Iglesia y conflicto agrario en el feudo lictorial de Villa Regina (Alto Valle del Río Negro) por Pantaleone Sergi.
Villa Regina, fundada en 1924 a instancias de Mussolini en el Valle Superior del Río Negro (Patagonia, Argentina) fue un modelo fascista de colonización artificial planificada. Cuatrocientas familias italianas fueron "reclutadas" por la CIAC (Sociedad Italiano-Argentina de Colonización) con la promesa de que en unos años se convertirían en dueños de cualquier lote que se les asignara, y se les pagaría con los frutos de su trabajo. Los problemas de producción, las interrupciones del mercado y los desastres naturales pronto pusieron a la economía de rodillas, causando el colapso de la incipiente colonia. El CIAC trató de reclamar contra los colonos y ya en los años veinte los conflictos, las huelgas y los actos de violencia duros explotaron y duraron hasta 1950. Con los colonos, como se documenta en este trabajo que se basa en archivos inéditos y fuentes periodísticas, fueron la Federación Agraria Argentina y especialmente la Iglesia. La intervención del obispo de Viedma, Mons. A Nicolás Esandi, no le gustaban los emisarios del fascismo y el ICLE (Instituto Nacional de Crédito para la mano de obra italiana en el extranjero) que habían tomado el CIAC. Claramente enojado, en 1943 trató de poner al obispo en problemas frente a los Estados Pontificios, creando una vergüenza evidente entre los diplomáticos de los dos bancos del Tíber. La acción de Mons. Sin embargo, Esandi del lado de los colonos continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos. No le gustaban los emisarios del fascismo y el ICLE (Instituto Nacional de Crédito para la mano de obra italiana en el extranjero) que habían tomado el CIAC. Claramente enojado, en 1943 trató de poner al obispo en problemas frente a los Estados Pontificios, creando una vergüenza evidente entre los diplomáticos de los dos bancos del Tíber. La acción de Mons. Sin embargo, Esandi del lado de los colonos continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos. No le gustaban los emisarios del fascismo y el ICLE (Instituto Nacional de Crédito para la mano de obra italiana en el extranjero) que habían tomado el CIAC. Claramente enojado, en 1943 trató de poner al obispo en problemas frente a los Estados Pontificios, creando una vergüenza evidente entre los diplomáticos de los dos bancos del Tíber. La acción de Mons. Sin embargo, Esandi del lado de los colonos continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos. continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos. continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos.
Iglesia y conflicto agrario en el feudo lictorial de Villa
Regina (Alto Valle del Río Negro) por Pantaleone Sergi. (en idioma italiano e
idioma inglés).
Iglesia y conflicto agrario en el feudo lictorial de Villa
Regina (Alto Valle del Río Negro) por Pantaleone Sergi.
Villa Regina, fundada en 1924 a instancias de Mussolini en
el Valle Superior del Río Negro (Patagonia, Argentina) fue un modelo fascista
de colonización artificial planificada. Cuatrocientas familias italianas fueron
"reclutadas" por la CIAC (Sociedad Italiano-Argentina de
Colonización) con la promesa de que en unos años se convertirían en dueños de
cualquier lote que se les asignara, y se les pagaría con los frutos de su
trabajo. Los problemas de producción, las interrupciones del mercado y los
desastres naturales pronto pusieron a la economía de rodillas, causando el
colapso de la incipiente colonia. El CIAC trató de reclamar contra los colonos
y ya en los años veinte los conflictos, las huelgas y los actos de violencia
duros explotaron y duraron hasta 1950. Con los colonos, como se documenta en
este trabajo que se basa en archivos inéditos y fuentes periodísticas, fueron
la Federación Agraria Argentina y especialmente la Iglesia. La intervención del
obispo de Viedma, Mons. A Nicolás Esandi, no le gustaban los emisarios del
fascismo y el ICLE (Instituto Nacional de Crédito para la mano de obra italiana
en el extranjero) que habían tomado el CIAC. Claramente enojado, en 1943 trató
de poner al obispo en problemas frente a los Estados Pontificios, creando una
vergüenza evidente entre los diplomáticos de los dos bancos del Tíber. La
acción de Mons. Sin embargo, Esandi del lado de los colonos continuó sin cesar
y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo,
solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los
colonos. No le gustaban los emisarios del fascismo y el ICLE (Instituto
Nacional de Crédito para la mano de obra italiana en el extranjero) que habían
tomado el CIAC. Claramente enojado, en 1943 trató de poner al obispo en
problemas frente a los Estados Pontificios, creando una vergüenza evidente
entre los diplomáticos de los dos bancos del Tíber. La acción de Mons. Sin
embargo, Esandi del lado de los colonos continuó sin cesar y finalmente el
conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en
diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos. No
le gustaban los emisarios del fascismo y el ICLE (Instituto Nacional de Crédito
para la mano de obra italiana en el extranjero) que habían tomado el CIAC.
Claramente enojado, en 1943 trató de poner al obispo en problemas frente a los
Estados Pontificios, creando una vergüenza evidente entre los diplomáticos de
los dos bancos del Tíber. La acción de Mons. Sin embargo, Esandi del lado de
los colonos continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una
solución concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de
títulos de propiedad a los colonos. continuó sin cesar y finalmente el
conflicto se dirigió hacia una solución concreta. Sin embargo, solo en
diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos de propiedad a los colonos.
continuó sin cesar y finalmente el conflicto se dirigió hacia una solución
concreta. Sin embargo, solo en diciembre de 1950 comenzó la entrega de títulos
de propiedad a los colonos.
Chiesa e conflitto agrario nel feudo littorio di Villa
Regina (Alta Valle del Rio Negro)
Emigrazione, colonizzazione pianificata e lotte per la terra
Fondata nel 1924 nell’Alta Valle del Rio Negro (Patagonia
argentina), Villa Regina, che oggi conta più di trenta mila abitanti, è stata
un modello fascista di colonizzazione artificiale pianificata e come tale
magnificato dalla stampa coloniale italiana in Argentina e da quella di regime
in Italia1. La colonia agricola e l’abitato, realizzati con capital pubblici e
privati italiani, per volontà di Benito Mussolini e per ciò considerata la
prima delle cosiddette città del Duce2, accolse più di 400 famiglie «arruolate»
in Italia con la lusinga di «fare l’America» e il miraggio di diventare, con
facilità, proprietari della terra assegnata. Solo il quotidiano antifascista di
Buenos Aires, L’Italia del Popolo, espresse immediate e severe riserve sulla
bontà dell’iniziativa della CIAC, la Compagnia italo-argentina di
colonizzazione. La giudicava – a buona ragione, visti gli avvenimenti
successivi – una di quelle imprese migratorie nelle quali le vittime
predestinate erano i lavoratori3. La colonia, infatti, ebbe uno sviluppo
immediato e promettente ma dovette ben presto fare i conti con difficoltà di
ogni tipo che minacciarono di compromettere l’inedito esperimento di
colonizzazione.
Le cose non andarono come preventivato e tantissimi coloni
vissero un’epopea drammatica. L’impresa stessa fu messa a repentaglio da un 1
Pantaleone Sergi, «Un modelo fascista de emigración italiana en Argentina.
Así nació Villa Regina (Alto Valle del Río Negro)», Estudios
Migratorios Latinoamericanos,
72, 2012, pp. 187-221; Id., «Villa Regina. Modello fascista
d’emigrazione in Patagonia», Historia Magistra, V, 12, 2013, pp. 56-74.
2 Sulle cosiddette «Città del Duce» fondate in Italia e
nelle colonie d’Oltremare negli anni del fascismo, si rinvia a Riccardo
Mariani, Fascismo e città nuove, Feltrinelli, Milano 1976; si veda anche:
Antonio Pennacchi, Fascio e martello. Viaggio per le città del Duce, Laterza,
Roma-Bari 2008.
3 Civis, «La verità sulla famosa colonizzazione al Rio
Negro», L’Italia del Popolo, Buenos Aires, 16 gennaio 1926.
664 susseguirsi di eventi negativi che subito dopo la
fondazione scandirono la «via crucis» dei coloni. Malaria, febbri tifoidee,
epidemie di congiuntivite e altre allarmanti malattie che fecero numerose
vittime o imposero ricoveri negli ospedali della lontana Buenos Aires4, il
crollo mondiale dei mercati legato a quello di Wall Street del 1929 e, infine,
i ripetuti flagelli naturali che per diversi anni misero in ginocchio l’Alta
Valle rionegrina5, costrinsero i coloni a fare altri debiti con il Banco
Hipotecario Nacional (BHN) per far ripartire la produzione agricola. «La realtà
risultò ben differente [da quella ipotizzata], anche perché la produzione era
molto scarsa e i coloni non erano organizzati per far fronte alla questione
della commercializzazione»6. Ben presto, così, in tanti furono catapultati
nell’incubo di perdere tutto quello per cui avevano lavorato con sudore.
L’effetto sulla Compagnia fu diretto e negativo. Per cui, una sorta di
«capitalismo famelico» praticato dalla dirigenza della CIAC formata da «un
gruppo di eranovisti senza scrupoli»7, pretendeva di scaricare tutto il peso
della crisi sui coloni: alla fine del 1930 la Compagnia cercò di recuperare i
mancati utili imponendo al gerente, l’ingegnere romano Filippo Bonoli,
fondatore della colonia, di non tollerare ritardi nei pagamenti e di applicare
interessi più esosi sul debito dei coloni8.
La depressione economica mondiale aveva decretato il
sostanziale tracollo dell’impresa colonizzatrice. Il cambio al vertice della
Compagnia (Bonoli fu sostituito con Egisto Pavirani, ex sindacalista
socialista, negli anni Venti transitato nelle file fasciste) non mutò la
sostanza delle cose. La CIAC fu costretta a ipotecare i propri beni dando in
garanzia anche i crediti sui terreni venduti.
Tale situazione finì per mettere alle corde gran parte delle
famiglie contadine le quali avevano acquistato una chacra che, secondo la
suadente pubblicità fatta in Italia, in pochi anni sarebbero stati in
condizione di pagare con i guadagni realizzati. La pubblicità si dimostrò
ingannevole.
La terra non era tutta feritile come assicurato. Una parte
era salmastra e alcuni lotti incoltivabili per l’alto tenore di salnitro.
«Questa imperfetta conoscenza della qualità della terra causò i primi reclami
di quei coloni che avevano occupato i lotti salati», spiegò un tecnico che
l’ICLE (Istituto nazionale di credito per il lavoro italiano all’estero), molti
anni dopo inviò
4 «Villa Regina. Le condizioni sanitarie», Il Mattino
d’Italia, Bs. As., 15 aprile 1931.
5 «Lluvias torrenciales, inundaciones y granizo», Alto
Valle, 29 novembre 1934.
6 Silvia Zanini, Las Historias que non unen. Una perla junto
a la barda, Arcoiris,
Villa Regina 2006, p. 72.
7 «La tragicommedia pomidoresca e il suo retroscena», La
Nuova Patria (Buenos
Aires), 4 ottobre 1933.
8 Archivio Privato Franco Gonzales, Villa Regina, «Per la
storia». Nota a margine di una comunicazione interna redatta dall’ing. Filippo
Bonoli, gerente della CIAC, s. d.
665 a Villa Regina9. Fu ben presto chiaro fin d’allora che
la CIAC non aveva gli intenti patriottici dichiarati a più riprese, ma i coloni
se ne accorsero quando ormai erano schiacciati dalla morsa degli interessi
crescenti applicati dalla Compagnia. Diversi, allora, gettarono la spugna,
vivendo la beffarda disillusione sull’Argentina e sull’emigrazione. Costretti
dai debiti verso la CIAC, infatti, in tanti decisero di lasciare Villa Regina
dirigendosi per lo più a Colonia Centenario, nel Neuquén, dove «non trovavano
nulla però non incontravano nemmeno chi imponesse loro di pagare»10. Altri, e
furono i più, strinsero i denti, lottarono strenuamente e, a distanza di anni e
di molte tribolazioni, vinsero la dura battaglia.
A cavallo tra gli anni Venti e Trenta le proteste dei coloni
disperati divennero sempre più frequenti. Scioperi e atti di violenza si registrarono
dal 1932 al 1935. Nel 1934 un’assemblea di coloni inviò un appello direttamente
a Mussolini, affinché si occupasse della loro disastrosa situazione11. Lo
stesso gerente della CIAC, Pavirani, in una polémica lettera aperta al suo
predecessore Bonoli, definiva «dolorosa e umiliante » la realtà dei coloni
oppressi dai debiti. Ma la CIAC avrebbe voluto ugualmente fare sloggiare le
famiglie in ritardo con i pagamenti e riprendersi le terre loro assegnate. Uno
dei coloni, Attilio Vesprini, che giunse a Villa Regina nel 1926, ha ricordato
quale e quanta fosse la tensione esistente nella neonata colonia:
A quel tempo – è il suo racconto – la disperazione ci faceva
fare qualsiasi cosa. Ci cacciavano, ne avevano cacciati tanti. Uniti, assieme
alla Federación Agraria Argentina, come in tutte le cose ci entrò “un poco” di
politica: c’erano gli esaltati, i comunisti, gli anarchici, i fascisti, però,
questo sì, eravamo tutti d’accordo per andare contro il capitale, ossia contro
la compagnia12.
Dello stesso tenore la testimonianza del parroco padre
Marcello Gardìn che nel suo diario scrisse di «giorni tristi, giorni di
rivolta» per «i poveri umili e bravi coloni»13.
Sembrava tutto inutile. Un nuovo gerente della CIAC, Saverio
Mazzacurati, a quanto pare scelto direttamente dal Duce (lo stesso Mussolini,
negli anni successivi, tramite l’ambasciatore o propri inviati avrebbe
9 Domenico Bartolotti, «Esperienze di colonizzazione»,
Corriere degli Italiani (Buenos Aires), 10-16 aprile 1950.
10 Cfr. la Testimonianza di Attilio Vesprini, in Franco
Gonzáles, Hechos y Realidades Reginenses, Imprenta Las Grutas, Las Grutas 2009,
p. 55.
11 Cfr. «Exposición de hechos al jefe del gobierno de
Italia», Rio Negro, 8 febbraio 1934.
12 Cfr. Gonzáles, Hechos y Realidades Reginenses, pp. 56-62.
13 Padre Marcello Gardin, Diario, 26 maggio 1929. Cit. in
Silvia Zanini, Me lo contó mi abuelo, Imprenta Zanotti, Villa Regina 1994.
666 seguito l’evolversi delle vicende della colonia14), non
riuscì a frenare la deriva della Compagnia, tanto che nel 1937 il presidente
dell’ICLE Giuseppe De Michelis, già potente Commissario per l’Emigrazione,
conferí il potere generale a Edmondo Criscuoli il quale, senza dar tregua ai
coloni, e a loro spese, tentò di salvare gli interessi del capitale. La CIAC nel 1938 entrò in liquidazione e fu acquisita
dall’ICLE che l’anno prima aveva costituito la SACRA (Sociedad Anónima
Comercial de Reconstrucción Agraria) dotata di personalità giuridica, con
l’intento principale di acquisire a prezzi stracciati i lotti di terreno
sottratti ai coloni indebitati e messi all’asta dal BHN15. Già nel novembre
1938, tramite l’agente consolare Giacomo Picotti, riuscì ad accaparrarsi 10
lotti messi all’asta. La missione della SACRA, in sostanza, era quella di
realizzare i crediti delle banche finanziatrici, per smobilitare i capitali
investiti nell’impresa e arrivare, così, alla definitiva liquidazione della
CIAC16. «Dimenticando di essere l’ICLE, l’istituto che doveva favorire il
lavoro degli italiani all’estero – commentò con amarezza l’ing. Bonoli molti
anni dopo – [Criscuoli] fu colui che tentò di distruggere l’opera avviata»17.
Per più di due decenni, a ogni modo, il conflitto con la
Compagnia, segnò drammaticamente la vita dei coloni di Villa Regina. Per
riuscire ad affrancarsi dai debiti e diventare proprietari del terreno e della
casa loro assegnata, tuttavia, essi fecero fronte comune contro la CIAC e
trovarono subito un forte sostegno nella potente Federación Agraria Argentina
(FAA)18, organizzazione di ispirazione socialista e popolare fondata da
italiani nel 1912, al tempo del «Grito de Alcorta»19, la sollevazione contadina
alla quale avevano partecipato anche alcuni dei futuri fondatori di Villa
Regina all’epoca affittuari di terreni nella provincia di Santa Fe (sette famiglie
di Bigand furono tra i pionieri della colonia rionegrina). Nel corso di
un’assemblea che si svolse domenica
20 novembre 1927, alla presenza del dirigente sindacale
Epifanio Gutiérrez che giunse da Bahía Blanca, infatti, si costituì la «Sección
Colonia Regina» della FAA che avrebbe rappresentato un punto di riferimento
fermo nella battaglia per la proprietà della terra.
14 H.P.M., «El cura, Mussolini y la campaña», Rio Negro, 7
novembre 1992.
15 Ricardo Falcón, Nueva historia argentina, VI, Democracia,
conflicto social y renovación de ideas (1916-1930), Editorial Sudamericana,
Buenos Aires 2000, pag. 277.
16 Bartolotti, «Esperienze di colonizzazione».
17 Gonzáles, Hechos y Realidades Reginenses, p. 267.
18 Esther L. Maida, Inmigrantes en el Alto Valle del Río
Negro, PubliFadecs, General Roca 2001, p. 125. L’atto costitutivo fu
sottoscritto da 60 coloni; presidente fu eletto Natalio Petris (cfr. Gonzáles,
Hechos y Realidades Reginenses, pp. 206-207).
19 Cfr. Placido Grela, El Grito de Alcorta. Historia de la
rebelión campesina de 1912, Editorial Tierra Nuestra, Rosario 1958; cfr. anche
Eugenia Scarzanella, Gli italiani d’Argentina. Storie di contadini, industriali
e missionari italiani in Argentina, 1850-1912, Marsilio, Venezia 1983.
667
Ad appena tre anni dalla fondazione della colonia, dunque,
le famiglie contadine prevedevano già il disastro a cui stavano andando
incontro e misero in atto le prime proteste davanti agli uffici della CIAC
«colpevole» di un accordo con Banco Hipotecario Nacional che avrebbe pesato
tutto sulle loro spalle20. Iniziava allora un extenuante contenzioso che
impegnò a lungo l’intera colonia, donne comprese e fortemente motivate. Tra
esse si distinsero la prima sindacalista della colonia, Maria Caporalini, e una
sua battagliera compagna di cognome Fedie, ricordata come la «francesa» per la
sua nazionalità di origine: quest’ultima, ha raccontato una colona, «era forte,
coraggiosa ed aiutò moltissimo i contadini nella lotta per il mantenimento
della terra»21.
Al fianco dei coloni, due anni dopo, scese in campo
direttamente il leader della FAA Esteban Piacenza, che visitò Villa Regina e,
súbito dopo un discorso di Pietro Vicchi, intervenne davanti a un pubblico
enorme ed entusiasta22. Piacenza assunse direttamente la vertenza dei coloni e
per molti anni le dedicò la propria attenzione, senza tuttavia arrivare a una
qualsiasi soluzione per la mancanza di interlocutori e per il groviglio
finanziario che negli anni avvolse la CIAC nel tentativo di salvare gli
interessi economici dell’ICLE che ne rilevò quote e proprietà.
Risultate inutili le proteste guidate da dirigenti sindacali
di primo piano23 e altre iniziative attuate dalla Comisión de Fomento che nel
noviembre 1932 – periodo di forti tensioni – inviò un memoriale al governo
federale indicando il modo in cui si poteva arrivare a una positiva soluzione
della vertenza con la compagnia colonizzatrice24, e da una delegazione di
coloni, ormai ridotti sul lastrico, che si recò a Buenos Aires per invocare
l’aiuto del presidente della Repubblica Agustìn P. Justo25, lo stesso Piacenza,
con un articolo sul quotidiano della FAA, sollecitò l’ambasciatore italiano a
farsi carico del problema. Piacenza richiamò anche
20 Antonio F. Rodríguez, El Alto Valle del Río Negro emporio
de riqueza, Talleres Gráficos J. Hays Bell, Buenos Aires 1947, cit. in «Villa
Regina: apuntes para su historia», 54 años de la ciudad di Villa Regina, numero
unico, 1978, p. 22.
21 Testimonianza della colona Palmira Rozza, in Edda
Collino, Alicia Vergottini.
Il ruolo della donna italiana. Proiezione della donna
italiana agli [cioè alle] origini e formazione della Colonia Regina
(1925-1927), Villa Regina, Rio Negro, Argentina, dattiloscritto s.d.,
presentato al Premio «Costantino Pavan», racconti editi e inediti di cultura
locale, San Donà di Piave (Venezia).
22 Susana Yappert, «Esteban Piacenza recorre el Valle y deja
su siembra», in
http://
www1.rionegro.com.ar/diario/tools/imprimir.php?id=6046 .
23 Il delegato della FAA di Bahía Blanca, Michelutti,
nell’ottobre 1932 guidò una manifestazione di piazza per promuovere azioni che
facessero uscire i coloni dalla «brutta situazione esistente» (cfr. «Mitin
agrario», Alto Valle, 28 ottobre 1932).
24 Petitorio de la Comisión de Fomento, in «Alto Valle», 10
novembre 1932.
25 Tre delegati dei coloni – Alfonso Fiordelli, Luis Berola
e José Vesprini – furono ricevuti dal Presidente Justo che assicurò il suo
intervento (cfr. «Una delegación de Villa Regina ante el Presidente de la
Nación», Alto Valle, 27 dicembre 1934).
668
l’attenzione delle autorità argentine, le quali, «convinte
che Villa Regina era una colonia dell’Ambasciata italiana» fino a quel momento
avevano badato esclusivamente a questioni di legalità e ordine pubblico26.
La Chiesa a fianco dei coloni Anche la Chiesa, già
all’esplodere del conflitto, difese senza esitazioni gli interessi dei coloni.
L’azione pastorale e sociale del parroco, padre Marcello Pio Gardin, fu
incessante. Era lui a farsi portavoce dei bisogni. Agli inizi del 1928 promosse
il «Círculo Católico Laboriosa Fides»27. Nel 1932, partecipando a un’assemblea
convocata dal gerente della CIAC, si schierò apertamente in difesa dei diritti
dei coloni: «Abbracciai totalmente – annotò nel suo diario – la causa dei
coloni. Meritandomi il titolo di prete anarchico da parte della polizia
locale»28. Gli agenti della sicurezza, infatti, segnalarono alle autorità
l’atteggiamento tenuto del sacerdote subito dopo il cosiddetto «Asado della
Fratellanza » e ancora dopo la manifestazione del 1° maggio che aveva preso una
piega comunista29. Padre Gardin non si limitò a solidarizzare con i propri
parrocchiani in difficoltà, ma da una costola dell’Azione Cattolica, che nel
1933 organizzò il primo Congresso Eucaristico Regionale, promosse anche il
Circolo Operaio Cattolico, un gruppo sindacale che sviluppò «un forte
intervento nella sfera pubblica locale»30.
Fu questo salesiano veneto, ex combattente della prima
guerra mondiale, a far assurgere il conflitto agrario di Villa Regina
all’attenzione generale del paese: quando la situazione divenne molto precaria,
infatti, il párroco scrisse una lettera al quotidiano La Nación di Buenos Aires
per descrivere le peripezie e le necessità dei coloni stretti tra crisi
generale e soprusi della CIAC, suscitando un moto di solidarietà nazionale che
non fu sufficiente, tuttavia, per arrivare a una equa soluzione della lunga
vertenza31.
26 Esteban Piacenza, «El Ambajador de Italia debe
intervenir», La Tierra, 19 agosto 1938.
27 Padre Gardin, Diario, 5 marzo 1928.
28 Ibidem, 16 marzo 1932.
29 Oscar Barreto, En las trincheras de Dios. Semblanza
sacerdotal y andanzas misioneras del Padre Marcelo Pío Gardín, Ed. del Sur,
Bahía Blanca 1985, p. 48. Cit. in H.P.M., «El cura, Mussolini y la campaña».
30 Graciela Iuorno, Glenda Miralles e Karim Nasser, «Actores
y espacio público en la etapa territoriana rionegrina. El Departamento General
Roca y su integración desigual», in Martha Ruffini e Ricardo Masera, a cura di,
Horizontes en Perspectiva: contribuciones para la Historia de Río Negro, 1884-1955,
I, Legislatura de Río Negro y Fundación Ameghino, Viedma 2007. http://investigadores.uncoma.edu.ar/
cepyc/publicaciones/actores _sociales_en_la_etapa_terrotoriana_rionegrina.pdf .
31 Eno Matiussi, Los Friulanos, secondo vol. di Italianos en
Argentina, Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires 1997, p. 97.
669
A cavallo degli anni Trenta e Quaranta, con l’impegno in
prima persona del vescovo della nuova diocesi di Viedma, il salesiano monsignor
Nicolás Esandi, la Chiesa assunse un ruolo guida nella lotta dei coloni32. Forse
persino Pio XII fu interessato al conflitto. Il pontefice – sostenne il vescovo
in un memoriale – avrebbe dovuto intercedere, dire una «mezza parola» a
Mussolini, «Benedetto Primo Ministro d’Italia», a favore delle famiglie
contadine vittime di un «indiavolato imbroglio abilissimamente elaborato da
intelligenti avvocati», le quali dopo più di 15 anni di lavoro e soldi sborsati
continuavano a essere eternamente indebitate con la compagnia e rischiavano di
essere sloggiate dalle chacras che avevano acquistato, trasformandole da lande
desolate in terreni fertili33.
Ancora nel 1941, dunque, tramite la Chiesa i coloni di Villa
Regina che vivevano in una sorta di enclave fascista in terra argentina34, si
rivolgevano al Duce, affidandogli il proprio destino. Mussolini, d’altra parte,
aveva voluto la fondazione della colonia nel 1924 e ancora nel 1932, in seguito
a una petizione inviatagli dal parroco Gardin che «audacemente» si era spinto a
chiedere tre campane al governo italiano35, aveva dimostrato la propria
vicinanza inviando 5.000 Lire destinate all’acquisto di due campane per la
Chiesa parrocchiale36. Oltretutto, secondo il segretario della FAA Esteban
Piacenza, il dramma di quegli «eroici agricoltori» era giunto «alla conoscenza
del capo del governo italiano che si sarebbe
32 Nato a Bahia Blanca il 6 settembre 1876 e morto il 29
agosto 1948, Mons. Nicolás Esandi fu il primo vescovo di Viedma, successore del
Vicario Apostolico della Patagonia, Mons. Giovanni Cagliero, anch’egli
salesiano e compaesano di Don Bosco, considerato «l’apostolo e il
civilizzatore» di quella terra dove arrivò missionario nel 1879. Di origine
basca – la sua famiglia proveniva da Jaurrieta, in Navarra, e si era stabilita
a Bahia Blanca nel 1890 – Nicolás Esandi fu ordinato sacerdote il 28 gennaio
1900. Il 20 aprile 1934, con la Bolla Nobilis Argentinae Nationis, Papa Pio XI
creò la nuova e gigantesca Diocesi di Viedma con giurisdizione su Rio Negro,
Chubut, Santa Cruz e Tierra del Fuego, territori staccati dalla Diocesi di
Buenos Aires, e Mons. Esandi fu eletto suo vescovo (cfr. Acta Apostolicae Sedis,
XXVII, Ser. II, v. II, n. 8, 5 luglio 1935). Ordinato il 17 febbraio 1935 nella
cattedrale di Buenos Aires dal Nunzio Apostolico Filippo Cortesi,
dall’arcivescovo di Buenos Aires Giacomo Luis Copello e da quello di Córdoba,
Fermín Emilio Lafitte, il 18 marzo successivo Mons. Esandi prese possesso della
nuova sede episcopale.
Esandi fu anche studioso di paleolinguistica e presidente
dell’Instituto Americano de Estudios Vascos. Sulla vita del prelato, cfr. Susana
Marta Cano, Jose y Nicolas Esandi conquistadores de pampas y almas, elaborato
finale del «Curso superior de estudios vascos», Jakinet, Fundación Asmoz, San
Sebastián, Donostia, 2006; si veda pure: Ead., «Monseñor Nicolás Esandi,
primer obispo de la Patagonia argentina», Euskonews&Media, 397, 1-8, 2007,
disponibile in www.euskonews.com.
33 ASMAE, Affari Politici, Ambasciata d’Italia presso la
Santa Sede, 1941-45, b.
7, f. 1, Argentina, Memoriale di Monsignor Nicolás Esandi,
Viedma 2 febbraio 1943.
34 «Colonia Regina, feudo fascista nel cuore della democrazia
argentina», L’Italia del Popolo, 9 luglio 1941.
35 Barreto, En las trincheras de Dios.
36 «Ecos de la fiesta patronal de Villa Regina», Alto Valle,
10 novembre 1932.
670
mostrato sommamente contrariato» chiedendo di correggere gli
errori, specialmente quelli grossolanamente volontari. Il Duce, solo lui,
confidavano allora i coloni, poteva «senza indugio» mettere le cose a posto.
Non è noto se l’appello sia mai arrivato al Soglio pontifico
e al tavolo di Mussolini. Difficilmente, però, la disperazione di quegli
italiani trapiantati nell’Alta Valle del Rio Negro con il sogno di «fare
l’America» ma finiti ben presto nel lungo incubo di un imminente disastro
familiare, poteva in quel momento attirare l’attenzione del dittatore. Ben
altri, infatti, erano i problemi: l’Italia era coinvolta in una guerra che
stava incendiando il mondo. Per cui, sebbene Mons. Esandi avesse preso a cuore la
vicenda delle famiglie contadine italiane del Rio Negro, gli emissari del
fascismo e dell’ICLE, palesemente stizziti per l’intervento del prelato nella
vertenza, andarono avanti come se nulla fosse e finirono per creare anche una
situazione di evidente imbarazzo tra le diplomazie delle due sponde del Tevere,
costrette a scambiarsi alcune chiarificatrici «note verbali» allorquando la
vicenda finì all’attenzione del Segretario di Stato di Sua Santità interessato
alla questione dall’Ambasciata d’Italia presso la Santa Sede. In maniera impropria
e inopportuna, infatti, il procuratore dell’ICLE, gerente della CIAC e
presidente della SACRA Edmondo Criscuoli, aveva indicato il Vaticano come uno
dei possibili acquirenti dei diritti che la CIAC vantava su Villa Regina.
Documenti conservati tra le carte dell’Ambasciata d’Italia
in Vaticano, tra cui un lungo e dettagliato memoriale di Mons. Esandi, gettano così
un fascio di luce sul braccio di ferro tra coloni e compagnia che all’inizio
degli anni Quaranta raggiunse punte di tensione pericolose per l’ordine
pubblico, e offrono un contributo significativo alla storia di Villa Regina e
alla stessa storia dell’emigrazione italiana in Argentina.
Al centro delle note diplomatiche c’è il ruolo del vescovo,
che non solo, come vedremo, prese le difese dei coloni intervenendo a loro
favore col presidente della Repubblica, le Banche e il ministro
dell’Agricoltura, ma si spinse a invocare l’impiego dell’esercito per bloccare
lo sfratto delle famiglie contadine dai loro poderi in Villa Regina.
Nell’appassionata attività a sostegno delle rivendicazioni dei coloni che, a
suo giudizio, dopo «15 o 17 anni di lavoro indefesso, di tribolazioni e di fame»
si trovavano con un debito nei confronti della CIAC che non riuscivano a
soddisfare a causa di «interessi sbalorditivi», era questo l’interrogativo, il
vescovo aveva operato per conto dello Stato pontificio?
Non aveva alcun dubbio Edmondo Criscuoli. Il quale
interpretò capziosamente il ruolo di Mons. Esandi nella vertenza. Con una
comunicazione telegrafica, infatti, comunicò all’ICLE a Roma che il vescovo della
Patagonia era intervenuto negli affari della CIAC col pretesto di proteggere i
coloni che aveva sollevato contro la compagnia e le autorità bancarie e
politiche, e che il suo intervento aveva determinato l’interru671 zione della
sistemazione delle pratiche e la paralizzazione degli incassi.
Andando oltre, nell’azione del prelato vide un interesse
dello Stato pontificio ad acquistare i diritti della CIAC sulle chacras messe
all’asta37.
