AURORA FIORETTI DE ANTINORI, UN SIGLO DE HISTORIA.
A días de celebrar sus 104 años Aurora Fioretti de Antinori,
pionera reginense, hija, entre ocho hermanos, de María Bugiolachi y Pedro
Fioretti, falleció en su casa, rodeada de afecto y familiares, dejando entre
otros recuerdos, el de haber sido la responsable de entregar la llave simbólica
que abrió la puerta a futuras generaciones, durante la inauguración de la nueva
subida a la barda.
En su memoria, la Municipalidad de Villa Regina desea, a
través de estas líneas, honrar a esta mujer que sumó a la historia de la ciudad
y permanecerá como protagonista de una de las tantas historias que no dejan de
asombrar por su riqueza y sus virtudes.
Aurora, nació en Bahía Blanca el 26 de enero de 1910, y
vivió sus primeros años en Allen, donde su padre tenía hectáreas para trabajar
la alfalfa, hasta que llegó a Villa Regina, junto los primeros pobladores de la
colonia “Regina Pacini de Alvear”, en 1924.
Convocada por la labor niñera, Aurora llegó a este suelo a
los 14 años, con el objetivo de cuidad a los hijos de un tía que vivía en una
chacra, oportunidad en la que conoció a su esposo, Julio Antinori, diez años
mayor que ella, entonces tractorista del lugar. Casas iguales, una zona donde
todo era monte, penurias y difíciles momentos es lo que se grabó en la memoria
de Aurora sobre la vida en la Colonia de aquel entonces, allá por 1924, que
solo encontró solución en la década cincuenta, durante la presidencia de Perón.
Algunos años después, ya siendo matrimonio , Aurora y Julio
volvieron a Allen y de allí se trasladaron a Bahía Blanca pero… “el valle se
extrañaba” por lo que el regreso a Regina se produjo indefectiblemente y fue
entonces cuando el matrimonio comenzó el arduo trabajo en la cosecha. Aurora
realizaba, voluntariamente, las tareas de la chacra, lo que les permitió
ahorrar y comprar un camión Ford A que, además de ser el primero de la familia
Antinori, era el único para muchos vecinos y trabajadores que podían llegar,
desde las chacras, por ejemplo a los carnavales o a los bailes del Club Regina
y del Círculo Italiano.
La familia Antinori – Fioretti terminó de consolidarse con
la llegada de cinco hijos, todos nacidos en la chacra: Inés, Hilda, Juan,
Matilde e Isabel, con lo que el trabajo se convirtió en una rutina diaria, pese
al buen pasar económico, con abundante sabor a casero: facturas de cerdo, pan,
salsas y hasta las inolvidables tortafritas.
Hermana y sobrina de músico y de buen oído, Aurora estuvo
siempre atraída por el canto, rodeada de sus hijos, nietos, bisnietos…
impregnadas de histórias, anécdotas y “ganas de vivir” tal como lo expresó al
cumplir sus 100 años.
Con la misma actitud emprendedora y entusiasta que
caracterizó a Aurora hasta sus últimos días, intentan estas líneas expresar el
agradecimiento, tanto a ella como a su familia, por el aporte incondicional a
la historia de grandes mujeres que forjaron los inicios de Villa Regina.
(La nota fue redactada a partir de la información
recolectada por la Museóloga Magalí Catriquir, a través de una entrevista
realizada a Aurora, en ocasión de su cumpleaños N° 100).
Se transcribe lo publicado en el Periódico “La Comuna de
Villa Regina” (edición Nro. 528), miércoles 29 de enero de 2014, página 13.
Imágenes: ¡BIEN DE REGINA!
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