Su hazaña en la Vuelta de la Manzana del ‘73 le valió el reconocimiento nacional. En el ‘98 corrió su último rally por el Argentino.
Cada abril, desde hace seis años, renace la leyenda. Hasta los que no lo conocieron escucharon su nombre alguna vez. Simples espectadores dicen haberlo visto en la pista, desvestir a un policía con la velocidad de su auto. Otros aseguran haberlo alentado en la ‘Vuelta de la Manzana del 73’, mientras que los más íntimos, cuentan anécdotas como la del ‘guanaco’ o el caballo en el medio del camino.
Los amigos y compañeros, cada vez que pueden, reviven las ‘locuras’ del ‘Gringo’ en los hoteles y viajes. Cada uno lo recuerda a su manera, con nostalgia, admiración, idolatría o felicidad.
Fue y será ‘el Horacio’ de la gente, del pueblo, de Regina y del Valle.
La leyenda nació el 13 de setiembre del 48 en la localidad de Cañadón Seco, provincia de Santa Cruz, pero siempre fue de Regina. Su inmortalidad, quedó sentenciada el 25 de marzo del 73’ cuando con su Fiat 125, postergó en la Vuelta de la Manzana, a todos los ‘grosos’ de los equipos oficiales.
Hoy se conmemora, un nuevo aniversario de su partida, hacia una carrera inigualable y eterna. Una partida, desde un lugar de privilegio, desde la ‘pole’ y rumbo a un lugar casi conocido para él. Se codeó con la muerte cada vez que aceleró a fondo, en cada curva y en cada recta. Tal vez por eso, la muerte le rindió culto, a quien nunca le tuvo miedo y entonces le regaló su nombre (calle Horacio Jorge Santángelo) al sector más peligroso del rally de nuestras tierras.., la bajada más temida y respetada por cualquiera que diga ser piloto.
«Una persona normal no puede ser campeón ni ganar, porque cuando uno arriesga tanto, se juega la vida en cada instante y atenta así, contra sus propios principios de conservación» dijo Horacio alguna vez.
Comenzó el deporte motor a los 20 años, compitiendo en el circuito de Roca con un Fíat 1500. Sorprendió con su manejo espectacular y en cada autódromo de la zona se ganó la simpatía del ambiente.
En aquel momento, se alternaban pistas de tierra con las de asfalto y fue una época en donde cada ciudad tenía un ídolo, o por lo menos un representante.
La Vuelta de la Manzana fue un clásico en su vida, ya que en la séptima edición preparó el auto con su primo y acompañante Jorge Dall’Aguirre. En esa época, eran no menos de 500 kilómetros por cada prueba y todo se hacía a pulmón y en casa.
Se largó de Viedma y el primer tramo culminaba en Roca. El equipo oficial Fíat quedó csólo con el auto de Zunino en carrera y ubicado en el cuarto puesto. El ‘team’ oficial lo convoca y el ‘Gringo’ pone sus condiciones. Ya evidenciaba sus agallas, sentenciando con aquella carrera, su vida deportiva. Muchos lo recuerdan como un fuera de serie, abajo y arriba del auto. Fue un tipo inmensamente feliz. Por lo menos era lo que demostraba y a decir verdad, Santángelo nunca ocultó nada. Frontal y polémico como pocos, vivió a su manera, no se guardó nada, dejó su sello y es orgullo de Hernán, Gustavo y ‘Juani’ (sus hijos).
Dijo también «un hombre debe tener un amigo y un amor, y yo lo tuve».
Cada lugar del ambiente ‘tuerca’ lo recordará con una sonrisa, anécdota o reflexión. La calle lo celebrará con respeto y admiración, mientras que en su hogar, Susana lo tendrá a la mesa, compartiendo el desayuno como cada mañana.
Hoy, se lo celebra como si se tratara de su cumpleaños, porque para ser justos, digamos que un 21 de abril.., el ‘Gringo’ Horacio Jorge Santángelo nació a la inmortalidad.
Al cumplirse el 6to. año de la partida física del recordado Horacio Santángelo, Diario "La Mañana Roca", publicó este artículo el 19 de abril de 2012.El recordado Horacio, junto al "Payo" Carbonari, muchas veces su compañero en el auto de carrera y "correrías".
En 1.976 -yo tenía 12 años- fui con mi Madre a General Roca a que me viera un médico. Al día siguiente no llevó de regreso Horacio Santángelo, a mi madre y a mi, hasta nuestra localidad, a 150 kms. . distanciaEs un recuerdo infantil: era una persona alegre, de muy buen humor. Y era un ídolo para nosotros, los pibes de entonces.-
ResponderEliminarRecuerdo el asado en Paso Cordova esperando que pasara después de Recalde el otro 18 oficial de Moroni y a lo lejos se vieron los faros redondos del Peugeot 504 de Horacio, nos volvimos locos ! Eso despertaba esta bestia del volante, si hubiera tenido proyección nacional me imagino que hubiera llegado muy lejos. gracias Horacio por todo lo que nos diste !
ResponderEliminarYo también fui al paso Córdoba. No era Peugeot era la ocupe 125. Fue muy emocionante estábamos escuchando al Gran Carlitos Zarraga desde el avion. Fue para llorar cuando minutos antes que pisarán el asfalto lo paso Horacio al primero que hasta ahí era Recalde. Muy emocionante
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