Era un’evidente forzatura della realtà, quasi da attendersi
da parte di un personaggio «particolare» com’era considerato Criscuoli. Egli gestiva
l’ICLE in Argentina come fosse cosa sua, senza nemmeno informare i vertici
italiani dell’Istituto, con un piglio autoritario che non ammetteva intromissioni
nel proprio operato. Secondo Ercole Graziadei38, il commissario dell’ICLE post
fascista fautore di una «emigrazione organica»39, che dal 17 al 19 marzo 1946
fu a Villa Regina e incontrando i coloni, con Juan Rotter e il dottor Arrighi
del Consiglio Agrario, avviò a soluzione la lunga e drammatica vertenza, Criscuoli
era un buon tecnico ma un uomo «infelice nel carattere, scarso di comprensione
umana»40. Si consideraba un proconsole, spesso «non padrone dei suoi nervi», e per
la sua intransigenza arrogante aveva di fatto acutizzato lo scontro tra coloni e
CIAC e tra l’ICLE, le banche e il governo argentino41. «Dal punto di vista
capacità amministrativa – scrisse Graziadei sul conto di Criscuoli– nulla da
eccepire […] Dal punto di vista “public relations”, ossia contatti con terzi,
la sua missione è stata un continuo insuccesso»42.
Al carattere di Criscuoli, che trattava con atteggiamento
«misto di sufficienza e di abilità avvocatesca, tale da suscitare la diffidenza
e la reazione dei coloni»43, si deve attribuire anche la «provocazione» nei 37
ASMAE, Affari Politici, Ambasciata d’Italia presso la Santa Sede, 1941-45, b.
7, f. 1, Argentina, Telespresso n. 193 dal Ministero degli Esteri
all’Ambasciata d’Italia presso la Santa Sede, 12 dicembre 1942.
38 Ercole Graziadei, avvocato. Nell'agosto 1944, il governo
Bonomi lo nominò commissario straordinario dell'ICLE e Presidente dell’Ente di
colonizzazione per gli italiani all’Estero (ECIE) con le funzioni di direttore
generale. Il mese dopo Graziadei entrò anche nel consiglio direttivo dell’Ufficio
interbancario, «un organismo transitorio che ha il compito di assistere la
ripresa delle relazioni fra banche e di far nascere l’Associazione Bancaria
Italiana» (si veda: Pier Francesco Asso, Sebastiamo Nerozzi, «Le banche
italiane nel secolo breve: riflessioni dalla storia dell’ABI (1944-1991)»,
Studi e Note di Economia, XVII, 2, 2012, pp. 177-217).
39 Ercole Graziadei, «Emigrazione organica», Italiani nel
mondo, 10 agosto 45, pp. 3-4. Per Graziadei l’emigrazione poteva avere successo
soltanto con la costruzione di un «sistema imprenditoriale e finanziario integrato,
capace di andare oltre la semplice partenza di lavoratori, promuovendo invece
l’espatrio di precisi “blocchi economici”» (cfr. Michele Colucci, Forza lavoro
in movimento. L’Italia e l’emigrazione in Europa, 1945-1957, tesi di Dottorato
di ricerca in Società Istituzioni
Sistemi Politici Europei, XIX ciclo, Università degli Studi
della Tuscia di Viterbo).
Il modello di Graziadei ricorda in qualche modo proprio
quello che aveva portato alla fondazione di Villa Regina.
40 ASMAE, Affari Politici, 1946-50, Argentina, b. 3, f. 2,
Diario di viaggio del commissario dell’I.C.L.E. (febbraio–marzo–aprile 1946),
Roma maggio 1946, p. 18.
41 Ibidem, pp. 9-10.
42 Ibidem, p. 28.
43 Ibidem, p. 17.
672
confronti di Esandi che aveva osato interferire nella sua
gestione degli affari relativi a Villa Regina, tentando così, per ripicca, di
creargli problema con i suoi superiori mediante la storia di un presunto
interesse dello Stato Pontificio sui terreni messi all’asta.
Sta di fatto che l’ICLE con una nota del 4 dicembre 1942
girò le affermazioni di Criscuoli al Ministero degli Esteri. L’ICLE, infatti,
consideraba quella fatta dal suo rappresentante «una comunicazione di particolare
importanza» per l’Istituto, e ritenne pertanto di richiamare «la cortese
attenzione del Ministero sul suo contenuto», pregando anche «di voler esaminare
la opportunità di disporre dei passi allo scopo di accertare presso la S. Sede
se la notizia fornitaci corrisponda a verità» e in ogni caso capire «se
comunque la S. Sede ha interesse a rilevare i nostri diritti relativamente alla
posizione della Compagnia Italo Argentina di Colonizzazione»44.
Il memoriale del vescovo Nicolás Esandi
Lo scambio di note diplomatiche iniziò il 23 dicembre 1942
con la richiesta di chiarimenti fatta alla Segreteria di Stato di Papa Pacelli dall’Ambasciata
d’Italia in Vaticano, interessata alla questione dal ministero45. Ricevute le
prime informazioni dall’Argentina, il 18 febbraio successivo la diplomazia
vaticana fece notare all’Ambasciata d’Italia che nel caso di Villa Regina monsignor
Esandi, da buon pastore di anime46, si era limitato ad accogliere il grido di
dolore delle famiglie contadine, sostenendo «di avere stimato suo dovere di
Vescovo difendere i poveri coloni dai soprusi della Società, ricorrendo per vie
legali alle competenti autorità (Presidente della Repubblica, Banca, Ministero dell’Agricoltura)»47.
Il 22 febbraio successivo l’«incidente» poteva considerarsi chiuso. La Santa
Sede si riteneva del tutto estranea alla
44 ASMAE, Affari Politici, Ambasciata d’Italia presso la
Santa Sede, 1941-45,
b. 7, f. 1, Argentina, Telespresso n. 193 dal Ministerio
degli Esteri all’Ambasciata d’Italia presso la Santa Sede, 12 dicembre 1942.
45 Ibidem, Nota verbale n. 3776 del 23 dicembre 1942 all’Ambasciata
d’Italia presso la Santa Sede alla Segreteria di Stato di Sua Santità.
46 S’impegnò, tra l’altro, per far ottenere un regime carcerario
più tollerabile ai detenuti di Ushuaia (cfr. Wilhem Zehnder, «Nicolás Esandi
Nicolao», in Auñamendi Eusko Entziklopedia, http://www.euskomedia.org/
aunamendi/40808). Per cercare di migliorare la propria condizione, nel 1944,
circa cento reclusi incontrano Esandi in visita al penitenziario, «gli
s’inginocchiano attorno, anzi si prosternano ai suoi piedi: implorano da lui un
intervento» (Lino Pellegrini, Il Sud America è di Atahualpa, Martello, Milano
1956, p. 182).
47 ASMAE, Affari Politici, Ambasciata d’Italia presso la
Santa Sede, 1941-45, b.
7, f. 1, Argentina, Nota verbale del 18 febbraio 1943 dalla
Segreteria di Stato di Sua Santità all’Ambasciata d’Italia presso la Santa
Sede.
673
questione e il Ministero degli Esteri italiano ne fu
informato con una nota firmata dal consigliere d’Ambasciata Blasco Lanza
D’Ajeta48.
Mons. Esandi, tuttavia, era stato chiamato a dare
spiegazioni e lo fece con un lungo e dettagliato memoriale datato 2 febbraio
1943 indirizzato a Mons. Giuseppe Fietta, Nunzio apostolico in Argentina il quale
lo girò alla Segreteria di Stato vaticana. Il Nunzio aggiunse di suo «che il
prudente intervento del Vescovo di Viedma venerando e degno prelato, ha evitato
le dolorose conseguenze che il conflitto avrebbe altrimenti provocato»49, sottolineatura
che Lanza D’Ajeta evidenziò al
Ministero degli Esteri italiano50.
Nel memoriale, il vescovo ripercorre le tappe dei suoi
interventi a sostegno delle ragioni dei coloni. Mons. Esandi conosceva bene la
realtà di Villa Regina. Dopo la prima visita pastorale del 1° novembre 1935, quando
fu accolto in maniera trionfale, con tutte le case imbandierate e illuminate a
festa51, e la popolazione visse giornate intense di vita religiosa52, più volte
era stato nella colonia per motivi pastorali, interessandosi pure di questioni
temporali. Conosceva i problemi degli immigrati, le loro aspirazioni e i loro
timori, tutti legati alla questione della terra che avevano acquistato dalla
CIAC a condizioni che si erano rivelate proibitive.
