miércoles, 1 de enero de 2014

De las crónicas diarias del Padre Marcelo Gardin. Enero de 1932 y su defensa a los primeros colonos.

Enero de 1932.
Recorriendo las crónicas diarias del Padre Marcelo Gardin, escribía que: “siendo los primeros días del año 1932, tuve líos y enfrentamientos con la policía, y a raíz de defender a los colonos contra las arbitrariedades de los subalternos, hoy debí salir en defensa del colono Clozza, de la 3ra. Zona, que había disparado la escopeta contra gente que estaba robando sus animales, y había herido a uno, que era empleado del ferrocarril.
La policía le estaba haciendo un sumario, y lo querían hacer pasar por loco para salvar a un policía que estaba de acuerdo con el que robó.
Clozza estaba detenido. Cuando tuvo que firmar el sumario, el colono Clozza pidió dos testigos.
Uno de ellos –dijo- tiene que ser el Padre Gardin.
Cuando llegué a la Comisaría, el Oficial sumariante y el Comisario ya sabía que había informado lo sucedido a la Gobernación, porque fueron avisados desde la Oficina de Correos, y me dijeron:
- ¿Por qué Padre, no se puso  de acuerdo con nosotros? Hubiera bastado un golpe de teléfono, y nos hubiéramos entendido.
- Yo jamás me podré entender con ustedes, cuando se trata de falsificar los hechos, tapar responsabilidades, crear imputación contra la verdad, y contra la justicia… etc.
Afueran tocan el timbre, el sumariante sale, quedo sólo con el Comisario y le digo:
- ¿Y usted, quién es señor?
- Soy el Comisario; Padre.
- Usted me mandó a llamar, y aquí me hace hablar como un dependiente suyo.
¿Acaso, es mudo y no conoce el asunto? Si yo llamo a alguno a mi casa, no le mando el cocinero para hablarle.
- Yo soy nuevo aquí, dijo el Comisario.
- Bueno, Sr. Comisario, hasta luego y lo planté.
Unos días después llegaron, un Sumariante y un Comisario, nuevos.
Y Clozza volvió a su trabajo, pero ni él ni su mujer, podrán olvidar el atropello y la injuria”.


Se transcribe un fragmento de lo publicado en el libro “Historia de Villa Regina y sus Memorias” de Franco González, 2002, Imprenta Rayó, primera edición: Villa Regina, página 163.

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