevaban a Roca.” (Enio Z.)[9]
“A su Excelencia el S. Gobernador del Territorio Ing.
Adalberto T. Pagano (...)comisaría local: Esta importante dependencia ha caído
en un lamentable olvido y este olvido mortifica a los laboriosos pobladores y
me atrevo a decir, con el debido respeto a V.E. que es humillante ver una comisaría
cuyas paredes se defienden con pilas de fardos de pasto.”[10]
Además de la precariedad de la construcción el espacio del
que disponían era muy limitado, prueba de ello es que cuando se realiza la
detención de militantes y simpatizantes de izquierda en 1943 deben ser alojados
en un campamento provisorio levantado en el patio.
“Cuando fue la redada esa, habían armado una carpa al lado
de la comisaría y ahí los tenían, encañonados ¡Me dio terror!”(Oliva)
Recién en mayo de 1946 se inauguró el edificio actual de la
comisaría.
La presencia o ausencia de vagabundos indica para algunos la
fortaleza o poder de los policías porque se identificaba delito y vagabundeo,
los vagos, los “linyeras” eran “delincuentes probables”.
“Cuando empezamos a estar bien fue cuando vino Cuestas como
comisario que me los tenía... a todos los linyeras y todo, ¡bien derechitos!”
(María Rosa)
“Me acuerdo de una vez que desde la estación pasaron por
delante de casa rumbo a la comisaría como 50 linyeras, contamos como 50. Había
crisis en Bs.As., sería por el 36 y viajaban en el tren de colados, buscando
donde quedarse que hubiera trabajo. La policía los llevaba detenidos. Había un
oficial con mucha personalidad, patrullaba a caballo y todos lo respetaban,
sino les daba con el garrote.” (Enio Z.)
“El comisario Cuestas se disfrazaba de linyera e iba a pedir
trabajo por las chacras a ver si lo atrapaba...” (Egidio)
“La vagancia le temía [a Cuestas] y era difícil encontrar
gente de mal vivir por las calles.” (Atilio)
“El comisario que más recuerdo por su rectitud y honestidad
fue el Comisario Cuestas. Se hacía respetar y todos lo querían.” (José Luis)
En general la mayoría de los entrevistados concuerdan que
hasta la llegada del Comisario Cuestas (1935) sólo había 2 o 3 policías que
vigilaban la villa, donde dada la cantidad de población no se suscitaban
demasiados conflictos de seguridad.
A pesar de ello la escasez de personal policial transformaba
a la seguridad en un problema de todos.
“Todo el mundo andaba armado y casi todas las noches en esos
difíciles años algunos disparos horadaban su silencio y disipaban alguna sombra
sospechosa”.[11] En la villa todos se conocían, no era costumbre cerrar las
puertas con llave ni guardar las herramientas que quedaban afuera.
“Mi papá era Comisionado, de la Comisión de Fomento, y
hacían las reuniones de noche, él iba y yo, con 13 años me quedaba en casa
sola, con la puerta sin llave porque no sabía a que hora volvía, pero
¡tranquila!” (María Rosa)
“En la villa no había robos, no recuerdo nada de eso, no se
cerraba con llave, no se guardaban las cosas.” (Enio Z.)
A pesar de esta relativa tranquilidad algunos hurtos eran
inevitables:
“Nos vaciaron los baúles [en la estación] nosotros que
recién veníamos de Italia... dejamos de la noche al otro día y...” (María)
“Eran años de miseria y hambre junto a los cuales pululaban
las raterías y los robos(...) Gardín[12] quería prevenir cualquier atraco.
Escribe en la Crónica de la casa: “Yo velo siempre hasta las dos de la mañana,
hora en que despierto a un niño que velará junto a mí que dormiré en el suelo
(...) El niño vela dos horas, luego despierto a otro niño que velará hasta el
amanecer. Les aconsejo que estén con el rosario en la mano mientras yo duermo
con la pistola bajo la almohada.”[13]
“En la noche del domingo alguna gente que buscan lo ajeno,
bajo el amparo del sueño también ajeno, visitaron la oficina parroquial,
apuradamente eligieron lo que más les convino, unos $200.” [14]
En las chacras el desamparo era total y los colonos debían
defenderse por sí mismos, por esta razón en todas las casas había un arma.
“Mi abuelo tenía la escopeta y hasta la máquina para hacer
cartuchos. Era algo común, había muy poca seguridad.” (Laura)
“Y, los chacareros todos, pero todos, tenían arma, una
escopeta y sino un 38, lo mínimo, era para defenderse... en esa época no había
problemas para andar armado como hay ahora.” (Enio Z.)
En la colonia el robo no se relacionaba con el dinero porque
este escaseaba, se robaban los animales de granja o los chacinados en la época
de faena de los cerdos.
“Entraron al sótano y le robaron los jamones, que ese día
habían carneado, también estuvieron tomando de las bordalesas, eligieron el
mejor vino, pero serían conocidos porque el perro ni les ladró.” (Enio Z.)
