viernes, 17 de julio de 2020

Contratapa de “El Gráfico”.


Villa Regina hacia fines de los cincuenta era más pueblo que nunca. El Atlético organizó el acontecimiento deportivo de la época, esos que terminan siendo leyendas con el paso de los años. Una carrera de bicicletas en medio de la Patagonia, excepcional para esos tiempos : La Doble Regina – Choele Choel, ida un sábado y regreso el domingo.


La cosa no terminaba allí porque estaba la flor y nata del ciclismo argentino, el equipo Proinco Pirelli con la estrella del momento Dante Benvenuti y tres laderos, uno mejor que el otro. La revista El Gráfico, Biblia nacional del deporte, lo cubría y patrocinaba periodísticamente su Director en persona, el mítico Dante Panzeri formaba parte del contingente visitante.

El mejor equipo argentino de ciclismo de la época, El Gráfico y Dante Panzeri en una Regina de escasos diez mil habitantes, nada más parecido a una revolución.

El tren del viernes trajo a los ilustres visitantes, y por lo menos un tercio de los reginenses los recibieron en la Estación. El sábado a media mañana la mitad del poblado asistió a la largada.

Entre los corredores locales se destacaba “Cachirla” Maisonave, el querido y popular encargado de la Confitería del Club que en sus ratos libres entrenaba soñando codearse algún día con los grandes. Este día ha llegado pensaba mientras aprontaba sus músculos para la carrera más importante de su vida.

Cachirla llamó la atención de Dante Panzeri, quien con ojo de porteño experto (aunque era cordobés de Las Varillas) le comentó al Presidente del Atlético: “Me gusta la estampa del pollo de ustedes, estoy seguro que va a andar bien”. El Presidente asintió con respeto de anfitrión, pero para sus adentros y conocedor del paño no tenía dudas de como serían las cosas.

Con el aliento de medio Regina partieron los competidores por la calle Rivadavia paralela a la vía del ferrocarril, para perderse mil metros adelante en curva a la izquierda donde la calle topaba con la fábrica Tomacó, cincuenta metros y curva a la derecha para enfilar la ruta vieja de tierra rumbo a Chichinales. La caravana la cerraba un cuidado camión Ford 1940 conducido por el Toto Sarden siempre con su media sonrisa pícara y ese día estrenando gorra acorde con semejante ocasión. Debía estar atento desde el fondo de la carrera a los abandonos o necesidades de auxilio de los corredores, función que se conocía como “barredora”.

Luego de agotadoras cuatro horas de pedal, tierra, ripio y más pedal llegaron a Choele. Lo previsto, las estrellas con Benvenuti al frente, frescos y cortados; atrás lejos y agotados, los zonales. En medio de ellos Cachirla Maisonave.

La cena y tertulia de Choele duró hasta la medianoche para las estrellas visitantes, algo bastante más para los del pago rionegrino. No tenía caso cuidarse en demasía frente a lo sucedido en la primera etapa.

Domingo de definición. Pasando Chimpay, a la altura de la curva hacia la derecha con rumbo oeste frente a la llamada Cueva del Pavo, Cachirla y dos más dieron el no va más y abandonaron , esperaron la barredora y se subieron al camión del Toto. Una lona los tapaba cubriéndolos del viento y la tierra, unos mates y bizcochos acomodaban su ánimo y energías.

En la bajada de Chichinales el Toto que había acelerado los últimos tramos con ganas de finalizar su gestión bajó su andar casi a cero para cruzar la vía del ferrocarril. No se sabe a quien se le ocurrió, pero alguien golpeó la capota gritándole que se detenga. Dos se bajaron, Cachirla el primero, más fresco que una lechuga montó de un salto nuevamente la bicicleta.

A los ocho kilómetros de los dieciséis que separan Chichinales de Regina, Cachirla Maisonave le dio alcance al pelotón de punta con las estrellas del ciclismo argentino.

Cuando desembocaron al fondo de la Rivadavia todo, pero todo Regina que estaba en la llegada vió venir punteando a Cachirla Maisonave, el hijo pródigo de la Perla del Valle, culminando la hazaña con la que siempre soñó e iniciando su historial de ídolo.

En la línea de llegada se hizo justicia porque Cachirla perdió el embalaje final quedando a media bicicleta de los ganadores. La multitud aullaba de emoción, Dante Panzeri lo palmeaba al Presidente del Club mientas le decía: “Que le dije yo, perdón por el pálpito, este muchacho es puro futuro”.

El Presidente con la boca abierta, mudo, no podía creerlo. Sabía que había algo raro, apenas los visitantes subieran al tren de regreso averiguaría que había sucedido.

El Toto Sarden como correspondía fue el último en llegar, regulando con su impecable Ford 40, la cara como una juguetería, seguramente pensando que siempre era bueno pegarle un susto a los porteños.

El Gráfico registró el momento de gloria de Cachirla Maisonave en la soñada contratapa: su foto, su nombre y el título “Nace un futuro campeón”. Mejor imposible, como si hoy lo registrara ESPN.

El cuadro con la contratapa de El Gráfico estuvo por mucho tiempo en la Confitería del Club Atlético Regina. La emoción de los que vieron aquel domingo glorioso el embalaje final con Cachirla Maisonave a la rueda del campeonísimo Dante Benvenuti no se les olvidará jamás.

* Publicado por Juanjo Garcia/IMPACTO DEPORTIVO 13 AÑOS!!!!

1 comentario: