EL TESTIMONIO DE UNO DE LOS PRIMEROS POBLADORES DE LA
COLONIA REGINA, EMILIO BIGNAMI, AÑO 1974 – 50° ANIVERSARIO DE VILLA REGINA.
EMILIO BIGNAMI FUNDADOR, PIONERO, ANIMADOR así lo califica
el Suplemento “VILLA REGINA LA PERLA DEL VALLE EN SUS 50 AÑOS” del Diario “LA
NUEVA PROVINCIA”, miércoles 6 de noviembre de 1974 (páginas 34-35) y agrega: “Don Emilio Bignami, con sus 83 años, puede
contar la historia de Villa Regina, punto por punto. Toda la historia y la
prehistoria de esta joven población, que llega a su cincuentenario. Fue
fundador, pionero y animador de aquellos primeros días, cuando todo era
incierto y duro”.
Se transcribe lo publicado en el Diario "La Nueva Provincia" en 1.974.
LA HISTORIA ES UN HOMBRE.
EMILIO BIGNAMI EL HOMBRE QUE FUNDÓ VILLA REGINA ANTES QUE
VILLA REGINA SE FUNDARA…
Siete años en la vida militar incluyendo cuatro de la guerra
europea, ocuparon los años jóvenes de Emilio Bignami. Como tantos otros
italianos en una Europa desangrada, fatigada y con escasas perspectivas,
Bignami aceptó el sueño y el reto de América, la promesa ubérrima. Y se vino. A
principios de mayo de 1924, llegó a esos lugares del Alto Valle, acompañando a
un amigo. Aún no había decidido su futuro, y con el compañero quisieron ir
hacia el norte, a Jujuy, a vender una partida de cristales de Murano. Alguien
robó la mercadería y ambos debieron recalar en Buenos Aires. Aquí ocurre un
acontecimiento que había de modificar todo el trazado de una vida.
Oigamos el relato del mismo Bignami:
- “Tuve que ir por una gestión particular al Banco Francés e
Italiano de Buenos Aires. Fue una apasionante sorpresa que me encontrase con un
amigo de mis mocedades, que ocupaba una alta función de asesora en ese
establecimiento. Por entonces se proyectaba atraer vastos contingentes de
inmigrantes italianos, que después de la guerra, habían quedado sin ocupación.
Era la Compañía Italo Argentina de Colonización, la que pretendía volcar parte
de esa corriente italiana hacia la zona del alto valle, aprovechando los
siempre crecientes canales de riego. El ingeniero César Cipolletti había
confiado y reiterado la promisoria riqueza del valle rionegrino. Su yerno, el
ingeniero Felipe Bonoli, estaba a cargo de la dirección de esa compañía.
Pero fue necesario hacer un estudio del terreno para
fundamentar las razones y posibilidades al momento de trasladar esos
contingentes.
“Todas las Mañanas…”
“Se me enmendó esa tarea –dice Bignami- por especial
deferencia de ese, mi amigo, a quien encontré en el banco.
Llegué y como no había fonda ni lugar disponible para
albergarme, después de andar de aquí para allá, bajo cualquier techo de galpón,
me dispuse a construir un rancho en lo que Ingeniero Huergo.
Desde allí cada mañana a caballo, con mi teodolito, andaba
por estas tierras desaladas, buscando el lugar más adecuado para fundar la
población.
Presenté el informe, que fue aceptado por el Banco y la
Compañía, y se iniciaron las tareas para el traslado de mis paisanos. Fueron
llegando de a poco, todo era duro, los primeros días, los primeros días la
gente se sentía empequeñecida frente al
paisaje enorme, solitario, infinito, al parecer…”
“Se entregaban lotes a cada colono, por un valor de cien
pesos. Y en el primer trabajo, sólo se sembraba alfalfa. Pero las respuestas no
se daban enseguida. Y muchas veces eran escasas. Había que esperar y era mucha
la distancia del pueblo natal y más aún la de un probable bienestar. Todo era
muy duro, amigo. Muy duro, -nos dice este capitán del ejército italiano que
peleó en dos guerras, y debió pelear aquí años y años, contra el enemigo
impersonal de la incertidumbre, de la noche misteriosa, de los caminos
desolados que sólo llevaban a otras soledades. Por eso, muchos desertaron y se
fueron a fundar la Colonia Centenario. La historia, después –dice Bignami- fue
muy áspera.
Hubo mucho descontento con la Compañía de Colonización. Hubo
fricciones, pasamos momentos muy
dramáticos. Hubo desalojos. Y sobre todo, hubo mucha pobreza, mucha necesidad y
también miseria. Pero aquí estamos –nos decía enseguida consolándose de sus
amargos recuerdos- aquí estamos en la ciudad tan linda ¿Nole parece linda esta
villa? Es un paraíso.
Recuerdo la primera escuela, el hospital que tanta falta
hacía, el primer puesto policial. “Todo era primero” dice el pionero.
Emilio Bignami trabajó con la compañía, estuvo en todas las
tareas comunitarias, fue intendente municipal, autor de numerosas iniciativas
de bien común a las que prestó su apoyo.
Posee actualmente una de las más modernas plantas de empaque
y en su casa –una casona de típica arquitectura rodeada de un parque-
transcurre su 83 aniversario evocando aquellos tiempos.
Hoy que Villa Regina está en el medio siglo, es el único
sobreviviente del grupo director que fundó la villa.
Conversa con nosotros y todo en él son recuerdos apretados
hasta de las cosas más sencillas, porque en su corazón, ellas tienen valor
altísimo. “Si algo debo decir, como enseña este medio siglo, es esto la
importancia de los caminos pavimentados, que son la base más fecunda del
progreso.
Gentileza para ¡BIEN DE REGINA!: Señor Pablo La Rosa.