“A principios de abril se hacía una carneada, un chancho
para chorizos, codeguines. La carneada grande se hacía en junio, cuatro o cinco
animales y en agosto se carneaba un cerdo chico.” (Juan)
“Lo fui a despertar, que me mando mi papá y me encañonó con
la escopeta. Yo tendría 9 o 10 años.” (Enio Z.)
Es verdad, y así lo reconocen que los chacareros tenían la
posibilidad de recurrir a la policía, esos dos o tres “milicos” que a caballo
recorrían la villa, pero la colonia era muy grande y nadie podía tener la
certeza de que “la autoridad” efectivamente los ayudase; en definitiva estaban
a merced de sus propias fuerzas.
“Se arreglaban los asuntos a tiros porque no se podía
esperar nada de las autoridades.” (Enio Z.)
Este escepticismo manifestado hacia la actuación policial no
es exclusivo de este informante, los colonos no confiaban en la justicia que
los policías podían impartir porque sabían que sus míseros salarios no eran
suficientes para sobrevivir.
“No se resolvían los crímenes, pasaban y listo, a veces
porque se ponía plata, otras veces porque no había recursos.” (Laura)
El propio párroco en un elocuente texto reconoce la
desconfianza reinante hacia las autoridades policiales y retrata el clima
reinante en la colonia relativo a las relaciones con la policía:
“Tuve varios líos y enfrentamientos con la policía a raíz de
defender a los colonos contra las arbitrariedades de subalternos y algo mas que
subalternos. Hubo varios casos clásicos uno de ellos cuando salí en defensa del
colono Chozza, un hombre bueno, atropellado él y peor aun su mujer por un mal funcionario
de la policía (...) había disparado la escopeta contra gente que estaba robando
animales, de acuerdo con un policía, en el patio de su casa, y había herido a
uno que era empleado del ferrocarril. En aquellas circunstancias aparece un
policía a las espaldas de Chozza, lo atacó y luchó con él(...) pudo escapar y
al día siguiente se presentó a declararme a mí primero y luego ante la policía,
donde lo dejaron detenido. Al visitarlo yo en la comisaría, días después, él me
contó que le estaban haciendo un sumario y lo querían hacer pasar por loco,
pretextando que era para salvar al policía que había intervenido en el caso. Yo
le dije que aceptara el sumario(...) pero que al ser invitado a firmarlo
pidiera una asesoría de dos testigos uno de los cuales fuera yo. Yo mientras
tanto había pedido a la Jefatura de Viedma que se necesitaba otro sumariante.
Llegado el día de firmar el sumario el Chozza pidió dos testigos porque como
loco no podía fiarse de sí mismo y no quería proceder solo. Me hicieron llamar a
la comisaría y el sumariante con el comisario me hicieron pasar a la oficina y
cerraron la puerta con llave, eso a mí no me agradó (...)dos días después
llegan un sumariante y un comisario nuevos. El Chozza volvió a su trabajo pero
ni el ni su mujer podrán olvidar el atropello y la injuria.”[15]
LAS PASIONES DE LOS GRINGOS.
A la pregunta sobre quienes cometían los delitos se contesta
de dos formas: a) no eran los italianos, “no éramos nosotros”, sino los peones,
chilenos, los sectores más bajos de la sociedad que abarcaban una amplia franja
de capataces, peones, jornaleros contratados por día, vagabundos que buscaban
“changas”.
“El paisano verdadero, medio aindiado, son chupadores y
cuando chupan sacan el facón y se matan entre ellos, pero porque no tienen
cultura.”(Juan)
“¡Todo carpas de lona, cuadrillas, todo, todo, carpas de
lona!(...) y a medida que iban avanzando las levantaban de ahí y las
trasladaban más allá.” (José Luis)
“Venía la gente a pedir trabajo, venían con unos facones que
les cruzaban de aquí a allá.” (Inés)
“Era un ambiente raro, a las cuadrillas sólo se les daba una
damajuana porque se lo tomaban todo y después no solamente no trabajaban sino
que se peleaban con cualquiera y enseguida sacaban los fierros.” (Enio P.)
“El peón era bueno, pero cobraba los sábados y se iba a
emborracharse hasta el lunes y dos por tres venía ¡accidentado! .” (Leonardo)
O b) eran efectivamente italianos que se alcoholizaban. El
problema del alcoholismo estaba bastante generalizado. En las entrevistas se
desliza muchas veces la existencia de esta enfermedad social en el seno de las
familias que afectaba no sólo a los hombres sino también a las mujeres.
“Y... el marido no sabía que hacer porque cuando volvía de
trabajar la encontraba a ella borracha.” (María)
“Los gringos en esa época como se lo hacían ellos, en las
chacras mismas, tomaban mucho vino...” (Laura)
“Estaban siempre alegres, corría la grapita.” (Leonardo)
“Otro joven trentino desgraciadamente tuvo una bala de
revolver en su vientre...”[16]
“Siempre estaba medio en curda.” (Oliva)
“Todos los colonos hacían su vino y cada uno quería hacerlo
mejor que el otro. Era una competencia.” (José Luis)
“A veces las raterías se excedían y se daban los hechos de
sangre porque el amanecer de esa colonia podía tener tintes de un pequeño
farwest y tintes de muerte, como cuando se encuentra el cadáver del joven Blas
Permanello en una calle de la zona II.”[17]
Los colonos consumían buena parte de su tiempo contando
historias, la charla podía ser la única diversión y la principal actividad
cultural. “...mientras se renovaba cotidianamente el caldo social de las
habladurías: este continuo rumor de fondo de la vida comunitaria.”[18] Era
costumbre de los parroquianos reunirse después del trabajo para pasar un
momento de solaz junto a los amigos, allí se conversaba, se jugaba a las cartas
o a las bochas. La falta de medios de comunicación locales (diarios, radio)
daba lugar a que las informaciones de los sucesos que quebraban la rutina se
transmitieran oralmente.