La situazione si andò sempre più deteriorando, tanto che lo
stesso Emilio Bignami, fascista a capo della Comisión de Fomento, che pure aveva
lavorato a lungo per la CIAC come impiegato, a novembre del 1940 ritenne
opportuno chiedere l’intervento del governatore, ing.
Adalberto Pagano, mettendosi «imparzialmente» dalla parte
dei coloni incalzati dalla compagnia colonizzatrice53.
L’anno dopo, una quarantina di uomini accompagnati dal
parroco salesiano P. José Parolini, si presentarono a mons. Esandi che si
trovava in visita a Villa Regina. «Erano disperati», scrive il vescovo nel
memoriale, 48 Ibidem, Nota del 22 febbraio 1943 dall’Ambasciata d’Italia presso
la Santa Sede al Ministero degli Esteri: Colonia Agricola in Villa Regina (Rio
Negro). Lanza d’Aieta, come ambasciatore in Argentina visitò Villa Regina nel
maggio 1963 e la definì un «simbolo della costruttiva e fraterna collaborazione
italo-Argentina» (vedi la sua dedica nel
libro dei visitatori illustri della città presso il Circolo Italiano).
49 Ibidem, Nota verbale del 14 maggio 1943 dalla Segreteria
di Stato di Sua Santità all’Ambasciata d’Italia presso la Santa Sede (con
allegato il memoriale di Mons. Esandi).
50 Ibidem, Nota del 18 maggio 1943 dall’Ambasciata d’Italia
presso la Santa Sede al Ministero degli Esteri: Colonia Agricola in Villa
Regina (Rio Negro).
51 «Pueblo y colonia exultan ante la próxima visita pastoral
de S. Excia Rdma Mons. Nicolás Esandi», Alto Valle, 17 ottobre 1935; e ancora:
«La visita del Monseñor Esandi. Preparativos para la recepción y homenaje del prelado»,
Alto Valle,
24 ottobre 1935.
52 «Horas de intensa elevación religiosa vivió Villa Regina»,
Alto Valle, 7 novembre 1935; e ancora: «La visita del Monseñor Esandi», Río
Negro, 7 novembre 1935.
53 Comisión de Fomento, Libro Copiador, Nota n. 411, Villa
Regina 14 novembre
1940. Cit. in Silvia Zanini, Me lo contó mi abuelo, p. 167.
674
senza mezzi di vita ed al punto di perdere le fatiche di
quindici e più anni di lavoro indefesso perché non arrivando a soddisfare
l’esigenza pecuniaria della Compagnia Colonizzatrice, si trovavamo in procinto
di essere sloggiati ed espulsi, come era accaduto a tanti altri loro compagni.
La vertenza tra coloni e CIAC, infatti, andava avanti ormai
da lungo tempo, tra fiammate di protesta e tentativi di mediazione che la società
colonizzatrice di fatto aveva sempre respinto con atteggiamento padronale.
Negli anni Quaranta lo scontro si era ulteriormente acutizzato, perché l’ICLE
che aveva dapprima finanziato la fondazione della colonia, tramite la CIAC,
aveva deciso di disfarsene.
La «resistenza» dei coloni davanti ai soprusi andò crescendo
paralelamente alla loro esasperazione. Quando si rivolsero a mons. Esandi, la CIAC
e la SACRA, come evidenziò il prelato, cercavano di far soldi in qualsiasi forma
«mediante nuove estorsioni e ricuperando terre valorizzate con quindici anni di
sacrifici». Era quello il periodo in cui il giornale Solidariedad Obrera e il
quotidiano antifascista L’Italia del Popolo di Buenos Aires lanciavano
l’allarme sui caratteri drammatici della situazione di Villa Regina e sui
pericoli incombenti per quattrocento famiglie di immigrati italiani minacciate
di essere sloggiate in conseguenza dei contratti leonini che avevano dovuto
sottoscrivere54. La stessa ICLE nel 1941, mentre il prodotto andava in malora
perché invenduto a causa della guerra, inviò a Villa Regina un suo emissario,
Domenico Bartolotti, per verificare la possibilità di potenziare la
produttività delle aziende agricole in sofferenza, nella convinzione che
all’avvilimento dell’azienda corrispondesse un sensibile ribasso del valore
della terra e dell’impresa agricola55.
Alla delegazione che invocò il suo aiuto, Mons. Esandi
chiese alcuni chiarimenti e consigliò di creare una commissione di difesa dei
coloni.
Poi cercò appoggi a livello nazionale. Illustrò il dramma di
quelle famiglie al presidente della Repubblica Ramón S. Castillo il quale lo
incoraggiò ad andare avanti: «Siga, yo lo voy a sostener». Trovò attenzione anche
nel BHN, dove l’anziano presidente Enrique S. Pérez (Esandi scrive: J. Perez)
proruppe in queste parole: «Stanno ancora molestando quei poveri coloni di
Villa Regina che hanno pagato quattro o cinque volte il loro debito. Anche se
si riunissero nonni, figli, nipoti e pronipoti per lavorare insieme per un
secolo, non potrebbero soddisfare le pretese della Compagnia colonizzatrice».
Secondo il vescovo, dunque, tutto stava nelle pretese indebite della CIAC che
aveva dato vita a un sistema di sfruttamento ultracapitalistico.
54 R. Quadrado Hernandez, «Quattrocento famiglie italiane
del Rio Negro minacciate di sfratto», L’Italia del Popolo, 9 febbraio 1941
(l’articolo era stato ripreso dal periodico «Solidariedad Obrera»).
55 Bartolotti, Esperienze di colonizzazione.
675
A ogni modo, dopo gli incontri avuti a Buenos Aires, Mons.
Esandi maturò «la sicurezza di vincere a favore dei poveri coloni». Consigliati
dal vescovo, infatti, essi si riunirono ancora in una chacra dei fratelli Rotter
– c’erano tra 250 e 300 persone – e costituirono una «Comisión de defensa de
colonos». Presidente fu eletto Giovanni Rotter, il quale, come ricorda il
vescovo, fu minacciato da un dirigente della CIAC che, incontrandolo per
strada, irridendolo a voce alta gli disse: «Ecco, il valoroso presidente della
difesa. Gliela daremo nella testa». Quasi subito, racconta
Mons. Esandi, la CIAC si accanì contro i cinque fratelli
Rotter mettendo all’asta i loro 25 ettari, che erano stati trasformati nel più
bel giardino e nel più bel frutteto della colonia, nel quale «oltre il sudore e
la giovinezza, avevano seppellito circa centocinquanta mila lire ricevute in
eredità dal padre». La proprietà fu acquistata dalla SACRA. L’asta di una
chacra era considerata, però, una minaccia all’intera comunità, come hanno
confermato i testimoni dell’epoca56. Per cui – ricorda ancora il vescovo nella sua
«difesa» – la popolazione si ribellò, compatta e disposta a tutto per salvare
la proprietà dei Rotter, ma senza successo. Il vescovo consigliò di mantenere
l’occupazione della proprietà fino a che non fosse arrivato l’ordine di sfratto.
La Colonia era «unita come mai si era visto». La gente era disposta a fare
qualsiasi sproposito per salvare «chi fu sacrificato per la salute di tutti».
Nel mentre la Commissione di difesa, nel frattempo ampliata, confermava Rotter
presidente. In quel momento, a giudizio del prelato, Villa Regina si trovava
«sopra un orribile vulcano». Meglio, dunque, che il governatore mandasse per
tempo forze dell’esercito caso mai si fosse deciso di sfrattare i Rotter: «Nessuno
– spiegava allarmato il vescovo – potrà contenere la disperazione dei coloni».
La stessa disperazione il prelato la ritrovò nella vicenda
riguardante il colono Piubelli57, il primo a dare l’allarme già all’indomani della
fondazione della colonia: «Ci hanno ingannato, ci hanno tradito».
Allora lo fecero tacere, ricorda Mons. Esandi, ora gli si
dava ragione.
