El domingo 22 de Septiembre de 2013 arribaron a la Ciudad de
Villa Regina (provincia de Río Negro) el Ing. Miguel San Martin, su hermana
Cristina y su Sra. Esposa Susan Olman.
El ingeniero venía contento luego de haber sido elegido por
la Fundación Konex entre los 100 científicos de la década. Miguel San Martín
regresó a sus pagos de nacimiento la Ciudad de
Villa Regina.
El lunes 23 de Septiembre de 2013 el Ing. San Martin brindó
a las 10 horas una Conferencia de Prensa en la Sala de Sesiones del Concejo
Deliberante llena de emociones al recibir de parte de este cuerpo reginense la
Declaración de Ciudadano Ilustre de Villa Regina luego visitó la empresa nacida en Villa Regina, Jugos S.A.
A las 17 horas, siguieron las emociones, los buenos
momentos, el recuerdo y participó del acto en el que cual se impuso el nombre
de Salvador San Martín al Pulmón Ecológico, a partir de una iniciativa aprobada
por el cuerpo legislativo reginense.
El martes 24 de Septiembre brindo dos charlas sobre su
experiencia en la NASA y la misión del Curiosity en el planeta Marte a
estudiantes de nivel medio durante la mañana (a las 10) y la tarde (a las 15)
en el teatro del Círculo Italiano. Al finalizar dicha actividad se le entregó
una plaqueta recordatoria.
“EN NINGÚN LUGAR SE VE TAN BIEN LA VÍA LÁCTEA COMO EN LA
PATAGONIA” dice el ING. MIGUEL SAN MARTIN.
scaneo de publicado en Revista Gente. |
MIGUEL SAN MARTIN.
“BAJO EL CIELO DE VILLA REGINA EMPECÉ A SOÑAR CON EL
ESPACIO”
EL INGENIERO ARGENTINO QUE TRABAJA EN LA NASA DEJÓ LOS
ÁNGELES POR UNOS DÍAS Y VIAJÓ HASTA RÍO NEGRO. EN UN DESAFÍO A LA NOSTALGIA,
TRAS 16 AÑOS VOLVIÓ A LA CHACRA QUE PERTENECÍA A SU FAMILIA, DONDE NACIÓ Y
PASÓ MOMENTOS INOLVIDABLES. LAS SENSACIONES Y PROYECTOS DE UN GENIO QUE CELEBRA
EL PASADO, PERO VIVE Y TRABAJA POR EL FUTURO.
A continuación se transcribe lo publicado en la tradicional
revista argentina “GENTE Y LA ACTUALIDAD” N° 2515 – 1° DE OCTUBRE DE 2013,
páginas 60 – 64. Una entrevista de Ana van Gelderen y fotos de Cecilia Maletti
y Alejandro Bratin.
Cerebro de la NASA… cultivado en el Alto Valle, Miguel
recorrió las plantaciones de manzanas de la zona de chacras donde nació hace 54
años. A mil kilómetros de Buenos Aires está su lugar en el mundo.
El sol iluminaba la barda, pero los álamos habían sido
talados. No estaban las gallinas, ni los chanchos con sus chanchitos. Eso sí: la
puerta de la casa era la misma. Y cuando Miguel San Martin (54) la abrió, hizo
el ruido de siempre. Después de dieciséis años, el ingeniero argentino que
trabaja en la NASA volvió a la chacra donde nació y al pueblo donde pasó los
veranos e inviernos de su vida. Ahí se enamoró del cielo y de las estrellas
sobre las que después trabajaría desde Los Ángeles, California. Junto a su
mujer Susan, y a su hermana Cristina, retornaba al “paraíso en la Tierra” que
sus padres habían imaginado para él y sus cinco hermanos. “Parte de la casa
estaba muy cambiada, pero la cocina seguía igual y muchos de los muebles en su
lugar. Es que la vendimos con todo…En la habitación de mis padres seguía la
cama donde nací: se veía igual”, relata Miguel, ya instalado en el departamento
que alquila en Buenos Aires cada vez que viene. Entonces emociones sobre
aquella vuelta a Villa Regina se suceden una a una, y los tres días en la
ciudad del Alto Valle de Río Negro vuelven a tener sentido. “Habíamos estado
por última vez en julio de 1997, una semana después de que el Pathfinder (nave
espacial en la que trabajó Miguel) aterrizara en Marte. Aquella vez fui con
Susan y mis hijas, Samantha y Madelaine. No sabíamos que sería la última… La
chacra se vendió en 1999. Mi padre ya
había muerto, mi mamá estaba muy enferma y ya no podíamos seguir esfuerzos para
mantenerla. Era un lujo que no nos podíamos dar”, explica Miguel, y de alguna
manera se convence de que “era lo que había que hacer”.
LA VUELTA AL PARAÍSO. Un par de razones sirvieron de excusa
para que Miguel se tomara catorce días y dejara el JPL (Jet Propulsion
Laboratory) de Los Ángeles, donde vive y trabaja desde hace veintiocho años.
Desde Villa Regina lo convocaron para nombrarlo Ciudadano Ilustre de la ciudad.
Además, homenajearon post mortem a su padre, el ingeniero Salvador San Martin,
que le da nombre a un nuevo parque en la ciudad. “El viejo hizo mucho por la
Patagonia. Construyó caminos, colaboró con escuelas, hizo grandes obras y
además se lo recuerda porque escribió Como la Argentina perdió la Patagonia. Un
cuento fantástico”, comenta. Por otro lado, en Buenos Aires le otorgaron un
Premio Konex por Tecnología y Desarrollo y presenció el Tedx Río de la Plata
(una serie de charlas de las que ya participó en otra ocasión). Para venirse,
alcanzaba con ajustar algunas fechas. Y no desoír semejante llamado del pasado.