“En aquel tiempo aquí no existía radio de ninguna clase.”
(José Luis)
“La gente de aquella época se frecuentaba mucho entre
familias.” (Atilio)
“Los días domingo nos juntábamos, aprendimos a tomar mate,
charlábamos.” (Palmira)
“Los domingos venían acá todos los vecinos, a jugar a las
bochas, cantábamos, charlábamos.” (Oliva V.)
Identificados los “delincuentes” es interesante escuchar las
razones que desencadenaban los crímenes. En las entrevistas podemos reconocer
tres causas que se reiteran: las pasiones, las deudas y los turnos de riego.
El genio apasionado de los italianos es presentado como una
característica de estos inmigrantes que parece justificar sus acciones.
“Los gringos tenían la sangre caliente, iban armados.”
(Laura)
“En la IV zona entre dos cuñados, a tiro limpio con
escopetas, uno parapetado detrás del brocal del pozo de agua. Allí hubo un
muerto.” (Atilio)
“D. mató a tres, primero mató a S. porque D. había plantado
tomate y tenía que regarlo y a la noche S. le cerró la compuerta para robarle
el agua y entonces lo mató. Después había plantado papa en sus 100 has. y el
vecino tenía ovejas y a la noche las largó y le comieron todas las papas y
entonces le secuestró las ovejas y le pidió que le pague todos los daños pero
éste se negó y le partió la cabeza con una azada. Después mató a otro que le
traía autos del paralelo 42, sin impuestos, y cuando fue a buscar el tercero le
había vendido los otros dos, así que lo mató. Pero estuvo preso sólo 30 días y
lo largaron.” (Egidio)
La certeza con que este informante recuerda las acciones de
D. parece no dejar lugar a dudas. En realidad D. puede haber sido protagonista
de hechos de violencia pero no asesinó a S., al contrario un miembro de la
familia S. ultimó a un D. El segundo suceso narrado sí es verídico y según los
familiares al actuar en defensa propia cumplió una corta condena. En cuanto al
tercero no es corroborado ni reconocido. Es probable que aquí se confundieran
dos hechos de sangre, en ambos casos el arma fue una herramienta de labranza, y
se le adjudicaran ambos a D.
“Recuerdo la muerte de P., el dueño de la chacra le dio con
un pico en la cabeza.” (Aldo)
“A D. se le metió un tipo en la chacra y le dio con la pala
en la cabeza y lo mató.” (Mario)
“D. y S. eran vecinos y no se podían ni ver, se disparaban
de una chacra a la otra con escopetas, era un odio terrible...” (Noé)
La posición de la mujer en la sociedad tradicional la hacía
más vulnerable y la dejaba indefensa frente a la violencia. Se reiteran los
relatos de violencia familiar, mujeres golpeadas y maridos alcohólicos.
“Se separó porque él tomaba y la golpeaba.” (Oliva)
“Muchas de las mujeres eran golpeadas.” (Hermenegilda)
“La mató con una guadaña.” (Noé)
“No le dio una buena vida porque también la golpeaba.” (Oliva)
“El padre no quería saber nada con mi hermano y sin que
supieran los otros hijos la metió a la hija de monja.” (Rómula)
La defensa del honor, los celos, la venganza en una sociedad
de inmigrantes con escasos lazos de parentesco, precaria inserción social,
sensación de desarraigo y penurias económicas conformaban una amalgama de
resultados imprevisibles. La lectura de estos acontecimientos nos permite
pensar en cuanto de romanticismo los ha ido tiñendo con el paso del tiempo.
“Se enteró que su hija estaba embarazada, del vecino, ella
estaba enamorada, nadie la escuchó, el padre salió ciego y lo encontró a él
limpiando la acequia, sin darle tiempo a reaccionar le disparó con la escopeta,
lo mató en el acto. Estuvo por eso ocho años preso y generó un odio entre las
dos familias que duró por años y años, trasmitiéndose a las siguientes
generaciones” (Noé)[19]
El mismo acontecimiento es narrado por otra persona con
otras connotaciones:
“Eran vecinos, limpiaban el canal todos juntos para hacer
más rápido. Los muchachos discutieron porque a uno le gustaba la hermana del
otro y llegaron a los golpes. Al día siguiente el padre de la chica fue con la
escopeta y lo mató.” (Aldo)
“Cruscifisa era hija del tío Alfonso, era una joven de 17
años, se había casado con un pariente, mucho más viejo que ella, muy celoso,
era un loco, estaba embarazada de 8 meses. El marido muy violento y borracho,
discutía con su cuñado. La joven se interpuso entre ambos para defender al
hermano, pero el marido les disparó y con la misma bala los mató a los dos. Él
era un loco, nadie podía creer lo que hizo, estuvo internado en la cárcel y en
el manicomio y quedó ciego, después mi otro tío lo tuvo en su casa, en una
pieza, atado, quería matar a todo el mundo...” (Fina)
“Raptó a la jovencita de 15 años y se la llevó a Medanos, él
tenía más de 50 y era de tendencia violento, la golpeaba... de alguna forma el
padre se enteró que ella estaba allá y la rescató junto a su bebé, pero él
volvió a la colonia intentando continuar su relación. Su carácter violento y
celoso lo llevó a asesinarla y huir. Lo atraparon casi inmediatamente, estuvo
en la cárcel muchos años y murió en un manicomio.” (Noé)
EL RIEGO: CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE.