Nell’ottobre 1941 il Piubelli, fuor di sé, si presentò dal
vescovo. L’indomani sarebbe stato eseguito l’ordine di sfratto della sua
famiglia che sarebbe finita in mezzo alla strada. A fatica il vescovo riuscì a
calmarlo.
Ma, mentre monsignor Esandi era a cena – come faceva spesso
– a casa dell’agente consolare Giacomo Picotti, lo raggiunsero molti coloni
«disposti a difendere e vendicare il Piubelli». Con fatica il prelato riuscì a placare
la loro ira spiegando che si stava dando da fare per salvare la colonia: «Se
otteniamo il bene di salvare tutti – spiegò – troveremo pure il modo di salvare
Piubelli». Ottenne la promessa
che non ci sarebbe
56 Zanini, Las historias que nos unen.
57 Mons. Esandi non indica di quale Piubelli si tratti. Nel
1925 a Villa Regina arrivarono, infatti, Francesco, Guido e Santo Piubelli.
676
stata violenza. Malgrado la protesta «ordinata e virile»,
però, il Piubelli fu sloggiato in 24 ore. Poi un giudice gli diede tempo
qualche mese, censurando la Compagnia per il modo in cui aveva operato.
Le battaglie condotte dalla Commissione di Difesa dei
coloni, dalla FAA e dal vescovo, non sempre riuscirono a bloccare le vendite delle
terre sottratte ai coloni: soltanto nel 1943 – anno in cui la vicenda arrivò
all’attenzione della Segretaria di Stato vaticana – dopo diversi annunci sui
giornali il BHN mise all’asta 96 lotti. I coloni tentarono di opporsi. La SACRA
ne fece ugualmente man bassa.
Furono anni molto duri per la Colonia dominata da una
dirigenza in camicia nera nelle istituzioni comunitarie e nella stessa CIAC, dirigenza
che si sarebbe accanita nei confronti di diversi coloni «sol perché non
volevano essere fascisti e leggevano i giornali democratici» (il quotidiano
L’Italia del Popolo cita i nomi di Antonio Bossi, Agricolo Finessi, Onorato
Angelone e Giorgio Fedis), favorendo invece, alcuni «galoppini del fascio»
(Martucci, Martignoni, Della Schiava e altri)58.
Il vescovo Esandì, che si qualificò come «amico dei poveri
disgraziati coloni», insomma, aveva sposato la loro causa contro i soprusi della
Compagnia, cercando formule di conciliazione. I coloni, che per questo suo
impegno, lo consideravano un gradino sotto Dio59, erano disposti a pagare ma in
condizioni possibili. «Il Dottore Criscuoli – annota il prelato – gerente della
CIAC e Presidente della SACRA, ostinato nell’idea di avere tutte le ragioni e
che tutti i diritti appartengano alla Compagnia, mentre nessun diritto
favorisce i coloni, non ha voluto o non ha potuto tranquillizzare i coloni».
Nel memoriale il vescovo garantì solennemente di non avere
mai agito in nome della Santa Sede. Non si spiegava, allora, il motivo per cui l’ICLE
aveva fatto ricorso al Vaticano, e non era affatto pentito di avere dato
sostegno a «più di quattrocento famiglie italiane ed altre di altre nazioni, e
ancora, quasi altrettante famiglie italiane aggiunte per ragioni di lavoro
abbandonate in sì lacrimevoli circostanze dalle autorità italiane». Anche per
questo il 19 agosto 1942 «bramoso di aiuto e di difesa dei coloni italiani di
Villa Regina», s’era recato all’Ambasciata d’Italia.
L’incaricato d’affari Livio Garbaccio, che si era insediato
nell’aprile precedente dopo la morte dell’Ambasciatore Raffaele Boscarelli,
avrebbe voluto fargli credere che il governo italiano non era a conoscenza della
questione, anche se era ben chiaro e noto che l’Ambasciata avesse gestito direttamente
l’affare fin dalla fondazione della Colonia, mentre il consigliere
d’emigrazione Romeo Fiori cercò di scaricare tutta la 58 «Colonia Regina, feudo
fascista nel cuore della democrazia argentina».
59 Susana Yappert, «Testimonio de Tulio Perazzoli. Monseñor
Esandi, crucial en Regina», Río Negro, Suppl. El Rural, 6 settembre 2008.
677
responsabilità sul delegato dell’ICLE accusando di affarismo
il dottor Criscuoli che era stato inviato in Argentina, così affermò, proprio
«per aggiustare la Colonia di Villa Regina». Mons. Esandi non fu per niente soddisfatto
da quelle spiegazioni e commentò amaramente: «Dovetti aggiungere quest’amarezza
ai poveri figli di Italia».
Gli emissari fascisti in Argentina non tollerarono, però, la
sua richiesta di giustizia sociale. La ritenevano un’intrusione indebita nei loro
affari. E dopo avere tentato di blandirlo cercando diversi approcci con lui e
scrivendogli il 29 dicembre 1942 – quindi dopo aver chiamato in causa il
Vaticano – soddisfatti dell’esito positivo dei suoi interventi sul BHN in
difesa dei coloni quanto della Compagnia, lo accusarono presso il cardinale di
Buenos Aires Giacomo Copello di avere consigliato la violenza, e poi tentarono
di metterlo in difficoltà direttamente in Vaticano. Esandi ribadì di avere agito
in «carácter de consejero de los colonos» e non «in nome della Santa Sede».
Tantum sufficit, concluse in latino il suo memoriale. E
tanto, in effetti, bastò. Non risolse al momento il conflitto agrario, Mons.
Esandi, ma il suo intervento fu decisivo per accelerarne la soluzione e in ogni
caso frenò per qualche tempo l’aggressività della compagnia, fino alla svolta
nella gestione dell’ICLE determinata dall’avvento di un governo democratico in
Italia.
Verso la soluzione della vertenza I viaggi del vescovo a
Villa Regina furono frequenti e, regolarmente, ogni volta incontrava i coloni
in Parrocchia discutendo con loro degli sviluppi della sua mediazione e delle
azioni da intraprendere. I suoi ripetuti interventi su governo e banche – con
Criscuoli e l’ICLE il dialogo fu a lungo impossibile – a giudizio del periodico
Patagonia di Villa Regina, settimanale che fin dalla sua fondazione sostenne la
lotta dei coloni contro la CIAC, che minacciò azioni giudiziarie anche nei
confronti della testata, avevano fatto il miracolo di incanalare la complessa
vertenza verso una soluzione favorevole, grazie anche alla sinergia con Juan
Rotter, instancabile presidente del Comitato di difesa dei coloni, che in
quegli anni, per il suo impegno franco e deciso nella soluzione del conflitto,
era la persona più popolare a Villa Regina60.
La causa dei coloni, come riconobbe nel 1945 il
rappresentante locale della FAA José Bersani, aveva trovato nel vescovo, «a cui
la colonia deve
60 «Presidente de la Comisión Pro Defensa de los Colonos.
Don Juan Rotter», Patagonia (Villa Regina), 6 gennaio 1946.
678
tanto», il suo più infaticabile sostenitore61. E i risultati
arrivarono. In seguito a un complicato processo istituzionale costellato da
colpi di mano militari che portarono alla defenestrazione del generale Castillo
e, súbito dopo, del gen. Pedro P. Ramírez sostituito dal gen. Edelmiro J.
Farrel, nel febbraio 1946 assunse il potere come presidente eletto il generale
Juan Domingo Perón che, già da ministro del Lavoro, aveva avviato una serie di
riforme sociali. Il nuovo corso politico in Argentina e in Italia, creò una
situazione e un clima favorevole per portare a soluzione l’annosa ed estenuante
vertenza di Villa Regina che, fino a quel momento, era stata gestita
rigidamente dal delegato dell’ICLE. Nel 1946, infatti, giunse inArgentina il
nuovo commissario straordinario dell’Istituto, Ercole Graziadei.
L’affare Villa Regina rappresentava il vero problema che lo
aveva spinto fino al Plata. Gestioni dissennate della CIAC e dell’ICLE «targate
» fascismo, avevano dissanguato la società colonizzatrice, facendo defilare i
soci privati e le banche. Nel 1939 anche la Banca CommercialeItaliana,
direttamente interessata nella società di cui era uno dei principaliazionisti,
aveva proceduto a una sistemazione definitiva dell’affare CIAC che per anni
aveva afflitto l’istituto di credito milanese62.