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-¿Qué significaba la chacra para vos?
-Era todo. No era una casa sofisticada, pero tenía alma.
Estaba más bien atada con alambre. Nuestros padres se habían
instalado allá cuando la Patagonia era un desierto y habían hecho todo con sus
propias manos. Una belleza de 37 hectáreas. Queda a tres kilómetros al este de
Regina, sobre la Ruta 22. Es el lugar donde nací, al igual que mi hermana,
Cristina. En 1959 la gente nacía en hospitales, pero mi padre era un
romántico…A medida que fuimos creciendo nos vinimos a Buenos Aires. Vivíamos en
un noveno piso y, en verano, la chacra significaba poder andar a caballo, salir
en bici… Siempre invitaba amigos porteños. En la chacra se hacía dulce, marron
glacé, castañas en almíbar y se carneaba, entre otras cosas. Cultivabamos
manzanas y peras para la venta y además teníamos frambuesas e higos ¡Nunca
volví a comer higos tan ricos!
-Y te animaste a volver…
-No fue fácil. Viajamos a Regina de domingo a miércoles.
Cuando se enteraron que estaríamos en la zona, los dueños –que son una familia
de allá- nos invitaron a comer un asado. Yo dije: “¿Chan!”. No sé si queríamos
entrar a la casa… Pero había que hacerlo, aunque más no fuera para cerrar ese
capítulo. Por eso aceptamos y quedamos en encontrarnos el lunes. De todas
maneras, y como para prepararnos, el domingo pasamos con el auto y nos bajamos
para ver desde la entrada. Pero justo apareció el dueño y nos invitó a pasar.
La recorrimos un buen rato. Al día siguiente, cuando volvimos, todo fue más
fácil.
-¿Qué sentiste?
-Una mezcla de sentimientos… Mucha nostalgia. Así es la
vida. Nos encontramos con Pedro, alguien que trabaja desde entonces y fue muy
lindo. En cada rincón me acordaba de las cosas que hacíamos. Que estaban ahí
pero no estaban… A veces me cuesta que algunas cosas avancen. Casi me muero
cuando pusieron electricidad en la chacra. ¡Se acababa la magia del grupo electrógeno
y el kerosén! Para mí, la chacra tenía que quedarse en el pasado. Y te lo digo
yo, ¡que trabajo para la NASA! Se supone que no me pudo quejar de que el mundo
progrese. Soy como Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Hay una parte de mí que es de
avanzada, pero otra que ama el pasado.
-Todo tiene que ver con cerrar un capítulo.
-Si… O con abrir uno nuevo. Hoy no tenemos la chacra, pero
la barda todavía existe, las acequias, el río y todo lo lindo del valle y su
gente. Ahora podremos ir a visitar amigos. Porque si bien fue duro, conectamos
con un montón de personas con las que habíamos perdido contacto. Ahora con
Facebook –yo no tengo, pero Susan sí-
podemos estar vinculados para siempre.
-Y pudiste volver a ver el cielo como sólo se ve desde la
Patagonia.
-En ningún otro lado se ve tan bien la Vía Láctea. Volví a
ver el cielo que me mostraba mi papá cuando me enseñaba las estrellas y sus
constelaciones. Se las sabía todas porque, como ingeniero civil, había
aprendido a usarlas para ubicarse al construir caminos en el desierto. El GPS
no existía y uno dependía de las estrellas para orientarse. Bajo el cielo de
Villa Regina empecé a soñar con el espacio.
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“Ezeiza a Los Ángeles” rezan los boletos de embarque con
fecha 29/09/2012. Para Susan es la vuelta a casa, pero para Miguel sólo una
escala. Hombre de la NASA, lo espera Houston, Texas para una reunión de tres
días entre científicos, físicos y astronautas.
-¿En que estás trabajando ahora, Miguel?
-En algo muy grande, aunque aún no está aprobado.
La NASA y (Barack) Obama lo quieren hacer, pero está trabado
en el Congreso. Vamos a capturar un asteroide chico, de menos de diez metros.
Lo vamos a chupar y transportar desde su órbita hacia la Luna. Y una vez que
esté ahí, le va vamos a mandar astronautas para estudiarlo. Lo lindo es que la
misión conecta lo tripulado con lo no tripulado. Entonces estaríamos
desarrollando tecnología para la defensa planetaria. Un asteroide terminó con
la vida de los dinosaurios. Queremos estudiarlos para saber cómo desviarlos. Es
un proyecto que me entusiasma, porque tenemos que desarrollar el sistema de
navegación desde cero. Y también estamos trabajando sobre un cometa. Veremos…
Mientras tanto, estoy contento con haber vuelto al Valle de Río Negro, de haberme
reconectado con su geografía y su gente. Se nota ¿no?
EN EL CÍRCULO ITALIANO DE VILLA REGINA EL ING. SAN MARTIN BRINDÓ CHARLAS SOBRE EL CURIOSITY, LA NAVE QUE ESTUDIA EL PLANETA MARTE GRACIAS AL SISTEMA DE NAVEGACIÓN QUE DESARROLLÓ. EN SU INFANCIA DISFRUTABA ALLÍ DEL CINE.
FOTOS GENTILEZA DEL FOTÓGRAFO Y REPORTERO GRÁFICO REGINENSE MIGUEL ÁNGEL GUTIÉRREZ DE LAS MISMAS CON ESTUDIANTADO DE LAS ESCUELAS REGINENSES.
FOTO DE MIGUEL ÁNGEL GUTIÉRREZ. EN EL CONCEJO DELIBERANTE: EL REGINENSE GUILLERMO PIRRI Y EL REGINENSE MIGUEL SAN MARTIN. |