Cada chacarero tenía su turno para regar la parcela, pero
parecía no ser suficiente, al no haber crecido aún las alamedas que
resguardarían los predios, los fuertes vientos secaban rápidamente la tierra y
las plantaciones sufrían la falta de humedad.
“Los colonos habían podido plantar algo y tenían que regar.
Si no les tocaba el riego el viento les secaba todo.” (Augusto)
En este espacio desolado, con pocas posibilidades de ampliar
las relaciones sociales, los vecinos ocupaban un lugar muy importante no sólo
en el trato social cotidiano sino también como base de solidaridad: limpiar los
canales colindantes, compartir caminos rurales, aceptar los desastres que un
animal de granja suelto podía hacer en la huerta del vecino. No todos
desarrollaban los mismos niveles de tolerancia, no todos estaban dispuestos al
diálogo o al arbitraje policial o judicial, algunos preferían la justicia por
mano propia, desencadenado de esta manera los hechos de violencia.
“El problema del agua existió siempre. El tema es que no
todos aceptaban que llegaran las heladas el turno de riego fuera del vecino,
porque el agua era la única defensa que tenían con las heladas, y así le daban
un palazo al candado inundando las chacras.” (Enio Z.)
“Porque teníamos el agua tres días sí, tres días no.
Entonces cuando era época de heladas todo el mundo quería el agua. Entonces
había gente que discutía.” (Inés)
“Varios, varios fueron muertos por el tema del agua.”
(Egidio)
“Cuando empezó a venir el agua se peleaba por el agua... hoy
te toca a vos, mañana le toca al otro, pero había quien no quería eso. Si
estaba regando no quería que le corten el agua... bueno, sé que con una pala
uno mató al otro en una chacra.” (Vittoria)
Las arbitrariedades de los tomeros, encargados de vigilar
los turnos de riego, teñían de injusticia las relaciones. La línea de
separación entre justicia e injusticia no parecía estar muy clara.
“Y sí... estas cosas se podían denunciar, pero no pasaba nada...
a los tomeros se los coimeaba, los que tenían viña que necesita más agua, y les
daban unos 10 litros de vino, porque tenían bodega, a los tomeros y así nunca
les faltaba el agua.” (Enio Z.)
La violencia estaba teñida de soledad, abandono, necesidad.
Entre los colonos primaba la idea de que los delitos y crímenes se sucedían sin
encontrar respuesta judicial.
“Dicen que Z. era terrible, tenían un empleado, un paisano,
desde muchos años, y como le debía mucha plata, dicen que lo mató y a otros dos
también. Y... tenía plata... nadie investigaba, desaparecían y listo. Los hijos
le sacaron una pieza a la escopeta para que dejara de hacer desastres.” (Enio
Z.)
“Hacía poco que nos habíamos venido de la estancia (en
Romero) cuando asaltaron de noche el chalet y mataron al patrón... el caso es
que nunca se supo quien lo mató, se decía que podía haber sido el
administrador. Al muerto lo llevaron a enterrar a Francia(...) Una noche
llamaron a Faustino diciendo que en Romero lo habían herido a Paco, su hermano.
Así que lo trajeron en una zorra del ferrocarril, pero al llegar a Chichinales
murió. Él tenía un amigo que dicen quedó esa noche a dormir en el galpón y
también dormía allí Paco. En la noche, cuando dormía, se levantó y le clavó el
cuchillo en el vientre. Nosotros nunca supimos lo que había pasado entre
ellos.” (Guillermina)
Las deudas eran otro móvil de asesinato, deudas laborales,
de juego, de honor.
“D. G. lo mató a C., ahí, donde está ahora el kiosco de
Gómez, que era un desarmadero. Habían discutido por una estafa... D. G. andaba
siempre armado, era mafioso.” (Enio Z.)
“La noche del 28 ocurrió otro crimen. El colono Calamucci,
meridional, de acuerdo con otro socio, mata en su casa al peón.”[20]
“Había algunos que eran mafiosos y matoneaban a todo el
mundo.” (Enio Z.)