Per due giorni, nel marzo 1946, Graziadei si fermò a Villa
Regina.
Incontrò, uno per volta, i coloni in difficoltà discutendo
della loro situazione«sia personale, sia familiare, sia giuridico-patrimoniale
verso l’ICLE» nello spirito di trovare finalmente una soluzione. Con il
contributo di Giovanni Rotter e del dottor Arrighi si arrivò a un «accordo sulla
IV zona e alla redazione del relativo compromesso» e si studiò cosa fare «per
ottenere il riesame della questione delle zone Ia e III» dove il BHN si era
aggiudicato molti lotti a discapito dei coloni e della stessa ICLE. Il Banco de
la Nación in linea di massima si trovò d’accordo con la soluzione concordata.
In effetti essa si presentava vantaggiosa per i coloni e per la stessa ICLE che
d’altra parte non aveva molte possibilità di manovra. Il prezzo globale della
quarta zona rimaneva a 1.500.000 pesos, di cui l’80% sarebbe andato all’ICLE e
il restante 20% al Banco de la Nación associato all’affare. I coloni avrebbero
provveduto al pagamento iniziale del 10% (e in qualche caso del 20) del prezzo
pattuito per singolo lotto, il resto del dovuto lo avrebbero pagato in
sette-dieci anni. L’accordo, al momento, sembrò soddisfacente per tutte le
parti in causa e Graziadei lasciò l’Argentina appagato per avere chiuso una «pratica»
che all’ICLE stava procurando molte apprensioni.
61 «El presidente de la F.A.A. (Sec. Local) Sr. Borsani nos
formula interesantes referencias sobre la colonización de este lugar»,
Patagonia, numero straordinario, 5 aprile 1945.
62 Archivio Storico Intesa Sampaolo (ASI), Patrimonio Banca
Commerciale Italiana (BCI), Pratiche della Segreteria Finanziaria – Pratiche di
singoli affari, n. 225, fasc. 1.5.
Sistemazione affare C.I.A.C., 1939.
679
Mons. Esandi non se ne stette con le mani in mano e continuò
nella sua azione. Nello stesso anno riuscì a ottenere un incontro con il
Presidente Juan Domingo Perón, incontro al quale presero parte diversi coloni.
Fu Perón a prospettare la soluzione. Nel caso di Villa Regina poteva essere
applicata la Ley de Aparcerías Rurales che dava ai coloni 33 anni di tempo per
pagare la terra e offriva anche crediti per la costruzione di alloggi.
Finalmente il conflitto si avviò a soluzione concreta.
Fu lo stesso Mons. Esandi a comunicarlo ai coloni fatti
riunire nel patio della Parrocchia di Villa Regina. Anni di lotta, avevano
trovato finalmente uno sbocco positivo. E di ciò, come evidenziò il parroco
José Parolini nella sua lettera di Natale del 1946 a parrocchiani, benefattori e
amici, Villa Regina doveva essere più che grata al suo vescovo: Una gratitudine
profonda e duratura Colonia Regina deve conservare e perpetuare soprattutto per
lo zelante e impegnatissimo primo vescovo della Patagonia Mons. Nicolas Esandi.
Solo Dio e pochi uomini conoscono gli sforzi e i sacrifici del venerabile
prelato per risolvere il tanto ingarbugliato e ben noto conflitto agrario e la
sua costante preoccupazione durante sette lunghi anni63.
Il vescovo ebbe la soddisfazione di vedere in salvo i coloni
della IV zona e di avviare a un felice coronamento la sua opera di salvezza dei
più e quindi dell’intera colonia. Non vide, però, il risultato finale del suo
impegno. Scomparve, infatti, nel 1948 nel compianto generale e il governo
decretò il lutto nazionale. Il 3 settembre, in occasione della morte, il
giornale di Puerto Santa Cruz El Sonido parlò del presule definendolo una illustre
personalità che seppe compiere sempre con abnegazione il suo sacro sacerdozio
coltivando con il suo esempio e la sua autorevole parola la fede cristiana tra
gli abitanti della Patagonia, meritando l'ammirazione e il riconoscimento
rispettoso di tutti64.
Un anno dopo, oltre all’elogio del parroco José Fogliotti e
del vicario capitolare e prossimo vescovo della diocesi di Viedma mons. José Borgatti
che in una lettera i fedeli ricordarono l’abnegazione di mons. 63 José
Parolini, A todos mis Feligreses, Bienhechores y Amigos, Villa Regina, Navidad
1946. Lettera a stampa, in Carte Famiglia Viero, Villa Regina (in copia nell’Archivio
dell’Autore).
64 Cit. in María de los Milagros Pierini, «Los Salesianos
en Santa Cruz durante el primer Peronismo. Docentes y algo más», Historia de
la educación – anuario (Buenos Aires), online, vol. 7, 2006, p. 228n.
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Esandi per la «causa degli onesti lavoratori»65, fu Juan
Rotter a rendere omaggio al vescovo con un volantino fatto circolare nella
colonia e che qualcuno ancora conserva66. In esso, ricordando le «omeriche
lotte» per la salvezza della colonia e dei suoi colonizzatori e i sacrifici e
la fede che le avevano accompagnate, Rotter esaltò l’«arduo impegno» del
vescovo: Nessun dottore in legge ebbe il coraggio di difendere i diritti umani di
un colono! Soltanto un dottore in teologia, un Vescovo, il nostro caro Mons.
Nicolas Esandi, osò caricarsi il pesante fardello di difendere il colono,
portandolo senza scoramenti, senza sosta, fino a pochi giorni prima di lasciare
questo mondo.
Dal momento del coinvolgimento di Esandi, a ogni modo,
passarono quasi dieci anni di lotte, fatiche e sudori per vedere mettere la parola
fine all’incubo delle minacce di sfratto. Solo nel dicembre 1950, infatti,
iniziò la consegna dei titoli di proprietà ai chacareros 67 e si pose fine,
così, a un’epopea iniziata un quarto di secolo prima.
Villa Regina ricorda il suo primo vescovo con un monumento,
una via e una scuola a suo nome, scuola costruita su un terreno donato dal colono
Guillermo Donolo.
Pantaleone Sergi pantaleonesergi@gmail.com
ICSAIC – Centro di Ricerca sulle Migrazioni, Università della Calabria
65 José Fogliotti, Pobladores y colonos de Villa Regina,
Lettera a stampa, settembre 1949, in Carte Famiglia Viero, Villa Regina.
66 Juan Rotter, Colonos de Villa Regina, volantino,
settembre 1949, in Carte
Famiglia Viero, Villa Regina.
67 «A Villa Regina i nostri coloni sono proprietari»,
Corriere degli Italiani, Bs. As., 8-14 gennaio 1951.
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Abstract
Villa
Regina, founded in 1924 at the behest of Mussolini in the Upper Valley of the
Rio Negro (Patagonia, Argentina) was a fascist model of artificial planned
colonization. Four hundred Italian families were “recruited” by the CIAC
(Italian-Argentine Society of Colonization) with the promise that, in a few
years, they would become owners of any lot assigned to them, and paid with the
fruits of their labor. Production problems, market disruptions and natural
disasters soon brought the economy to its knees, causing the collapse of the
fledgling colony. The CIAC tried to overcome the settlers and already in the
twenties harsh conflicts, strikes and acts of violence exploded, lasting until
1950. With the settlers, as documented in this work which is based on
unpublished archives and journalist sources, were the Argentine Agrarian
Federation and especially the Church. The intervention of the bishop of Viedma,
Msgr. Nicolás Esandi, was not appreciated by the emissaries of fascism and ICLE
(National Institute of credit for the Italian labor abroad) who had taken over
the CIAC. Clearly angry, in 1943 they tried to put the bishop in trouble before
the Vatican, creating an obvious embarrassment among the diplomats of the two
banks of the Tiber. The action of Msgr.
Esandi in
support of the settlers, however, continued unabated and finally the conflict
headed towards a concrete solution. Only in December 1950, however, the
delivery of property titles to the settlers began.
Autor: Pantaleone Sergi.
Centro de Investigación sobre Migración - Instituto Calabrés
de Historia del Antifascismo e Italia Contemporánea - Universidad de Calabria.