“Él mataba a los peones a los que le debía mucho.” (Laura)
“D. Guillermo Pérez y Rafaelli se tenían bronca y Rafaelli
le sacó el revolver y Pérez se lo dio en la cabeza.” (Aldo)
Estos dos pobladores, un maestro y el Presidente de la
primer Comisión de Fomento se retaron a duelo porque los insultos habían
afectado su honor, la intermediación de amigos evitó un posible asesinato.
BAIROLETTO. UNA CUESTION APARTE.
“Bairoletto anduvo por acá cuando quiso, anduvo varias
veces.” (Egidio)
Juan B. Bairoletto se refugió en varias ocasiones en la
colonia y sus andanzas en ella forman parte del repertorio popular. Muchos lo
vieron solo, otros aseguran que andaba siempre acompañado:
“Bairoletto andaba solo, ¿banda? ¡No! Dicen que andaba solo
y había gente que lo ayudaba.” (Enio Z.)
“Yo lo vi a Bairoletto, era chica y me lo crucé en un camino
de la chacra ¡Tenía una estampa! ¡Muy educado! Ni sospeché que era él, después
me dijeron. Con el sombrero y el poncho, en su caballo... ¡era impactante!”
(Carolina)
“Siempre andaba con otros, no me acuerdo con quien pero
siempre acompañado.” (María Rosa)
“Nos relataba el señor Milanesi el encuentro que tuvo con
ese personaje, lo que ocurrió en el año 32 cuando el Sr. Milanesi estaba a
cargo de la CIAC (...) cabalgaba por la cercanía de la costa del río, dentro de
los terrenos de la compañía (...) cuando divisó dos jinetes a los que se
dirigió (...) se encontraban armados con Winchester el que llevaban cruzado
sobre la montura además de pistola y abundante munición.”[21]
“¡Por las chacras estuvo... así que... y andaba por todo acá
la zona! Caminaba todo el día, paraba un día o do, se iba, un día o do, se iba,
porque la gente ya lo corría...” (Francisco)
“Había un tipo de la banda que era de acá, era Orellana.”
(Aldo)
En los recuerdos de la gente se fue consolidando la imagen
de bandolero social, crítico de los abusos, predicador de la justicia.
“...un almacén en el 90 y parece que se aprovechaba de la
gente del monte que tenía chivas y Bairoletto apareció de noche y fue... estaba
armado y recibió un balazo en la cabeza... rozando.” (Aldo)
“Al que le robó fue al de F. F. por allá, por Chichinales,
por Otto Krausse que tenía un negocio y juntaba plata, dicen que fue y le robó.
Por allá había una mafia bárbara.” (Enio Z.)
“Como un fantasma Bairoletto reaparece poco después en el
Valle del río Negro. En enero de 1932 con otros dos sujetos asalta el boliche
de Fernández Flores en jurisdicción de Villa Regina.”[22]
“...la casa de H. de donde asaltó Bairoletto pero no les
hizo nada. Fue adentro, solamente agarró una alcancía que tenía uno de los
chicos, un chanchito... –¡no! ¡¡Eso es mío!! Le dijo y se lo dejaron.”
(Vittoria)
Aquí se evidencia su accionar de justiciero: asaltó a
quienes se aprovechaban de los débiles (“gente del monte”). Otro de los
testimonios relata una anécdota que evidencia aún más su accionar de vengador y
justiciero:
“Bairoletto era muy querido por los pobres, recuerdo que una
vez me contó un tipo que había estado en la banda con él y que estuvo preso
conmigo en Pomona que había una viuda en Roca, cerca de la costa del río que
iba a perder su chacra, tenía una deuda muy grande y el acreedor le iba a ejecutar
la hipoteca, entonces le contaron a Bairoletto y él fue y le dijo a la mujer:
-Ud. vaya y dígale que dentro de tantos días le va a dar la plata. Así hizo la
mujer y efectivamente, a los pocos días él le llevó el dinero. ¿De dónde lo
sacó? Vaya a saber, seguro que robado. Así que la mujer se lo dio y canceló la
deuda y cuando el tipo volvía de la chacra lo pararon y le robaron de vuelta la
plata. Por estas cosas la gente lo quería, lo protegía, la policía no lo podía
agarrar. ¡Ojo! ¡Que cuando disparaba tiraba a matar!” (Enio P.)
En los testimonios anteriores si bien no lo explicitan
subyace una defensa de Bairoletto, otros van más allá y aseveran que era una
buena persona.
“Bairoletto estuvo por acá... dicen que no era malo.” (Aldo)
“Era generoso Bairoletto, con quien no le hacía nada... él
le daba. ¡no era un criminal!¡No!” (María Rosa)
“No era malvado, al contrario, todos lo querían.” (Carolina)
“Lo defendían y lo querían porque les robaba a los ricos
para darles a los pobres.” (Laura)
También están quienes tienen opiniones opuestas
considerándolo un enemigo público, era para ellos una persona siniestra.
“Cuando estuvo Bairoletto acá fue terrible, que mucha gente
lo conoció... ¡hizo desastres!”(Alejandrina)
“Había una época que era mala cuando andaba esa, la banda de
Bairoletto que se llamaba (...) acá en Chichinales[23] mataron al padre de un
peluquero que estaba aya, de Valle Azul (...) la época de Bairoletto fue
masomeno del 25.” (Francisco)
“Había algunos que amenazaban diciendo que eran Bairoletto,
le hacían mala fama, uno era el negro Peña.” (Aldo)
Para muchos era un personaje cruel y temido, como bien
señala Hobsbawn:
“Este terror (y crueldad) forma parte de su imagen pública.
Son héroes no a pesar del pánico y del horror que inspiran sus acciones sino
debido en cierto modo a ellos.”[24]
Esta imagen que lo precedía no podía ser desconocida por los
escasos policías encargados de la seguridad en la colonia.
“El comisario Cuestas, de muchas agallas, pero en una
actuación contra Bairoletto fue corrido a balazo limpio y tuvo que retirarse.”
(Atilio)
“Y vivían escondidos entre los matorrales de chilcas en la
costa del río. Mas tarde asaltó a José Borsani. Lo ató pero no lo mató. Que él
residía en la costa del río. Mas tarde los encuentra un hermano mío, entre las
chilcas del río, haciendo y comiendo torta frita. Porque eran poderosos la
policía les tenía miedo. ¡Dónde ponía el ojo ponía la bala!” (José Luis)
“La policía me daba risa porque cuando sabían que estaba
agarraban por otro camino.” (María Rosa)
La fama de Bairoletto no se debía sólo a su prestigio como
“justiciero”, “correcto y educado”, “respetuoso”, “no criminal”, “justo”, sino
que otro elemento se sumaba para hacer de él un héroe y era su astucia para
eludir a la policía sin arriesgarse a enfrentamientos directos.
“El 17 de mayo[25] Elmes, uno de los más peligrosos miembros
de la banda huye hacia la costa del Colorado después de matar a un meritorio de
apellido Reinoso, y al volver al valle a fines de ese mes da muerte a otro
gendarme, el oficial Narciso Vidal. El 21 de abril al saberse que se encontraba
en una chacra del Fuerte Gral. Roca la policía organiza una Comisión de 16
hombres (...) después de una accidentada y dificultosa persecución consiguen
capturarlo (...) en cuanto a Bairoletto, como siempre logró fugar siendo
perseguido por comisionados policiales.”[26]
“Y más tarde asaltó el boliche de Otto Krausse que al fin se
entregaron solos a la policía.” (José Luis)
Este testimonio asegura que Bairoletto y sus compañeros se
entregaron a la policía, probablemente son conclusiones a las que arriba al
enterarse de la detención de Elmes.
Había chacareros que lo protegían, le daban alojamiento
porque necesitaban escondites seguros, en la costa del río, en refugios
construidos con chilcas, en un rancho.
“Decían que paraba en el Lote 10 del otro lado del río, que
estaba Eusebio Ferreira. Todos le daban asilo porque les daba de comer y les
daba dinero.” (Aldo)
“Bairoletto estaba en la chacra de Orellana yendo para la
costa del río y él estaba, vivía ahí.” (Maria Rosa)
“Los chacareros protegían a Bairoletto y su banda.” (Enio
P.)
“Luego del asalto de Villa Regina Bairoletto ha estado en el
domicilio de Ignacio Villena, frente a la estación Mainqué y a fines de enero
llegó al paraje El Cuy...”[27]
Y evidentemente en algún lugar debía conseguir municiones y
provisiones. “Los bandidos gastan la mayor parte de su dinero en el bito local
mismo y son en cualquier caso demasiado orgullosos y dadivosos para
regatear.”[28]
“Se comentaba insistentemente las andanzas de Bairoletto por
Villa Regina. También un amigo mío que trabajaba de guardabosque a orilla del
río me comentaba que aquel le encargaba municiones para sus armas.” (Atilio)
“Teníamos negocio en el pueblo y le vendían aceite, cosas
así, y mamá, con ella siempre fue muy respetuoso, muy respetuoso.” (María Rosa)
El relato local le ha adjudicado al bandido el haber morado
en una cueva en la barda reginense cercana al poblado, la que aún hoy los
chicos llaman “la cueva de Bairoletto”. Esta idea es dudosa y se diluye ante la
evidencia de que en realidad esa cueva fue un intento de la Cooperativa La
Reginense por realizar una bodega para la producción vitivinícola, proyecto que
luego fue abandonado.
“La cueva de Bairoletto que dicen que ahí se escondía él
cuando lo seguía la policía.” (Laura)
“Sí, sí, se escondía en una cueva que había en la sierra,
sí, si todavía está...” (Rómula)
De todas las acciones delictivas de Bairoletto en la colonia
el asesinato de Ana Sferco de Nelli es la más popular, en el sentido de
conocida y relatada por todos, y se mantiene arraigada en la memoria del
pueblo. En este caso se ajusta el concepto de Juárez cuando asegura:
“En general las muertes no se atribuyen al personaje
principal sino a sus lugartenientes (...) son evidentes los signos que tienden
a transformarlos en héroes en parte vengadores de una injusticia social y en
parte dueños de una ética que se les atribuye y que no siempre puede
demostrarse.”[29]
RELATANDO EL ASESINATO DE ANA.
Familiares de la víctima han redactado de esta forma los
acontecimientos:
“En 1928 les golpea muy fuerte la adversidad con un trágico
episodio relacionado con un asalto ejecutado por gente de la Banda de
Bairoletto a un boliche vecino en la zona de chacras que le decían el “Rancho
Grande”. Un anochecer Ana cruzaba un baldío para ir a comprarle cigarrillos al
esposo, llevaba en sus manos una linterna, los delincuentes tiraron hacia la
luz y cinco balas le dieron fatalmente, vivió sólo cinco días, plenamente
conciente aferrándose a la vida, las ilusiones, con sus solo 20 años, dejaba
una pequeña de dos meses. No había medios, la medicina era primaria. Este hecho
sacudió tristemente a la familia, la colonia y a toda la zona. A su entierro
llegó gente de todo el valle, la solidaridad, la confraternidad estaban
presentes.”[30]
Resulta sugestivo que inclusive los mismos familiares
intenten encontrar rasgos de sensibilidad, compasión y remordimiento en los
bandidos:
“¡Que curioso! Resulta que en la tumba le pusieron la foto
de mi tía, mi mamá siempre se cruzaba el Salado y se venía al cementerio y se
encontró con que la foto no estaba... la buscó, la buscó y la foto no apareció
más... entonces se pensaba que tal vez los que habían tirado, los que la habían
matado, que posiblemente ellos se habían sentido mal, después, al enterarse que
no había sido un peligro para ellos esa linterna que venía... Y después fue una
conmoción de todo el Valle, porque vino gente que no era gente de Regina, mucha
gente de afuera... de Allen, de Roca, de Huergo, vinieron de todos lados cuando
falleció ella, porque conmocionó a todos... y... sino hubiera aparecido. Si se
hubiera despegado hubiera aparecido alrededor... no... posiblemente esta gente
se haya sentido mal...” (Elena)
Luego las versiones se van modificando:
“La Compañía colonizadora había implantado una sucursal en
la III zona de este producto [cooperativa de víveres para el consumo] al lado
del boliche del Moro y esta sucursal la atendía el Sr. Nelly que se había
instalado allí con su señora. Coincide que la señora de Nelly va a comprar
cigarrillos para su esposo en ese boliche, se encuentra con la banda de
Bairoletto en pleno asalto a ese boliche. Al ver que ya... a ella, para que no
declare, recibió un tiro en el pecho, ultimándola y otro tiro al bolichero,
ultimándolo también. Este de nombre Virgilio Muner. ¡Ahí nomás dos muertos![31]”
(José Luis)
“¿Sabe por que ha sido? Porque él fue a Roca a pedir el
crédito, como tenia negocio acá cerca, la cooperativa, y entonces había pedido
el crédito 300 pesos para poder comprar y con eso se ve que la banda de
Bairoletto lo vieron, lo siguieron, el venía con tren y después venia a pie a
la colonia hasta la chacra, ellos lo siguieron de a caballo... a la fuerza, lo
ataron. La mujer... la tenía la culpa el marido porque él era de la cooperativa
de acá y él le dijo a la señora: -vos ¿me compraste cigarrillos hoy? Era medio
seco, -no, dice, me olvidé! Y claro, ella con los chicos... – Bueno, andate
enseguida a comprarme! Y era noche... y como estaba adentro todo ese despiole
que le robaban y tres o cuatro caballos estaban afuera y vieron a ella y le
tiraron creyendo que era un hombre.” (Hermenegilda)
“No sé si fue él o uno de sus secuaces... a la noche fue al
boliche y no sé que quería que no le querían dar y entonces ella se puso el
sobretodo del marido y... iba corriendo a avisar a los vecinos que estaba y le
dispararon.” (María Rosa)
Por un lado los criminales son justificados con la
circunstancia de la confusión generada en la oscuridad: “pensaron que era un
hombre” y por otro lado la figura del marido como culpable del hecho por
haberla mandado de noche a comprar cigarrillos, por no haber sospechado, por
tener dinero del crédito. Y a pesar de que esta muerte conmocionó a la colonia
por la inocencia de la víctima no ha sido suficiente para empañar la imagen de
Bairoletto.
COMENTARIOS A MANERA DE CIERRE.
En el intento de dar forma a las narraciones que la gente ha
ido trasmitiendo sobre el tema de la delincuencia, los crímenes, la seguridad
se va conformando una imagen de los valores fundantes, sobre estos temas, que
atravesaban la sociedad de esta colonia de inmigrantes. Es evidente que el
análisis posible a traves de la palabra de quienes vivieron esos
acontecimientos ofrece una perspectiva diferente a aquella que puede concluirse
con el trabajo a partir de las fuentes escritas tradicionales.
Hemos escuchado distintas voces que rememoran los delitos
que han quedado guardados en las memorias, se cristalizaron en su idea pero
fueron modificándose en los detalles, asesinatos pasionales con herramientas de
trabajo o armas de fuego: “le partió la cabeza con la pala...” , “con la
azada”, “de un escopetazo...”. En los móviles subyace el tema del alcoholismo y
sobre todo la falta de respuesta de las autoridades para la solución de los
conflictos.
La arbitrariedad policial, sumada a los posibles abusos van
conformando un clima rarificado en las relaciones sociales que parece dejar
como única alternativa la justicia por mano propia. Este juicio, fundado o no,
merecería un análisis más profundo por cuanto consultados los parientes de los
acusados en tres de los casos de asesinato resulta ser que fueron perseguidos
por la policía, apresados, juzgados y cumplieron su condena.
Quedan al descubierto conceptos tales como lo que era bueno
y lo que no lo era, en una encubierta manifestación de los deseos. Era bueno lo
que hacía Bairoletto porque era malo aprovecharse de los desamparados. En este
argumento los posibles excesos delictivos eran inevitables, formaban parte de
las reglas del juego y por lo tanto se justifican: “los tiempos duros generan
hombres duros”, el bandido no puede ser responsable del accionar de los otros
miembros de su banda: “no sé si fue él o...”, decían que podía haber sido...”,
“miembros de su banda...”, en tanto se resaltan otras cualidades que
revalorizan a Bairoletto: “era generoso...”, “devolvió la alcancía al niño”,
“era respetuoso”, “¡tenía una estampa!”.
De esta manera aquello que podía haber empañado su imagen en
la colonia cual fue el asesinato de una joven madre se ha ido rectificando para
restar responsabilidad a Bairoletto, hasta por los mismos miembros de la
familia de la víctima.-
BIBLIOGRAFÍA.
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ZANINI, Silvia. Tres décadas de acción política a través de
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[1] “Allí vive se agita un “collage” policromo de tipos y
dialectos de la Italia colonizadora.” BARRETO, O., En las trincheras de Dios,
p. 48.
[2] THOMPSON, P. Revista Debats Nº 10.
[3] CIAC: Compañía Italo Argentina de Colonización, fundada
en 1923 en Buenos Aires con el objetivo de promover una colonización de
inmigrantes italianos en el Territorio de Río Negro y Neuquen.
[4] Casas calónicas: de adobe o de ladrillo, con su galería
y el suelo de ladrillo o de tierra apisonada. Precarias, elementales, con dos
piezas de 4 por 4 y una cocina de 3 por 2.
[5] FAI: Forza, Amore e Inteletto. Fundada en 1926.
[6] Las 5000 has. De campo virgen adquiridas a la sucesión
de Manuel Zorrilla por la CIAC se subdividieron en I, II y III Zona, poco
tiempo después de compraban 1000 has. Más y se conformaba la IV Zona.
[7] En la idea inicial de los promotores la Colonia debía
constituirse exclusivamente con familias de inmigrantes italianos.
[8] Testimonio trascripto en Revista del Museo Comunitario
Nº 1, noviembre 1993, Villa Regina.
[9] La fecha a la que se está refiriendo el informante es
1932.
[10] Libro Copiador, Folio 155, 4-4-40, Comisión de Fomento.
[11] BARRETO, Oscar, En las trincheras de Dios, p. 52.
[12] Padre Marcelo P.Gardín: primer cura párroco de Villa
Regina.
[13] BARRETO, Oscar, op.cit., p. 54.
[14] Diario P. Gardín, 28-4-30.
[15] BARRETO, O., op.cit., p. 55-56.
[16] Diario P. Gardín, 16-11-28.
[17] BARRETO, O., op. cit., p. 52.
[18] FERRAROTI, Franco. La historia y lo cotidiano, p. 17.
[19] El informante de esta historia es un familiar del
victimario.
[20] Diario P.Gardín, 26-6-28.
[21] Diario El Tribuno, 7/11/60.
[22] CHUMBITA, Hugo, en Rev. Todo es Historia, Suplemento Nº
10, diciembre 1968.
[23] Chichinales. Nombre araucano de la planta “chilca” que
crece en lugares húmedos y vulgarmente es conocida como romero. Es puerta de
entrada al Alto Valle. Fecha de fundación 1879, primer fortificación en esta
región.
[24] HOBSBAWN, Eric. Bandidos.
[25] De 1932.
[26] CHUMBITA, Hugo, en Rev. Todo es Historia, Suplemento Nº
10, diciembre 1968.
[27] CHUMBITA, H. En Rev. Todo es..., op. cit.
[28] Hobsbawn, Eric, Bandidos.
[29] Juárez, Francisco. Los bandidos rurales, p. 2.
[30] Material aportado por la hermana de la víctima.
[31] El señor Muner fue herido levemente.
Ponencia Presentada en las Primeras Jornadas de Historia del
Delito en la Patagonia, organizadas por el GEHiSo y las Facultades de
Humanidades y de Derecho y Ciencias Sociales (UNCo), General Roca, junio del
2000.
Zanini, S. Reconstruyendo delitos: memoria popular, cristalizacion y legitimidad . (2000.). Ponencia Presentada en las Primeras Jornadas de Historia del Delito en la Patagonia, Organizadas por el GEHiSo y las Facultades de Humanidades y de Derecho y Ciencias Sociales (UNCo), General Roca, junio.
* Publicado en el BLOG DE LA PATAGONIA: "El Reginense" Guillermo Pirri Argentino, miércoles, 19 de mayo de 2010.
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